A Cora Páez de Topel Capriles

A Cora Páez de Topel Capriles
A Cora Páez de Topel Capriles, gran amiga de Aziz Muci-Mendoza, él le recordaba al compositor de mediana edad Gustav von Aschenbach, protagonista de la película franco-italiana "Muerte en Venecia" (título original: Morte a Venezia) realizada en 1971 y dirigida por Luchino Visconti. Adaptación de la novela corta del mismo nombre del escritor alemán Thomas Mann.Se trata de una disquisición estético-filosófica sobre la pérdida de la juventud y la vida, encarnadas en el personaje de Tadzio, y el final de una era representada en la figura del protagonista.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Como un artista irreverente, con una propuesta estética subversiva, a veces sarcástica y hasta burlesca, que tejió un indisoluble vínculo entre su vida, sus aspiraciones y obra, es evocado Armando Julio Reverón, considerado uno de los pintores más importantes del país y que se espera sea trasladado el próximo 25 de septiembre al Panteón Nacional, según infamación extraoficial.

Reverón, genio de Macuto y pintor de la luz

Sus restos serán trasladados en los próximos días al Panteón Nacional

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El 18 de septiembre el mundo de las artes conmemoró 61 años de la pérdida física de Armando Reverón quien falleció en 1954 en el Sanatorio San Jorge de Caracas FOTOS ADOLFO ACOSTA Y CRUZ SOJO
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JULIO MATERANO |  EL UNIVERSAL
domingo 20 de septiembre de 2015  12:00 AM
Como un artista irreverente, con una propuesta estética subversiva, a veces sarcástica y hasta burlesca, que tejió un indisoluble vínculo entre su vida, sus aspiraciones y obra, es evocado Armando Julio Reverón, considerado uno de los pintores más importantes del país y que se espera sea trasladado el próximo 25 de septiembre al Panteón Nacional, según infamación extraoficial.

Sus obsesión por retratar la luz, las sombras y su obra cercana a lo abstracto marcaron distancia de cualquier expresión pictórica criolla y dieron autenticidad a su trabajo, que apenas se esmera por conservar un dato de la realidad, pues su único interés fue la pintura en sí, un hecho que se resume en la síntesis de las formas, su sencilla paleta de colores y la calidad gestual de sus piezas.

Así lo expone Félix Hernández, quien ha sido curador e investigador de la obra de Reverón durante 21 años, y lo describe como un performance en sí mismo, que incluye un escenario casi mágico: El Castillete de Macuto, un rancho caribeño, donde se apartó del ruido citadino en 1921 para pintar los atardeceres de Naiguatá a Macuto y desarrollar su trabajo. Una recomendación directa de Nicolás Ferdinandov, pintor venezolano de origen ruso.

Aun escogiendo un estilo de vida ermitaño en Macuto, que ese entonces era un paisaje solitario, los políticos, intelectuales y artistas de la época, cuenta Hernández, no aceptaron su marginalidad. Siempre estuvieron rodeando El Castillete. Entre ellos, las familias Phelps y Boulton, además de personajes como Vicente Gerbasi.

"Era altamente apreciado por la elite del país y las clases populares, por eso fue un mito, incluso en vida. Era el hombre extravagante con quien todo el mundo quería estar vinculado", dice y rescata la etapa de las majas, en la que demostró sus excelentes cualidades para dibujar mujeres desnudas.

Existen, por demás, relatos en torno a quienes acudían a El Castillete a curiosear. El también investigador de la Galería de Arte Nacional agrega que en su interior había incluso un montaje escenográfico, como una especie de teatro de lo absurdo, donde la gente podía sentirse maltratada o conmovida. 

Reverón a la Luz del Periodismo, un libro testimonial de Juan Antonio Calzadilla, relata un episodio en el que unas turistas de mucho dinero, atraídas por el mito de Reverón, acuden a El Castillete. Sin conocer al artista, le preguntan a la entrada por el "pintor loco", a quien anhelaban ver en su faena. Reverón, de forma burlesca, pide a las mujeres que aguarden, trae a su mono vestido de torero y usando un pequeño caballete, lo pone a pintar.

"Ese era Reverón. Se vacilaba a la gente. Era un místico, sin religiosidad definida", dice Hernández, al pasearse por el jocoso episodio. Alfredo Boulton, el mayor biógrafo de Reverón, dividió su obra en tres períodos: azul, blanco y sepia; una clasificación en algunos casos caprichosa, pues no respeta fechas, la calidad expresionista y los tipos de materiales.

Huella artística

Para celebrar el traslado al Panteón, la directora de la Galería de Arte Nacional, María Rengifo, dijo que preparan una exposición, en la Sala 2 del ala norte, que lleva por nombre Reverón: llenas de luz al Panteón Nacional. Una actividad que busca exaltar su obra declarada Patrimonio Cultural en la Gaceta 40.411, de mayo de 2014.

Se trata de una huella artística compuesta por más de 33 objetos y más de tres decenas de pinturas bajo el resguardo de la Galería de Arte Nacional y otras tantas piezas coleccionadas por la familia Cisneros.

Se estima que durante la tragedia de Vargas, en 1999, se perdieron entre 30 y 40 obras que reposaban en El Castillete.

El pintor esquizoide

En torno a la vida de Reverón, existen informes psiquiátricos, emitido por Báez Finol, médico del artista, que rinden cuenta sobre su tendencia esquizoide. El artista, nació en Caracas el 10 de mayo de 1889 en un hogar disfuncional. Fue hijo de Julio Reverón, un hombre alcohólico, y Garmendia Dolores Travieso, una mujer de sociedad sumamente coqueta, que consideró contraproducente su embarazo. 

Tras el rompimiento del matrimonio, Reverón fue dado a la familia valenciana Rodríguez-Zucca, de origen canario, encargada de velar por su formación durante sus primeros años. Según la historia de su vida, cursó primaria con los padres salesianos e incursionó en la pintura de la mano de su tío materno Ricardo Montilla.

La muerte repentina de su hermanastra Josefina, con quien entabló un estrecho vínculo, y quien además supuso un primer acercamiento al mundo de las muñecas, generó en Reverón una crisis prematura. Una situación que el ingreso a la escuela de Bellas Artes en Caracas le ayudaría a superar.

Conceptual y expresionista

Durante su formación en Caracas, entre 1908 y 1911, Reverón respetó las normas académicas. Sin embargo, sus amigos rompieron con una huelga la enseñanza en Bellas Artes, por considerarla muy academicista. Período para el cual Reverón logró graduarse. Por su excelente desempeño. En 1911 viaja becado a Barcelona (España) para estudiar en la Escuela de Artes y Oficios de La Lonja.

Un año más tarde, y tras un breve regreso a Caracas se matricula en la Real Academia de San Fernando en Madrid. En 1914 viaja a París y al año siguiente regresa a Venezuela, tras tomar algunos talleres.

Mientras en los años 30 el círculo de Bellas Artes mantenía sus posturas realistas y naturalistas, Reverón se inclinaba hacia lo conceptual, lo que muestra su inquietud existencial. En España abordó el trabajo de Francisco de Goya, y en su etapa temprana tuvo influencia de Pierre-Auguste Renoir, Sisley y Diego Velázquez.

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