Elogio de la anomia...
Rafael Muci-Mendoza
Devenimos en un país donde Constitución y leyes están allí para ser
vulneradas cada día...
Para los médicos, es un trastorno neurológico del lenguaje que imposibilita
a una persona llamar las cosas por su nombre; el sistema cognitivo se ha
hecho inatento e ignorante. Cuánta ansiedad, confusión y desesperación en el
vacilante parlamento del anómico. Pero existe otra connotación para la
palabra anomia donde el lenguaje y la acción se envilecen: Es ese estado que
surge cuando las reglas sociales y las leyes se han degradado al punto de
carencia o se han eliminado conscientemente, y ya, no son respetadas por los
integrantes de una comunidad. Reciben también este nombre todas aquellas
situaciones que se caracterizan por la ausencia de normas o riendas sociales
que las restrinjan.
El estado forajido que hoy nos hunde en la vergüenza mundial comenzó a
fraguarse con la juramentación del tristemente célebre presidente Chávez y
su lenguaje de germanía, considerada y celebrada como travesura infantil y
no como un juramento anticonstitucional y por tanto, írrito. Jurisconsultos
y pueblo llano aceptaron aquél adefesio, y desde allí se dio visa y puerta
de ingreso a la anomia nacional que creció vigorosa y veloz como la mala
yerba que ahoga los cultivos fecundos y bondadosos. Devenimos en un país
donde la constitución y las leyes están allí para ser vulneradas cada día
por arte de la trácala y la mentira sistemática; un pueblo retrotraído a la
ignorancia y a la miseria por la rapacidad de sus conductores, que sin
grima, alza la mano en busca de limosna. Los hemos hecho más pobres y
dependientes. Sirve a nuestros propósitos. De nuevo, los letrados se
convirtieron en rábulas, las academias se ocuparon de lo ¨académico¨ y la
cobardía se hizo norma, ignorando el cambio de los tiempos hacia la
ignominia y el juicio del tiempo que demandará su indiferencia.
El olvido y la anomia son formas de barbarie...
Addendum
Los principales impulsores del concepto de anomia fueron los sociólogos
Émile Durkheim (1858-1917) y Roberto Merton (1910-2003). Este último
especialista indicó que la anomia aparecía cuando los objetivos de una
cultura y la posibilidad de acceso de algunos grupos poblacionales a los
medios necesarios se encontraban disociados. La asociación entre medios y
fines, por lo tanto, comienza a debilitarse hasta que se concreta el quiebre
del entramado social. La situación de la Venezuela actual no puede ser más
afín a estas ideas. La degradación social ha llegado su más baja cota.
Según Émile Durkheim, cuando un grupo está sumamente unido, desarrolla una
cantidad determinada de normas para regular el comportamiento y mantener el
orden dentro de él, las cuales establecen límites para las aspiraciones y
los logros así como también el accionar de cada individuo para brindar una
cierta seguridad al conjunto. Para él no era posible pensar en la acción
social de una forma absolutamente libre, porque sin normas no pueden existir
convenios para la armonía en una sociedad y guías que colaboren con una
conducta lineal que sea favorable para toda la comunidad. A través de las
expectativas del grupo pueden actualizarse las relaciones y compartirse en
un entorno cultural. La sociedad venezolana en sí misma, es la más desnuda
definición de la anomia, de la irreverencia y del caos.
Rafael Muci-Mendoza
Devenimos en un país donde Constitución y leyes están allí para ser
vulneradas cada día...
Para los médicos, es un trastorno neurológico del lenguaje que imposibilita
a una persona llamar las cosas por su nombre; el sistema cognitivo se ha
hecho inatento e ignorante. Cuánta ansiedad, confusión y desesperación en el
vacilante parlamento del anómico. Pero existe otra connotación para la
palabra anomia donde el lenguaje y la acción se envilecen: Es ese estado que
surge cuando las reglas sociales y las leyes se han degradado al punto de
carencia o se han eliminado conscientemente, y ya, no son respetadas por los
integrantes de una comunidad. Reciben también este nombre todas aquellas
situaciones que se caracterizan por la ausencia de normas o riendas sociales
que las restrinjan.
El estado forajido que hoy nos hunde en la vergüenza mundial comenzó a
fraguarse con la juramentación del tristemente célebre presidente Chávez y
su lenguaje de germanía, considerada y celebrada como travesura infantil y
no como un juramento anticonstitucional y por tanto, írrito. Jurisconsultos
y pueblo llano aceptaron aquél adefesio, y desde allí se dio visa y puerta
de ingreso a la anomia nacional que creció vigorosa y veloz como la mala
yerba que ahoga los cultivos fecundos y bondadosos. Devenimos en un país
donde la constitución y las leyes están allí para ser vulneradas cada día
por arte de la trácala y la mentira sistemática; un pueblo retrotraído a la
ignorancia y a la miseria por la rapacidad de sus conductores, que sin
grima, alza la mano en busca de limosna. Los hemos hecho más pobres y
dependientes. Sirve a nuestros propósitos. De nuevo, los letrados se
convirtieron en rábulas, las academias se ocuparon de lo ¨académico¨ y la
cobardía se hizo norma, ignorando el cambio de los tiempos hacia la
ignominia y el juicio del tiempo que demandará su indiferencia.
El olvido y la anomia son formas de barbarie...
Addendum
Los principales impulsores del concepto de anomia fueron los sociólogos
Émile Durkheim (1858-1917) y Roberto Merton (1910-2003). Este último
especialista indicó que la anomia aparecía cuando los objetivos de una
cultura y la posibilidad de acceso de algunos grupos poblacionales a los
medios necesarios se encontraban disociados. La asociación entre medios y
fines, por lo tanto, comienza a debilitarse hasta que se concreta el quiebre
del entramado social. La situación de la Venezuela actual no puede ser más
afín a estas ideas. La degradación social ha llegado su más baja cota.
Según Émile Durkheim, cuando un grupo está sumamente unido, desarrolla una
cantidad determinada de normas para regular el comportamiento y mantener el
orden dentro de él, las cuales establecen límites para las aspiraciones y
los logros así como también el accionar de cada individuo para brindar una
cierta seguridad al conjunto. Para él no era posible pensar en la acción
social de una forma absolutamente libre, porque sin normas no pueden existir
convenios para la armonía en una sociedad y guías que colaboren con una
conducta lineal que sea favorable para toda la comunidad. A través de las
expectativas del grupo pueden actualizarse las relaciones y compartirse en
un entorno cultural. La sociedad venezolana en sí misma, es la más desnuda
definición de la anomia, de la irreverencia y del caos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario