A Cora Páez de Topel Capriles

A Cora Páez de Topel Capriles
A Cora Páez de Topel Capriles, gran amiga de Aziz Muci-Mendoza, él le recordaba al compositor de mediana edad Gustav von Aschenbach, protagonista de la película franco-italiana "Muerte en Venecia" (título original: Morte a Venezia) realizada en 1971 y dirigida por Luchino Visconti. Adaptación de la novela corta del mismo nombre del escritor alemán Thomas Mann.Se trata de una disquisición estético-filosófica sobre la pérdida de la juventud y la vida, encarnadas en el personaje de Tadzio, y el final de una era representada en la figura del protagonista.

domingo, 20 de septiembre de 2015

El pontificado de Francisco será recordado por su continuo discernimiento de los estilos de vida, tanto a nivel sociopolítico y económico, como intraeclesial. Su propuesta de cambios en la Iglesia exige superar el «clericalismo -ese deseo de señorear sobre los laicos-, que implica una separación errónea y destructiva del clero, una especie de narcisismo» (Entrevista de Antonio Spadaro SJ a Francisco, 27-9-2013). Como nos recordó en la Evangelii Gaudium, si los miembros de la institución eclesiástica no se convierten, entonces «muchos no encontrarán espacio en sus iglesias particulares para poder expresarse y actuar» (102), poniendo así en riesgo a la credibilidad de la Iglesia (Quito, 7-7-2015).

El complejo del elegido

La elección no es un privilegio ni una separación y menos aún el ejercicio de una tiranía pastoral

RAFAEL LUCIANI |  EL UNIVERSAL
sábado 19 de septiembre de 2015  12:00 AM
El pontificado de Francisco será recordado por su continuo discernimiento de los estilos de vida, tanto a nivel sociopolítico y económico, como intraeclesial. Su propuesta de cambios en la Iglesia exige superar el «clericalismo -ese deseo de señorear sobre los laicos-, que implica una separación errónea y destructiva del clero, una especie de narcisismo» (Entrevista de Antonio Spadaro SJ a Francisco, 27-9-2013). Como nos recordó en la Evangelii Gaudium, si los miembros de la institución eclesiástica no se convierten, entonces «muchos no encontrarán espacio en sus iglesias particulares para poder expresarse y actuar» (102), poniendo así en riesgo a la credibilidad de la Iglesia (Quito, 7-7-2015).

El 28 de julio de 2013 nos habló de algunas de las tentaciones que no ayudan a la institución eclesiástica. Se refirió a «la ideologización del mensaje evangélico», «el reduccionismo socializante», «la ideologización psicológica», «la desviación pelagiana», «el funcionalismo» y «el clericalismo». Todas ellas revelan un grave hecho: la existencia de una patología deformada del poder eclesial; pero también plantean una necesidad: el cambio de mentalidad requerido.

Francisco procura el cambio de las estructuras eclesiásticas. No quiere que siga cayendo en el funcionalismo propio de los sistemas autoritarios. Por ello, ha propuesto revisar el modo como el clero y la vida religiosa entienden su vocación. Es lo que él ha llamado: el complejo del elegido. Con estas palabras quiere referirse al origen de lo que él denomina «la patología del poder eclesial». Esta es una actitud que nace en las casas de formación de clérigos y religiosos, se extiende por las parroquias y se fortalece con estilos de vida no acordes con la dimensión profética del evangelio.

Francisco critica a aquellos que entienden el llamado al sacerdocio o a la vida consagrada bajo una deforma- da teología de la «elección», según la cual Dios separa a una persona del mundo para otorgarle un grado superior respecto de los otros miembros de la Iglesia (Discurso a la Curia, 22-12-2014). De esta mentalidad deriva una estructura eclesiástica piramidal y paralizada que no sabe discernir los signos de los tiempos y que parece obviar a los dramas que afectan a las grandes mayorías.

Si esta mentalidad no cambia, los religiosos y clérigos corren el riesgo de quedar reducidos a un «círculo cerrado donde la pertenencia al grupo clerical es más importante que el cuerpo eclesial mismo en su conjunto, creando así una grave separación entre laicado y sacerdocio ministerial» (Discurso a la Curia, 22-12-2014). Parafraseando a Francisco, se estaría concediendo la primacía a «las partes» (ministros ordenados, vida religiosa, grupos intraeclesiales) antes que «al todo» (pueblo de Dios).

La elección no es un privilegio ni una separación y menos aún el ejercicio de una tiranía pastoral. El clericalismo conduce a los miembros de la institución a vivir una «esquizofrenia existencial» (2013), lo que significaría una pérdida del contacto con la realidad, con las personas concretas y sus problemas reales. Se estaría otorgando primacía a la «ocupación de espacios» de poder y a la realización de proyectos individuales, antes que a «la puesta en marcha de procesos» que responden a las personas, especialmente las más pobres y necesitadas. 

Por ello, si no se procura un cambio en la mentalidad eclesial, muchos terminarán siendo «una caricatura en la cual actúa un seguimiento sin renuncia, una oración sin encuentro, una vida fraterna sin comunión, una obediencia sin confianza y una caridad sin trascendencia» (Homilía, 2-2-2015).

Doctor en Teología

rlteologiahoy@gmail.com

@rafluciani

Inmediatismo efectista

FERNANDO CASTRO AGUAYO |  EL UNIVERSAL
viernes 18 de septiembre de 2015  12:00 AM
La preocupación de Francisco sobre el ambiente es de aplaudir. Propicia que las autoridades tengan un diálogo entre las nuevas políticas nacionales y las locales. Sin duda es necesario porque los afectados en los cambios ambientales son las personas, familias y no los entes abstractos. Y señala un gran peligro: el "inmediatismo político" (LS, 178).

El Papa destaca en primer lugar que el deseo de producir efectos de crecimiento a corto plazo hace que se tomen medidas efectivas, que no producen ni riqueza ni cooperan al ambiente: distorsionan la integración entre actividad de la persona, trabajo y medio ambiente. Expresamente "Laudato si" subraya que "la miopía en la construcción de poder detiene la integración de la agenda ambiental con mirada amplia en la agenda pública de los gobiernos" (n. 178). Y recuerda el principio rector: "el tiempo es superior al espacio", que somos más fecundos cuando nos preocupamos de generar procesos más que por dominar espacios de poder" (Cf. 178).

En esta materia es necesaria "la continuidad". Con gran sencillez Francisco señala que no se pueden cambiar las políticas de protección al ambiente cada que vez que cambia un gobierno. Mantener las políticas pensadas, decididas, y aplicadas supondrá en el fondo reconocer la dignidad de la persona humana y dejarán los políticos en la historia una estela de generosa responsabilidad (Cf. 181).

Las causas del fracaso de las mejores medidas en favor del ser humano y el ambiente están presentes cuando prevalecen los grandes objetivos como metas, los valores, la comprensión humanista que son los que ayudan a que la sociedad y sus autoridades tengan una orientación noble y generosa. (Cf. 181).

El norte de todo desarrollo está en el ser humano y en él es que hay que pensar. La razón de Estado, el mantenimiento de una ideología por ir a grandes temas hoy planteados se deshacen a la hora de pensar que puede haber poblaciones enteras que padecen el drama del agua,  por señalar algo básico.

Ciertamente el papel del Estado es determinante para la erradicación de la miseria y buscar el desarrollo social de sus habitantes y los gobiernos debe analizar el escandaloso nivel de consumo de algunos sectores privilegiados de la población y controlar mejor la corrupción. Es tarea valiente que exige estudiar los mecanismos de autocontrolaría y fiscalización, empezando por el mismo Estado. No se cuida el ambiente y las personas porque tenga sólo intenciones buenas, sino porque puedo hacer eficiente los recursos que dispone en favor del ser humano, de su desarrollo y dignidad.

fcastroa@gmail.com 

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