A Cora Páez de Topel Capriles

A Cora Páez de Topel Capriles
A Cora Páez de Topel Capriles, gran amiga de Aziz Muci-Mendoza, él le recordaba al compositor de mediana edad Gustav von Aschenbach, protagonista de la película franco-italiana "Muerte en Venecia" (título original: Morte a Venezia) realizada en 1971 y dirigida por Luchino Visconti. Adaptación de la novela corta del mismo nombre del escritor alemán Thomas Mann.Se trata de una disquisición estético-filosófica sobre la pérdida de la juventud y la vida, encarnadas en el personaje de Tadzio, y el final de una era representada en la figura del protagonista.

domingo, 27 de julio de 2014

El tenor italiano Carlo Bergonzi, considerado como uno de los intérpretes más importantes de la ópera italiana y de Verdi en particular, murió este viernes a los 90 años en Milán (norte), anunció el sábado medios italianos.

A los 90 años muere el destacado tenor italiano Carlo Bergonzi

Carlo Bergonzi falleció a los 90 años
Carlo Bergonzi falleció a los 90 años
Durante sus 40 años sobre el escenario cantó junto a Maria Callas, Montserrat Caballé y la mezzosoprano chilena Victoria Vergara. La última etapa de su vida la dedicó a la enseñanza

El tenor italiano Carlo Bergonzi , considerado como uno de los intérpretes más importantes de la ópera italiana, murió el viernes a los 90 años en la ciudad de Milán, según informaron los medios italianos.

Bergonzi compartió escena junto renombradas artistas de la talla de Maria Callas y Montserrat Caballé, y a las órdenes de Herbert Von Karajan y Riccardo Mutti, en los escenarios más grandes del mundo como la Scala de Milán y el Metropolitan Opera de New York.

Tras 40 años de carrera, consagró su vida a la enseñanza de su arte.

A la fecha, su discografía comprende al menos 25 óperas y las 31 arias para tenor compuestas por Giuseppe Verdi.

A través de su cuenta de Twitter, la chilena Andrea Tessa lamentó el fallecimiento del hombre que alguna vez compartió escenario junto a su madre, la mezzosoprano Victoria Vergara.

"Murió uno de los mejores tenores de todos los tiempos, Carlo Bergonzi, con quien mi madre cantó en USA "L"elisir d'amore". Grande, maestro", publicó

Hay maneras de matar personas a quienes va dirigido el dardo de la indiferencia...

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Elogio del crimen...

Rafael Muci-Mendoza

Hay maneras de matar personas a quienes va dirigido el dardo de la
indiferencia...

En la tradición cristiana, la figura del rey Herodes I El Grande es conocida
por instigar la llamada Matanza de los Santos Inocentes después de que los
Magos de Oriente no le dijeran el lugar del nacimiento del ¨Rey de los
Judíos¨. Fama de sanguinario la que adquirió el rey de marras ante el pueblo
judío al mandar a asesinar en Belén a todos los niños menores de 2 años;
fama de cruel la que tiene el socialismo entre los venezolanos que manda
matar a los enfermos sin distingos de edad o condición patológica... Y es
que hay muchas maneras de matar a tantas personas a quienes va dirigido el
dardo de la indiferencia y maleficencia de los gobernantes. Para más, al
tope de la cruz que cargan niños y madres, sin un cirineo que los ayude, los
desalmados les colocaron un inri como nota de burla (acrónimo de Iesus
Nazarenus Rex Iudaéorum), ¿Será qué en el alto gobierno hay alguien que se
apiade de los chiquilines del Hospital de Niños de Caracas -rostros
concretos- y la inclemente degollina de cada día?, ¿Será que estos
burócratas desalmados, gentes de vida atroz, tienen hijos o nietos?, ¿Será
que podrían intentar al menos calzar los escarpines de los bebes y el dolor
de sus madres y de sus médicos tratantes? La respuesta es destituir al que
denuncia, como si el pecado de lesa humanidad con ello quedara borrado, como
si no fuera un clásico ejemplo del genocida abuso del poder. Raro que no se
les haya ocurrido crear una Defensoría del Pueblo -tan necesitados que de
ella estamos-, por lo que propongo una Defensoría del Niño dirigida por una
Lya Imber, protectora a ultranza de los derechos del niño...

De nuevo y en socialismo, se cumple el oráculo del profeta Jeremías: ¨Un
clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus
hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen¨.

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Addendum



La muerte de un niño es el dolor más antiguo e inevitable de la humanidad.
Según la novelista francesa Marie Darrieussecq, ¨La muerte de un niño es el
último escándalo. La civilización olvida que los niños son mortales. Es
increíble el número de libros  y películas que salen desde hace algunos años
sobre la muerte. Pero que un niño muera, hoy en día, sigue siendo
insoportable¨ (Gandillot, 2001).


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Los hombres que se aferran a su poder por miedo, abusan del poder y solo
pueden mantener su reinado infundiendo el miedo. Los santos inocentes de hoy
están vivos, pero aún en vías de extinción, siguen mostrando sus caritas de
tristes perseguidos pero pronto ya no lo estarán, ellos los matarán porque
más importante es la revolución involutiva; otro de los crímenes de lesa
humanidad del narcoestado venezolano...

La muerte de un niño es el dolor más antiguo e inevitable de la humanidad.
Según la novelista francesa Marie Darrieussecq, ¨La muerte de un niño es el
último escándalo. La civilización olvida que los niños son mortales. Es
increíble el número de libros  y películas que salen desde hace algunos años
sobre la muerte. Pero que un niño muera, hoy en día, sigue siendo
insoportable¨ (Gandillot, 2001).





LA ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA  SE PRONUNCIA SOBRE  LA  SITUACIÓN DEL
HOSPITAL DE NIÑOS

J.M. DE LOS RIOS



La Academia Nacional de Medicina, de conformidad con lo dispuesto en su Ley
Orgánica y su Estatuto, es una institución de utilidad pública que
representa a la ciencia médica nacional.  En razón de ello, los firmantes,
Miembros de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela, manifestamos
nuestra protesta -de manera pública y enérgica- por el nocivo proceso de
destrucción sistemática y sostenida de la estructura y funcionamiento del
Hospital de Niños "J.M. de los Ríos", ocurrido en los últimos quince años y
lamentablemente acelerado durante 2014.

Este hospital, con 78 años de atención médico-quirúrgica especializada y
continua, posee un área de cobertura de la totalidad del país, no sólo en lo
asistencial sino en la formación permanente de diversos tipos de
profesionales de la salud en el área pediátrica, entre otras importantes
labores.

El "J.M de los Ríos" actualmente padece no solamente de la escasez de
insumos y material médico quirúrgico, o de las pésimas condiciones de la
infraestructura de los hospitales, sino que también sufre del déficit de
profesionales de la salud, motivado a la actitud desplegada por los órganos
del Estado que han decidido jubilar arbitrariamente -de oficio- a los
profesionales que prestan sus servicios en dicho centro asistencial y que
han elevado su voz de protesta frente a la intención oficial de que los
denominados Médicos Integrales Comunitarios ingresen al hospital para actuar
como si estuvieran capacitados para ejercer la especialidad pediátrica.

Estas medidas, perjudican a los pacientes que acuden al centro asistencial
en búsqueda de profesionales de la medicina especializados que atiendan sus
requerimientos, y desconocen el contenido de lo dispuesto en la Convención
de Derechos del Niño y Ley Orgánica de Protección del Niño, Niña y
Adolescente al no garantizar que éstos venezolanos gocen del más alto nivel
posible de salud y de los servicios necesarios para el tratamiento de las
enfermedades que padecen; sacrificando el efectivo disfrute de su derecho a
la salud por acallar al personal que ha decidido denunciar los atropellos y
desmanes  que ocurren en dicha institución.

Es por estas razones que hacemos un llamado de reflexión al Gobierno
Nacional para que detenga la escalada de injusticias  dirigidas a la
eliminación de las denuncias efectuadas y destinadas a anular las actitudes
dignas de quienes están defendiendo los derechos de aquellos que no pueden
hacerlo por sí mismos.

La situación del Hospital de Niños "J.M. de los Ríos" no es única,
lamentablemente en todo el país hay numerosos casos similares, razón por la
cual se hace este llamado a la sensatez que tanto necesita el país.

Aprobado por la Asamblea de la Academia Nacional de Medicina el día 17 de
julio de 2014.

Escribo esta nota (después de abrir un correo en el que la rectora de la UCV publica una nota de duelo por el fallecimiento de Víctor Fossi) a bordo de un tren que hace la ruta Madrid- León, sin otro horizonte que el mar pardo de la paramera castellana. Al fondo, como en una de las novela de Azorín, yace un pueblecito amojamado en torno a su torre de espadaña, uno de esos pueblos de los que decía Fossi, buen viajero él, que eran en sí mismos la expresión de esa reconfortable manera de cómo la humanidad se ha ido agrupando para hacer llevadera la vida comunitaria.

Víctor Fossi o la geometría

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Debían ser la siete de la tarde cuando entró la llamada de parte del rector Fossi diciendo escuetamente que un grupo de estudiantes había tomado las instalaciones del rectorado de la Universidad de Oriente y que se mostraban bastante agresivos. En Cumaná anochece temprano y de camino a la oficina del decanato me sonaba el verso del poeta: “Una tarde en que el sol y no solo él había tenido su ocaso”… Al comienzo de la década de lo setenta fueron muchas las cosas que tuvieron su ocaso en Venezuela, después de que se hubiera escuchado a los estudiantes alemanes del 68 aquello de que, bajo las togas milenarias hay olores insoportables.
La toma del rectorado, aquella tarde, hubo que resolverla manu militaridesde el momento en que informaron que en el hall había un olor insoportable a marihuana.
Cuando nos encontramos luego en la casa rectoral, el rector Fossi, un tanto contrariado, me dio las gracias y entre una cosa y otra, comentó:
—Ya tengo cuarenta y cinco años y he visto todo lo que hay que ver…
—No crea—repliqué— a usted le queda mucho que dibujar y a mí mucho que leer. ¡Saldremos de esta!
Fossi acababa de ganar el rectorado de la Universidad de Oriente. Llegaba de unos cursos en la Universidad de Berkeley y los copeyanos vieron en él un buen candidato para ocupar, después de Luis Manuel Peñalver, el rectorado de la UDO de recorrido todavía incierto. Había sido dos veces decano en la UCV.
Su tarea como rector no fue fácil, sobre todo al comienzo. En una reunión clandestina, a la que me invitaron, se planteaba el hecho de asfixiar aquella gestión y lograr la renuncia del recién estrenado rector. Fui enfático: esta universidad tiene que tener un segundo rector para que haya un tercero y así, de ahí en adelante…
Rectores ha habido ya muchos, pero un par de caballeros como lo fueron Peñalver y Fossi, planificadores ambos en el empeño de impulsar en el Oriente del país aquella experiencia educativa, son sencillamente inolvidables. Fossi desde su bonhomía, armado con un marcador, trazando constantemente dibujos para explicar lo que estaba en palabras en su mente, de los que se servía —los dibujos, digo— por otro camino, para presidir los consejos universitarios en los que su capacidad dialéctica podía parecer, y lo era, fulminante frente a cualquiera de los acontecimientos que se le presentaron durante aquellos cuatro años. Y todo con el fin de arraigar a la UDO en el concierto de las universidades venezolanas. Lo logró con el que entonces se llamó el reglamento autonómico y eso hay que decirlo, levantando la voz, ahora que se ha ido a ese lugar donde todo ocurre y del cual nada sabemos.
Hay más.
Profesionalmente, han sido innumerables las veces que he utilizado, para eso que un psicólogo, llamado Binet, definió como la medida de la inteligencia, diversos instrumentos. Fossi ha sido, además de lo que de él hable su obra como arquitecto (no se si lo saben quienes hoy ocupan ese complejo llamado Fuerte Tiuna que algunas de las construcciones más importantes allí a la vista, son obra del arquitecto Víctor Fossi) fue uno de los profesores de geometría descriptiva más brillantes del país. Se da el caso, y es a lo que venía, que entre los muchos instrumentos de medida de la inteligencia hay una prueba basada en conceptos geométricos abstractos. Un día, a esa hora que no es de nadie dentro de las conversaciones entre amigos, logré que hiciera esa prueba como si se tratara de uno de los ejercicios a los que sometía a sus alumnos. El resultado me deslumbró. Nadie me había dado unos números tan altos. Lo cual demostraba, que como sospechaba, la inteligencia de Fossi estaba muy por encima de la media universitaria. De ahí que mi respeto se sumara al de una amistad ya en aumento.
Escribo esta nota (después de abrir un correo en el que la rectora de la UCV publica una nota de duelo por el fallecimiento de Víctor Fossi) a bordo de un tren que hace la ruta Madrid- León, sin otro horizonte que el mar pardo de la paramera castellana. Al fondo, como en una de las novela de Azorín, yace un pueblecito amojamado en torno a su torre de espadaña, uno de esos pueblos de los que decía Fossi, buen viajero él, que eran en sí mismos la expresión de esa reconfortable manera de cómo la humanidad se ha ido agrupando para hacer llevadera la vida comunitaria.
Con Fossi pierde el país a otro de sus varones ilustres. Con la partida de Fossi, la arquitectura venezolana, hoy tan demediada, pierde a uno de sus referentes indicativos de que nada resulta permanente sin una planificación adecuada. Borges dijo un día de Lorca que era un andaluz profesional. De Fossi habrá que decir ahora que ya no está, que fue un zuliano profesional, además de uno de esos venezolanos con denominación de origen.
atanasio9@gmail.com

Mañana es el gran estreno de una superproducción sobre la épica del siglo XX: los treinta años convulsos que unieron la Gran Guerra con la Segunda Guerra Mundial. La ministerie de seis horas la transmitirá History Channel

Un siglo de Guerras Mundiales

Hitler invade Rusia a pesar de su pacto con Stalin | Cortesía: History
Hitler invade Rusia a pesar de su pacto con Stalin | Cortesía: History
Mañana es el gran estreno de una superproducción sobre la épica del siglo XX: los treinta años convulsos que unieron la Gran Guerra con la Segunda Guerra Mundial. La ministerie de seis horas la transmitirá History Channel

“Fue la Gran Depresión la que hizo a Hitler posible”. La frase es de Robert Gellately, historiador canadiense de la Florida State University, una de las muchas voces que analizan los vasos comunicantes entre las grandes guerras del siglo XX: el camino de trincheras que recorre la Gran Guerra y que desemboca en la Segunda Guerra Mundial.
Este es el enfoque por el que apuesta Guerras Mundiales, la superproducción que History Channel estrena mañana: seis horas de duración, en tres noches consecutivas, en transmisión simultánea por el nuevo canal H2.
Participaron tantos países como los involucrados en la Triple Alianza y la Triple Entente. Fue filmado en Estados Unidos y Europa. En este docudrama, sin embargo, los protagonistas son los liderazgos, la cronología individual de los hombres que crecieron en las trincheras de una guerra y que después dieron el salto de la retaguardia a la primera línea de la geopolítica internacional: Roosevelt, Hitler, Mussolini, Churchill, De Gaulle, Tojo, MacArthur, Patton, Stalin. ¿Y si en realidad no hubo una primera y una segunda guerra, sino una gran conflagración como motor de la historia? “Una guerra que duró treinta años”, dice Russ McCarroll, vicepresidente de desarrollo y programación de History. ¿Qué hay de nuevo en las dos grandes guerras del siglo XX? Un punto de vista.
Carácter en pantalla
Los historiadores más ortodoxos gozarán cazando detalles más propios de la cinematografía que de la rigurosidad del pasado. Por ejemplo, ver a Hitler despachando desde un escritorio barroco, sin aquel minimalismo de la Bauhaus. Vistiendo una corbata muy moderna para la ocasión. Pero funciona. La música es envolvente, la escenografía exhaustiva y lo mejor, el casting: no son caras famosas, sino caras conocidas. Una caracterización de primera línea: ver al viejo Adolf Hitler (Hugh Scully) y ver al joven Hitler (Maximilian Klas) es en la pantalla ver a una persona en lugar de dos actores. Igual que el viejo Josef Stalin (Joseph Scott Barbarino) versus el joven bolchevique revolucionario (Jacopo Rampini). Impresiona.
De ello dio fe Bernard de Gaulle, sobrino de aquel joven teniente que pasó a capitán y que fue clave en la historia del siglo XX. Él, incluso, va más allá: “La Primera Guerra Mundial fue en realidad la segunda guerra franco-prusiana. ¡Fuimos humillados! Mi bisabuelo, el padre de Charles de Gaulle, luchó en esa guerra. Por tanto, la Primera Guerra Mundial fue vista como una venganza; y la segunda guerra fue en realidad para nosotros la tercera”. Y su tío, Charles de Gaulle, el artífice de la reconciliación.
Acaso, la única omisión importante que hay en la producción es la ausencia de la Guerra Civil Española, ese campo de pruebas alemán, que alertó al mundo de lo que estaba por venir. Bernard de Gaulle, que era un niño en los años treinta, recuerda que entonces se dedicaba a leerle la prensa a su padre, quien sufría de una parálisis. Los titulares sobre España eran desalentadores: “Fue algo que me marcó mucho. Fue muy cruel”.
Steve Gillon, historiador in-house del canal, indica que son renuncias inevitables ante la apuesta del planteamiento: “La guerra fue un continuo”, y el objetivo de la miniserie es justamente centrar los focos en los hombres de la batalla. “La experiencia que tuvieron durante la Primera Guerra Mundial marcó su destino durante la segunda”.
Épica comentada
En paralelo a la narrativa, al trabajo del elenco y al efecto de la tecnología CGI (computer-generated imagery), la miniserie le da voz a expertos como Gellately, pero también a testimonios del presente, como el senador John McCain, el general Colin Powell, el ex primer ministro del Reino Unido John Major y el ex primer ministro de Italia Mario Monti, entre otros. “¿Cómo inspiramos a las nuevas generaciones? ¿Cómo los acercamos hacia la historia?”, se pregunta Russ McCarroll. Con las técnicas de la ficción al servicio del relato histórico, con los personajes en la primera línea de fuego. El debate de fondo, finalmente, es sobre el papel que desempeñan los individuos: la complicada interacción entre el entorno, las personalidades y las decisiones que cambian el curso de la vida de millones. El reto más grande, como señaló Sally Habbershaw, vicepresidente de programación internacional de A+E Networks, fue hacerlo con rigor, manteniendo la objetividad ante los hechos y aportando nuevos elementos de reflexión a una llama bélica que hace ya cien años que se encendió.

Charles de Gaulle en Maiquetía
Las fotos de aquel día son de Francisco Edmundo “Gordo” Pérez. La Venezuela que se recuerda en blanco y negro. El general Charles de Gaulle, embutido en su icónico uniforme militar, baja del avión y saluda. Lo recibe el entonces presidente Raúl Leoni.
El periodista Michel Anfrol, francés, pero con marcado acento sureño en su castellano, lo recuerda perfectamente: “En marzo de 1964, De Gaulle hizo una gira por América Latina”. Comenzó en Venezuela y terminó en Brasil.
“Durante la guerra –dice Anfrol, veterano periodista, quien narró la llegada del hombre a la Luna en Francia– América Latina fue el continente que más lo ayudó: prácticamente todos los gobiernos lo reconocieron como el jefe de la Francia Libre”, dejando entendiendo al mariscal Pétain, héroe de la Primera Guerra Mundial, quien comprometió su gloria al presidir el régimen colaboracionista de Vichy.
Anfrol, vinculado al Instituto Charles de Gaulle, es muy amigo de su sobrino Bernard. Un gaullista en toda regla. Acaso por ello, las principales observaciones que le hace a la miniserie Guerras Mundiales se concentran en él. “Es una visión gringa de la Segunda Guerra Mundial”, dice luego de la proyección, ante la cuota de pantalla que por contra se lleva Franklin Delano Roosevelt.
Anfrol asegura que De Gaulle siempre agradeció el gesto de América Latina. En Internet se puede ver un video sin sonido de la British Pathé que lo muestra paseando por las calles de Caracas, saliendo del Panteón Nacional y llegando al Palacio de Miraflores.

Stalin. Si Lenin tuvo el protagonismo durante la Primera Guerra Mundial, Stalin se encargó de destronarlo para imponerse como uno de los grandes villanos del siglo XX. Acaso solo un alemán fue capaz de hacerle sombra.
Hitler. Invade Rusia, a pesar de su pacto con Stalin. Los aliados acaban de rivales. Es la inesperada evolución de un pintor fracasado que en la Primera Guerra decide unirse al poderoso ejército alemán.
Tojo. Después de la Primera Guerra Mundial, estuvo en Berlín como agregado militar de Japón. Por él, Estados Unidos desembarcó en la segunda: Pearl Harbor. Los años de formación militar habían cristalizado.
Roosevelt. Empujado por la Gran Depresión, recortó a la mitad el presupuesto en defensa de Estados Unidos. Y en menos de treinta años se disponía a invadir Europa con un “arsenal de democracia”.

domingo, 20 de julio de 2014

Elogio del milagro...La discriminación intolerable es dejar de lado la larga lista de cataratosos venezolanos...

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Elogio del milagro...

Rafael Muci-Mendoza

La discriminación intolerable es dejar de lado la larga lista de cataratosos
venezolanos...

Por razones humanitarias, no podría adversar una ¨misión¨ que tiene por
objeto combatir la ceguera especialmente en personas de pocos recursos
mediante la remoción de cataratas, la principal causa de ceguera mundial. Lo
que si detesto es que esta campaña se realice con fines meramente políticos,
pues me cuesta trabajo entender que teniendo el país una crisis humanitaria
en salud de tan gigantescas características, nos ocupemos de encender el
farol de la calle sin siquiera intentar prender una velita de mortecina luz
en casa propia.

El programa en cuestión consiste en traer cada semana treinta pacientes
hondureños pagando su transporte en Conviasa, alojándolos en Caracas durante
9 días con todos sus gastos y privilegios, intervenirlos en el Hospital
Militar donde se les implantarán sendos lentes intraoculares, se les
suministrará el aceite viscoelástico indispensable para la cirugía y serán
operados por adjuntos del Servicio, nunca por residentes en formación pues
¨interesa que queden bien¨. Bueno, es cierto, el barril de petróleo a $ 100
parece dar para eso y más. La discriminación intolerable, aupada por el
Hospital, el Servicio y sus cirujanos adjuntos, es dejar de lado la larga
lista de cataratosos venezolanos que esperan y desesperan por una solución.
Ellos tienen que padecer la espera, ir una y otra vez, comprar de propio
peculio los lentes intraoculares y el viscoelástico y... ser operados por
los infames residentes.

No he oído que los médicos de ese hospital hayan alzado sus voces en defensa
de su propia sangre: la de sus coterráneos tantas veces dejados de lado... A
ese nivel de depauperación moral ha llegado la clase médica del país
aceptando un estado de cosas por miedo, comodidad o vileza... ¨Dondequiera
que se ame el arte de la medicina, se ama también a la humanidad", Platón

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Luz en la calle oscuridad en la casa.

Addendum


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Los venezolanos terminamos nuestras peroratas y quejas sobre la situación,
que no es nueva, y que hemos tolerado festivamente por 15 años con un: ¨¡Qué
Dios nos ayude...! ¿Y creen ustedes que eso irá a ocurrir? Hasta en eso
somos cómodos... Dios está más ocupado con los  niños subsaharianos muertos
de hambre que son diezmados como moscas ante la indiferencia del mundo. Tan
lejos queda su sufrimiento que no nos toca...  No se va a ocupar de esta
pila de desvergonzados, hipócritas y acomodaticios que somos casi todos los
habitantes de mi país. Muchos ya estamos haciendo negocios con el gobierno y
no nos interesa un cambio verdadero porque nos beneficiamos del amigo
corrupto, del caos o de la molicie. Hasta los amigos de los presos políticos
no los exculpan si es que cometieron un error (Ramón J. Medina´s Ipse
dixit): los traiciona el subconsciente, lo hunden más y hasta en burlón
tono. En este momento necesitamos unidad; más unidad; unidad por sobre todas
las cosas. La defensa de la democracia debe ser el ultrafiltro de las
pasiones. La España franquista arrasada con más muertos que nosotros, más
odio e inquina, más puntos discordantes, pudo hacerlo...

¿Por qué no nosotros...?

La doble lucha

La doble lucha

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Durante esta semana, y teniendo el honor de presidir la UCV en calidad de rector encargado, en el marco de una agenda compleja, he podido constatar nuevamente lo que hemos denominado “la doble lucha” que libran las universidades autónomas y algunas privadas en nuestro país. Por un lado, en lo que concierne a la invariable vida institucional democrática, plural y guardián celoso del Estado de Derecho, la UCV enfrentó un nuevo hecho subversivo: la presencia de las fuerzas policiales en el Hospital Universitario y sus alrededores, lo que vulnera su régimen autonómico.
Por otro lado, se celebraron actividades académicas que, contrariamente a lo que sucede en la casi totalidad de la Venezuela confiscada y asaltada por la dictadura madurista, obedecieron a programaciones previas y a la discusión y toma de decisiones en un ambiente plural, de absoluta diversidad y con información y datos precisos, que a continuación detallaré.
La estructura principal de promoción y gestión de la investigación y la generación de nuevos conocimientos (Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico, con medio siglo de historia y productividad) congregó en sesión plena a la gerencia del organismo y a los coordinadores de investigación de las once facultades. En dicha reunión se revisaron seis años de funcionamiento, la productividad científica de la UCV, la marcha acelerada de nuestra presencia en el ciberespacio (el repositorio: Saber UCV) y el devastador impacto de las restricciones presupuestarias y medidas dictatoriales que han golpeado severamente no solo al sector ciencia y tecnología nacional, sino inducido una significativa merma de profesores investigadores con un catastrófico resultado: una diáspora in crescendo y la obsolescencia de plataformas tecnológicas y de sistemas.
Merece igualmente ser destacada la conmemoración de los 13 años del Programa de Cooperación Interfacultades (PCI) que promueve la movilidad estudiantil transversal, enriqueciendo el contenido curricular y, por tanto, los conocimientos de los estudiantes, que además adquieren nuevas competencias en el ámbito de la facultad adicional donde cursan la materia seleccionada. Cerca de 4.000 jóvenes ya estudian en más de una facultad.
Finalmente, el acto de grado del viernes 18, en el que entregamos, en nuestra gloriosa Aula Magna y en medio de una estupenda fiesta familiar, los títulos ucevistas a 40 nuevos ingenieros agrónomos y 91 médicos veterinarios. Es la UCV en Maracay. Son las Facultades de Agronomía y Ciencias Veterinarias. Suman cerca de 11.000 egresados en 70 años. Han sido el factor más significativo y el más crucial de las mejores épocas del sector agropecuario nacional. Hoy deberán emplear su mejor voluntad para restaurar el derecho constitucional de la seguridad alimentaria. Han de erradicar la tierra seca y plana, el rebaño exiguo, la extinción del campesinado y el hambre de nuestros conciudadanos.
Esta es la “doble lucha” de la UCV de todos los días, que asume con hidalguía y orgullo la alta credibilidad que le profesan los corazones de la mayoría democrática de la sociedad civil, y que labora en las condiciones más hostiles en el apasionante y complejo proceso de buscar la verdad. Es un territorio pleno de libertad y derechos. Es una institución con profunda preocupación por su presente y futuro. Conoce el acierto y el error. Se preocupa. La preocupación de la UCV es la de los venezolanos de buena voluntad. Libertad, autonomía y progreso es la única opción.

“La hipótesis de Todorov es que el Goya pensador sigue el programa Ilustrado. Traer los fantasmas que cohabitan en la mente humana, para entenderlos y domesticarlos. (…) Sus grabados no educan: se limitan a registrar”

El viaje de Goya hasta losDesastres de la guerra

“Tampoco”, No. 36/82 de la serie “Desastres de la guerra”
“Tampoco”, No. 36/82 de la serie “Desastres de la guerra”
“La hipótesis de Todorov es que el Goya pensador sigue el programa Ilustrado. Traer los fantasmas que cohabitan en la mente humana, para entenderlos y domesticarlos. (…) Sus grabados no educan: se limitan a registrar”

Le importaban las cosas. Le estremecían. Y es ese estremecimiento el que cualquier espectador siente delante de sus grabados: una sensación ante cada uno de ellos, de que allí algo se ha consumado. De que allí algo se ha dicho. Pero sobre todo, de que no hay traza de gratuidad en Goya. Al contrario, ante cada una de sus piezas se produce una experiencia turbadora: de que siempre hay algo más que decir. Cada grabado se torna inagotable. Como si la potencia alegórica de Goya se resistiera a establecer un punto final. Como si cada obra fuese a fin de cuentas una obra abierta. Un lugar al que será inevitable volver.
Y es que Francisco de Goya y Lucientes, zaragozano nacido el 30 de marzo de 1746, tal es el punto de partida del ensayo de TzvetanTodorov, no solo era un artista, un enorme artista que marcó el rumbo de la pintura, sino que fue un pensador. No un teorizador, sino un hombre que, en casi dos mil obras, expresó en dibujos, grabados y pinturas un pensamiento complejo. Una inconformidad profunda ante las realidades del mundo. Un hombre con el alma siempre revuelta.
Aproximarse a la significación de Goya exige circular con cuidado por las tentaciones que acechan en su biografía. El niño nacido en la pobreza era un luchador nato. Pragmático que, con su talento y una vocación desproporcionada, pero también con una plástica capacidad para adaptarse a circunstancias y oportunidades, avanza. En 1786, a sus 40 años, obtiene el cargo de Pintor del Rey. En 1789 le ascienden: Pintor de Cámara del Rey. En 1799 alcanza el cénit: Primer Pintor de la Cámara del Rey, todo ello sin siquiera mencionar otros cargos y títulos que recibe en aquellos años. Más que referir las obras que pintó en aquellos tiempos, o traer a colación los contenidos de sus cartas, o de recapitular episodios que han sido señalados como las evidencias de un cierto conformismo social y de fascinación por el poder, basta con señalar que él mismo se ocupó de convertir a Francisco Goya en Francisco de Goya. Pero cuidado: Goya tenía plena conciencia de su lugar en el universo de los aristócratas. A este punto: en un cuadro de 1783 se representa a sí mismo como un cortesano en actitud servil. Un oportunista que sabe distinguir entre fines y medios.
De la enfermedad a la Duquesa
Goya vive tiempos en los que el pensamiento ilustrado se extiende por Europa. En una época donde el gusto predominante está presto a señalar prejuicios, su pintura es todavía convencional. En un manifiesto que lee a colegas suyos, proclama la necesidad de dejar atrás a los antiguos maestros y se atreve a decir que en pintura no hay reglas. El artista debe atender al llamado de sus propias inclinaciones. Los maestros se justifican si abren el camino al genio de sus alumnos. El deber del artista no es con la realidad del mundo, sino con su visión del mundo.
Tiene 46 años en noviembre de 1792 cuando una enfermedad lo postra durante varios meses. Una de las secuelas, la pérdida de sus oídos, viene cambiar su vida radicalmente. Goya se vuelca al encuentro consigo mismo. Se transforma. Ya no pinta solo cuadros por encargo, sino que da inicio a una obra que viene dictada por necesidad interior. No escoge entre lo real y lo imaginado, sino que se instala en la articulación, en la confluencia de ambos. Abatido, pinta. Y así comienzan a surgir desde las profundidades de su psique a la superficie de sus materiales otros temas no sujetos a los parámetros de aquellos años: tauromaquias y manicomios, cárceles y escenas como naufragios e incendios. Aparece la violencia despojada de toda compasión. La impotencia de las víctimas. El horror sin descuentos. Se establece la cuestión de la razón y la sinrazón que lo ocupará hasta el final de su vida.“Lo que ahora organiza los cuadros es la mezcla de sombras y las luces. El trazo que debería delimitar los objetos se elimina en beneficio de las masas de colores, cuya función ya no es designar. No reflejan la realidad de los objetos, sino que parecen reflejar la actitud frente a lo que muestra”. El pintor de 1793 no alecciona. No le interesa el ornamento. Como si dijésemos: anda de su cuenta. Goya va rumbo a lo esencial.
La aparición en 1795 de la Duquesa de Alba en la vida de Goya, y su pronta desaparición dos años más tarde, más allá de toda la especulación y la profusa literatura a la que ha dado lugar, establece dos hitos en la vida del pintor: lo inicia en la práctica de pintar lo que vive y piensa (como si se tratase de un diario visual) y, con el corazón roto, lo adentra todavía más en sus propias profundidades.
Los álbumes
A partir de 1796 Goya produce series numeradas y provistas de una leyenda (como se tratase de un título o una fotoleyenda). Hasta su muerte en 1828, produjo ocho de estos álbumes, habitados de sujetos marginales, amos y sirvientes, brujas y prostitutas, caricaturas y figuras enmascaradas, escenas de seducción y exhibicionismo. Aquí las máscaras parecen mostrar lo que los rostros ocultan: la máscara no engaña (Goya atribuye a su propio rostro la apariencia de una máscara). No son personajes fantásticos, que podamos expulsar de nuestras inmediaciones. No nos tranquilizan, porque no proceden de otro mundo. Se nos parecen o, mejor dicho, son otra versión, el otro lado de nosotros mismos.
“Así es la segunda etapa de la transformación de Goya, entre 1972 y 1798, gracias a la cual el autor de los cartones que mostraban festejos populares se convierte en el autor de los Caprichos. La primera, consecuencia de la sordera, cambia radicalmente su manera de pintar, ya que introduce la mirada subjetiva en el mundo objetivo. La segunda, quizás consecuencia de su desventura sentimental, lo anima a alejarse del mundo exterior y explorar en su propia imaginación. Al hacerlo, descubre que las máscaras y las caricaturas permiten visualizarla mejor que representando fielmente lo real”.
Entre 1797 y 1798 Goya produjo los ochenta grabados que conforman la serie Caprichos, que publicaría en febrero de 1799. En ella se recogen y sintetizan los personajes y el temario precedente. Que los haya designado de ese modo, Caprichos, sugiere a un hombre que declara su libertad creadora y que se permite tipos humanos, pero para mostrar lo que hay oculto o invisible en ellos.
La hipótesis de Todorov es que el Goya pensador sigue el programa Ilustrado. Traer los fantasmas que cohabitan en la mente humana, para entenderlos y domesticarlos. Lo sobrenatural es aquello que vive dentro de nuestras mentes. Sus grabados no educan: se limitan a registrar. Aunque sus imágenes “representan”, también “figuran”. Son como representaciones de la mente. Y es por ello que la violencia evidente o implícita de sus Caprichos tiene una connotación mental, figurada.
La llegada de la guerra sumió a Goya en el horror. Y es en ese momento en que su producción da un salto para testimoniar que no hay fin que pueda justificar ni paliar el mal que los hombres pueden hacerse unos a otros. El Goya, a partir de 1810, el Goya de losDesastres de la guerra es el artista angustiado, el artista que nos interroga, el hombre que al hacer evidente el horror, nos pregunta por nuestros límites.
REFERENCIAS
TzvetanTodorov. Goya. A la sombra de las luces. Editorial Galaxia Gutenberg. España, 2011.

Este capítulo dedicado a Goya ha sido tomado del ensayo “Tratado de la lejanía”, coedición de la Universidad Politécnica de Valencia y la Editorial Pre-Textos, España, 2010

La luz de Goya

“Baile a orillas del Manzanares”, 1776-1777. Óleo sobre lienzo. Colección Museo del Prado
“Baile a orillas del Manzanares”, 1776-1777. Óleo sobre lienzo. Colección Museo del Prado
Este capítulo dedicado a Goya ha sido tomado del ensayo “Tratado de la lejanía”, coedición de la Universidad Politécnica de Valencia y la Editorial Pre-Textos, España, 2010

Un azul atravesado por la luz de la hora. La lejanía de Goya, del Goya anterior a los Caprichos, absorbe la ligereza del juego, la despreocupación por el instante, casi hasta el punto de exorcizar las inquietas fantasmagorías de lo extraño y lo trágico que más tarde exigirán forma y color. En el Baile a orillas del Manzanares, de 1777, la cúpula y las murallas de la ciudad se elevan contra un cielo cuyo azul está invadido por la mancha rosada y blanca de las nubes, que flotan por encima de los perfiles grises de los árboles. Más allá del río, la lejanía se halla impregnada de la ligereza que se eleva del círculo de los cuatro bailarines y de la comitiva que rodea a los músicos. La misma masa de rosa encendido que se alza por encima de las copas de los árboles y roza el resto del azul constituye el fondo de El parasol, mientras se degradan y aclaran los tonos, hasta hacerse transparentes y líquidos en torno a la escena deLa cometa, que se alza en azul y captura las miradas del grupo. La lejanía aquí es lo alto, es el camino que emprende la cometa, la posibilidad del vuelo. Pero a la derecha, el perro, tumbado, mira fuera del cuadro, hacia el espectador. Su lejanía está más allá de la pintura, más allá de la escena; la ligereza del vuelo le es ajena, a él le pertenece la quietud del estar, privado de sueños, carente de ilusiones. Ninguna sombra, todavía, de la trágica perplejidad que brilla en la última mirada del Perro semihundido del Prado.
Si en obras como El columpio y Las lavanderas, el azul y el violeta del fondo luchan contra el rosa para hablar de la hora del día y para dar una profundidad a la escena, es en La primavera y en El otoño, de 1786 y 1787, donde el cielo se muestra realmente brillante, nube de luz que baja sobre el azul de las montañas. La lejanía, aquí, está completamente dispersa en el aire. El paisaje es el tono, la música de fondo que acompaña las situaciones. En La primavera, el destello de luz, contra el que se dibuja la elegancia casi japonesa del árbol, flota sobre todo el fondo, hasta llenar las siluetas de las montañas alineadas a la derecha. El contraste con los trajes de las floristas pone de relieve la luz de la lejanía. En El otoño, el verde de las viñas atraviesa el azul y el violeta de los montes y el aire nítido, blanco y rosa, que luego se convierte en nube y limita con el azul del cielo. El tono propio de este Goya es la armonía entre los gestos de los cuerpos y la ligereza de la lejanía.
¿Qué es lo que sobrevive de esta luz en el Goya de los Caprichos ylas Pinturas negras? La luminosidad azul ha desaparecido, lo grotesco se come a lo celestial. Una amarga contracción de lo viviente en lo oscuro: el sueño está recortado en el realismo del grito, de la herida, de la pesadilla. Finalmente, sin embargo, el adiós volverá a tener, con la Lechera de Burdeos, el lenguaje del azul, la luz de la lejanía alrededor de la dulzura de un rostro.

¿Qué hacer frente al desmoronamiento de un país, cuando se es testigo de los engaños, las rencillas, la corrupción, la avaricia y las ansias de poder; cuando todo lo que se hace destruye, quiebra, fragmenta a una sociedad que se pretende civilizada?

Goya en Burdeos, Saura en Madrid

La historia transcurre en la segunda mitad del siglo XVIII y comienzos del XIX. Se resalta el Francisco de Goya (interpretado por Francisco Raba) como testigo de la invasión napoleónica en España y su exilio en Burdeos
La historia transcurre en la segunda mitad del siglo XVIII y comienzos del XIX. Se resalta el Francisco de Goya (interpretado por Francisco Raba) como testigo de la invasión napoleónica en España y su exilio en Burdeos
“El buey desollado” de Rembrandt inserta al espectador en un espacio marcado por la huella del Francisco de Goya exiliado en Burdeos. Ese Goya que rememora, que revive su vida y su obra con dolor, pasión y tozudez, es personificado en el magnífico filme “Goya en Burdeos”

¿Qué hacer frente al desmoronamiento de un país, cuando se es testigo de los engaños, las rencillas, la corrupción, la avaricia y las ansias de poder; cuando todo lo que se hace destruye, quiebra, fragmenta a una sociedad que se pretende civilizada?
Aquella es una pregunta que puede surgir viendoGoya en Burdeos (Carlos Saura, 1999). Saura obtuvo un premio Goya cuando ¡Ay, Carmela!(1990) ganó mejor película, director, guion y actores. Desde entonces el director de Goya no recibió más goyas.
Rembrandt y la carne
La película cuenta la fase final de la vida de Goya, el sufrimiento del pintor por la llegada de la guerra a su país, y con ella sus pesadillas, sus demonios, y la mirada sobre su vida desde la vejez, la sordera y el dolor. Goya fue, a su pesar, uno de los testigos más cercanos de la destrucción de un país que se hundía en la ignorancia y el hambre, una monarquía decadente, la inquisición y las traiciones internas y externas. La invasión francesa a España dejaría tras de sí solo muerte. ¿Cómo ver desde dentro el despedazamiento de España, el pico de horror y sufrimiento de quienes estaban allí entre mercenarios y crueles oportunistas? Saura lo narra estéticamente desde las entrañas de lo humano, desde la tierra, el suelo, la carne: con el cuadro El buey desollado (1655) de Rembrandt presenta la historia de España durante las guerras napoleónicas y con ella, la historia de quien enfermó vaticinando y denunciando las atrocidades a su alrededor.  
Así comienza Goya en Burdeos: con una escena que reproduce el cuadro de Rembrandt. Un largo plano que inicia en el suelo y muestra la sangre y cabeza del buey, que luego vemos siendo elevado lentamente y quedar suspendido. El buey cuelga desollado, alzado, abierto. A medida que nos acercamos vemos las vísceras escurrirse y con un fundido transformarse en el rostro del anciano y enfermo Francisco de Goya, el actor Francisco Raba, de maravillosa y cadenciosa voz, de interpretación impecable. Y entendemos cómo a la carne, como dice Hélène Cixous, la llamamos así porque queremos olvidar la muerte.
Desde su enfermedad y justo antes de su exilio, cuenta Saura que Goya se encontró en Madrid en la Quinta del Sordo, pintando de noche en las paredes del comedor, a la luz de las velas, y mientras, su obra ilustrada con la presencia romántica de la naturaleza, con tormentas fortísimas que despertaban a su hija Rosarito, quien aparece con intermitencia para ponerse en el lugar nuestro, de escucha, de pretender que no conocemos la historia que se nos ha contado ya decenas de veces. Goya recuerda entonces cómo se quedó sordo, su complicado ascenso hacia la Corte de Carlos IV, sus retratos, litografías, sus famosos Caprichos y Desastres de la guerra, y su relación con la Duquesa de Alba (la provocativa Maribel Verdú), su único amor, arrebatada de su vida al ser envenenada por la reina, y quien reaparece en los recuerdos, sueños y alucinaciones del pintor, vestida de negro como la parca, revelándose en escenas oníricas como una figura oscura y acompañada siempre por la misma música. A esto siguió el exilio en Burdeos, Francia –hogar de los invasores enemigos– y la certeza de que moriría dejando su país en condiciones deplorables.
Autorretrato
Saura y el maestro Vittorio Storaro, dúo maravilloso, presentan esta obra de arte contando la historia de España desde su música, teatro, pintura, danza, entrañas, como las del carnero que cuelga al inicio de la película. La puesta en escena es teatral, la composición de los encuadres es pictórica –la luz, mágica–, toda la película es una pintura en movimiento. La música y la danza se unen en el flamenco y el baile de la jota, típico aragonés, lugar que además vio nacer al pintor. Todas las artes encuentran su lugar en esta película sin opacarse, hermosas por sí solas y en conjunto al mismo tiempo. Un espectáculo visual hipnotizante.
Emile d’Erlanger, el barón enamorado de la obra de Francisco de Goya, salvó tras la muerte del artista las Pinturas negras de las paredes que iban ser demolidas en la Quinta del Sordo y las hizo montar sobre telas. Compró la vieja casa y se llevó las telas a París para regalarlas al Louvre. Los mejores críticos y expertos, entregados en alabanzas al Impresionismo, no vieron en ellas más que la expresión de una fealdad monótona, y el barón, indignado, regresó a Madrid y donó los cuadros al Museo del Prado. Tal vez, como dice el autor francés Jean-François Chabrun, se haya requerido de un francés para devastar España, y de otro para salvar una de las series de cuadros más importantes de la historia del arte.
La película Goya en Burdeos es todas las artes combinadas en armonía, sin dejar de ser cinematográfica ni por un instante: el sueño de un grupo de franceses que quisieron hacer del cine un arte intentando asemejarlo a las otras artes, hecho realidad –con propiedad, ingenio y belleza– por un español y un italiano.
¿Qué hacer frente al desmoronamiento de un país, cuando se es testigo de los engaños, las rencillas, la corrupción, la avaricia y las ansias de poder; cuando todo lo que se hace destruye, quiebra, fragmenta a una sociedad que se pretende civilizada? El Goya de Saura recurrió a sus maestros: Rembrandt, Velázquez, y la naturaleza. Y dijo ya agotado, en su lecho de muerte, algo que a pesar nuestro resuena con cercanía: “Qué época más siniestra nos ha tocado vivir. Yo hubiera querido otra cosa para mi país. Pero la ignorancia, las intrigas y las corruptelas se adueñaron de todo”.

“La fantasia abandonada de la razon, produce monstruos imposibles: unida con ella, es madre de las artes y origen de sus marabillas.” Francisco de Goya

Los descarnados Caprichos de Goya

“El sueño de la razón produce monstruos”, 1797-1799. Estampa No. 43, hecha con las técnicas del aguafuerte y aguatinta
“El sueño de la razón produce monstruos”, 1797-1799. Estampa No. 43, hecha con las técnicas del aguafuerte y aguatinta
El Museo de Bellas Artes de Caracas y la Embajada de España lo han hecho posible: la exposición “Goya. La mirada inconforme”, que reúne 173 estampas pertenecientes a las series “Pinturas de Velázquez”, “Caprichos”, “Desastres de la guerra”, “Tauromaquia”, “Disparates” y “Últimos caprichos”. Sin dudas, una significativa muestra de los grabados del autónomo Francisco de Goya, producidos a partir de la enfermedad que ocasionó una pérdida sustancial de la audición. “Papel Literario” se suma a la invitación a ver y repensar al artista español. Se ofrecen aquí textos de Grisel Arveláez, Narcisa García, Antonio Prete y Nelson Rivera






“La fantasia abandonada de la razon, produce monstruos imposibles: unida con ella, es madre de las artes y origen de sus marabillas.”
Francisco de Goya

Goya trae en el mango de su pincel la herencia de El Greco y de Velázquez, el pensamiento de la Ilustración, artistas vecinos como Jacques-Louis David quien en plena Revolución Francesa –no en balde gran retratista de Napoleón– consideraba que estaba viviendo un momento heroico digno de exaltar a través del arte. En suma, su código genético debía responder a las características de ese siglo XVIII: monárquico, aristocrático, con vestigios barrocos; sin embargo, los trazos filosóficos y estéticos de sus estampas –y de buena parte de su obra– son increíblemente modernos.
Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, Zaragoza, 1746-Burdeos, 1828) cultivó una carrera promisoria como pintor de la Corte española. Alumno del laureado pintor de la Real Academia de San Fernando, Francisco Bayeu –y de quien luego se convirtiera en su cuñado– de a poco fue ganando credibilidad artística en el mundo aristocrático y monárquico. Por ejemplo, en 1778 se granjeó el apoyo del secretario de Estado, el conde de Floridablanca, y de Antonio Ponz, secretario de la Academia de San Fernando, cuando se le encargó grabar un grupo de retratos ecuestres y demás obras de Diego Velázquez pertenecientes a varias colecciones de la realeza.
Pero esta comodidad y cercanía a los estratos más elevados de la vida humana no mermaron al Goya crítico: hay que tomar en cuenta que, mientras ejercía su oficio, su fuerte convicción moral, humana y ética lo alejaron de la adulación, para la muestra el famoso cuadro La familia de Carlos IV, de 1800 (hoy perteneciente a la colección del Museo del Prado). El empaste de sus pinceladas y el manejo del claroscuro no buscan embellecer rostros, no idealiza a los personajes ni los ensalza con profusión de tronos o insignias de poder, por el contrario, se dice que se apegó al realismo, incluso poco estético, pues se menciona como ejemplo la fealdad acentuada de la infanta doña María Josefa –personaje ubicado detrás de Fernando VII–. Esto es relevante solo para corroborar al Francisco de Goya no adulador, no idealista; esta obra es parte de lo que devela al Goya que no se conforma.
Así pues el siglo XVIII español dio vida a un artista que ejercitó una obra que dialoga en sí misma. Es una estética que no concluye, que no se cierra, pues acude a la exigencia del encargo, pero a la vez se resiste, persiste y finalmente nace para existir bajo la fuerte veta crítica, que a través de la sátira y la ironía, establece muros de clara queja. Sus estampas son el escape del decir real de Goya, algo que podemos evidenciar si visitamos la exposición Goya. La mirada inconforme, organizada por el Museo de Bellas Artes de Caracas en conjunción con la Embajada de España. Esa mirada inconforme, que lo acompañó de por vida, hallaba sus momentos de expresión en su mundo gráfico: Pinturas de VelázquezCaprichosDesastres de la guerraTauromaquiaDisparates y Últimos caprichos son un grupo de estampas que trazan la vida paralela de Goya en la que sus personajes juegan con lo lúdico y con lo onírico.
Los Caprichos de Goya: entre el eufemismo y lo descarnado
En otoño de 1792, a los 46 años, Francisco de Goya enfermó: pasó dos meses  padeciendo continuos “dolores cólicos”. Se maneja como diagnóstico el Cólico de Madrid, una peligrosa enfermedad difundida en la capital española, típica entre artistas debido a que se originaba de respirar el plomo contenido en los materiales de trabajo. Entre los efectos –que soportó por varios años– estaba la debilidad en los pies –de la cual se recuperó– y una sordera de la que mejoró posteriormente pero de manera parcial. No escuchar el mundo, tener que renunciar a la música como consuelo, aisló a Goya por completo. Fue entonces cuando comenzó a trabajar en una serie de ochenta grabados fantásticos, que hacían sátira de la sociedad española, los famososCaprichos.
Los “sueños” como telón de fondo para estas sátiras fue la inspiración inicial para estos grabados, que en adelante y, gracias a la envergadura temática que adoptaron, devinieron en la idea de los “caprichos”. Aunque como pensador traía una fuerte carga ideológica de la Ilustración, ese mismo espíritu le permitía plantearse interrogantes contrapuestas, una de ellas pareciera ser la siguiente: ¿qué pasa cuando hay oscuridad? Cuando hay oscuridad ocurre todo lo malo: en las noches salen las brujas, los sátiros y los demonios, personajes que vemos en estas piezas y que de manera descarnada están aludiendo a integrantes fatídicos de esa sociedad española que Goya detestaba: en esa España reinaba el caos, era una sociedad inmadura.  
Los Caprichos son una serie de estampas que Francisco de Goya publicó en 1799, aunque venía trabajándolas años atrás. Publicó trescientas y las intentó vender en una perfumería ubicada en la calle Desengaño de Madrid –donde residió por muchos años–. El que las haya intentado vender en un comercio de perfumes es significativo pues en su condición de pintor cercano a la Corte, la producción y difusión de estas gráficas era un acto casi clandestino. Sin embargo al momento no vendió demasiadas, por ejemplo los duque de Osuna –sus protectores– le compraron solo tres.
La palabra “caprichos” casi implica un eufemismo. Nada de lo que vemos en cada una de las estampas está colocado al azar: cada figura, cada imagen tiene una función dentro de la composición que a ningún ojo atento es capaz de engañar –el profesor dando la mala educación es representado con cara de burro, el pueblo inculto también, las prostitutas en conductas resbaladizas, el poder sobrevolando el lugar como una bruja o un brujo, etc.– Todo símbolo de crudeza está allí para ejercer una función no azarosa, no caprichosa. El velo del eufemismo es más una tarjeta de presentación, un túnel de subsuelo por donde logró drenar las sátiras y críticas humorísticas hacia la sociedad aristocrática y clerical de la España del siglo XVIII. Sin embargo, no hay paliativos en los Caprichos: su claro interés en evidenciar la sociedad decadente, llena de vicios, que hicieron de estos un rico corpus de imágenes que reprochaban y reprobaban. Obra  descarnada, mensajes directos que no juegan. LosCaprichos constituyen una obra esencial, excesivamente moderna para aquella centuria por la complejidad de los temas que puso en tela de juicio

La Asamblea Nacional le otorgó un crédito por 1,1 millardos de bolívares fuertes al Ministerio de Salud. De ese monto, 966,7 millones de bolívares estarán destinados a la contratación de 2.653 médicos integrales comunitarios, pertenecientes a la tercera cohorte de la disciplina médica.

Contratan a médicos integrales sin concurso de credenciales

Creen que este personal fue contratado sin tener presupuesto para pagarle | Foto Omar Véliz / Archivo
Creen que este personal fue contratado sin tener presupuesto para pagarle | Foto Omar Véliz / Archivo
El ingreso de 2.653 médicos comunitarios a la administración pública no fue incluido en el presupuesto de 2014

La Asamblea Nacional le otorgó un crédito por 1,1 millardos de bolívares fuertes al Ministerio de Salud. De ese monto, 966,7 millones de bolívares estarán destinados a la contratación de 2.653 médicos integrales comunitarios, pertenecientes a la tercera cohorte de la disciplina médica.
Bernardo Guerra, diputado por el estado Vargas, criticó la decisión. La descripción de la solicitud del crédito señala que el período de trabajo de los médicos será de enero a diciembre de 2014. “¿Esos médicos estuvieron cinco meses trabajando sin cobrar? ¿Están pidiendo el crédito para pagarles porque es una deuda que tienen? Si ya Min Salud sabía que iba a ingresar a esos médicos, ¿por qué no lo previeron en el presupuesto ordinario de 2014?”, preguntó.
Guerra planteó que Min Salud podría estar incurso en una irregularidad administrativa, pues habría contratado médicos sin tener la disponibilidad de los fondos para pagarles, hecho que es penado por la Ley de Administración Pública.
Adicionalmente señaló que la incorporación directa de los médicos comunitarios a los hospitales viola otro de los preceptos establecidos en el mismo texto legal: el requisito del concurso de credenciales para entrar a la administración pública.
“Se está creando un caos. Los médicos cirujanos que desean hacer sus residencias no podrán porque los puestos ya están ocupados por asignación directa”, advirtió.
No es la primera vez que se denuncia el ingreso sin concurso de los médicos integrales. En febrero el Colegio de Médicos del estado Táchira advirtió que los médicos que iniciaron la residencia en el servicio de Cirugía General del Hospital Central de San Cristóbal no cumplía con las exigencias para el cargo.

Formación dudosa. Después de nueve años del egreso de la primera cohorte de médicos integrales comunitarios, la disciplina académica sigue siendo objeto de críticas. La incorporación de los médicos a los hospitales llevó a la Academia Nacional de Medicina a evaluar su desempeño en 2012. Fueron reprobados. Solo dos aptitudes fueron rescatadas por los evaluadores: comunicación con el paciente y descripción de síntomas encontrados. En 2014 nada ha cambiado.
Yubizaly López, directora de la Escuela de Medicina José María Vargas de la UCV, dice que los médicos integrales no están capacitados para tomar el cargo de un especialista clínico, función que según el gobierno asumirían al terminar los posgrados.
“A ellos se les crearon unos posgrados a su medida. Los de aquí, por ejemplo, tienen un solo profesor. Están en la Emergencia y Pediatría. Su desempeño no es satisfactorio, no cumplen con la dedicación ni el horario de trabajo que tiene un médico cirujano. Ellos no pueden hacer diagnósticos clínicos, no saben hacer exámenes físicos correctamente”, afirma.
Esas fallas tienen antecedentes. En 2012, por ejemplo, ocho pediatras del Hospital Miguel Oraá de Guanare renunciaron por exceso de trabajo. Entre sus denuncias se encontraba que los 14 médicos comunitarios que los apoyarían carecían de conocimientos, por lo que fue imposible darles alguna función.