Encuentros entre líneas: Vuelve el jazz a El Hatillo
El municipio inauguró el domingo la duodécima edición de su ya emblemático Festival con un concierto que reunió músicos de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. Desde el 6 al 13 de septiembre habrá presentaciones y actividades en los alrededores del “pueblo”
A las 4 de la tarde el calor estaba al máximo. Las puertas del Anfiteatro El Hatillo se abrieron con algunos minutos de retraso y poco a poco la gente fue ubicándose desesperados por algo de sombra. Adentro, dando la sensación de un domingo en familia, dos quiosquitos vendían choripanes y cervezas. Los instrumentos esperan sobre la tarima.
Pasadas las 4:30 Ángel Zambrano, director de Cultura El Hatillo, se monta en escena y da la bienvenida. Son muchos los agradecimientos a los patrocinantes, a los productores, al público… Mientras, los asientos todavía están por llenarse y se escucha el murmullo de la gente. El siseo de la parrilla y el olor de las salchichas dominan el espacio.
Comienza por fin el concierto. Antonio Flinta Trío toma su lugar. El público no deja de abanicarse con los pequeños folletos que repartieron y algunos abanicos. Hay silencio… casi: la parrilla continúa y la gente como que no termina de entender que los músicos ya tocan para ellos. Un jazz suave, clásico, caracteriza el piano de Flinta, acompañado por el bajo de Roberto Bucci y la batería de Claudio Gioannini. Los italianos aunque excepcionales no lograron acallar la informalidad generada por la venta arriba.
Luego de un pequeño descanso, es el turno de España. El genial armonicista Antonio Serrano y el reconocido pianista Federico Lechner supieron subir el volumen y conquistar el teatro. Finalmente dominó el jazz sobre las voces. Un público enloquecido –más cómodo gracias a la caída de la noche que refrescó el lugar– les aplaudió cada solo, cada canción. Lechner y Serrano parecían en trance. Muy divertidos por lo que sucedía. Tanto así que fueron los únicos en atender al llamado final: “¡Otra. Otra!”. Terminaron de ganarse la ovación de pie con una versión estridente de una canción cubana. Incluso un coro llegó a escucharse desde las gradas. Aunque indescifrable.
Nuevamente un descanso mientras el escenario y los instrumentos se preparan para el siguiente set. El cierre queda en manos del estadounidense Martin Bejarano, pianista y compositor, acompañado por los venezolanos Pablo Gil en el saxo, Carlos Sanoja en el bajo, y Abelardo Bolaño en la batería. Su jazz fusión estuvo lleno de claves reconocibles. Sus canciones, aunque compuestas por él, recordaban constantemente a otros –como Coltrane. La emoción que habían logrado los españoles parecía apagarse poco a poco y nuevamente comenzaron los murmullos desde atrás. Es como si la gente hubiese esperado ritmos alocados o grandes sorpresas en lugar del jazz clásico y fenomenal que nos trajeron los músicos.
Caída la noche, –sorprendentemente, debo admitir– algunos comenzaron a abandonar el anfiteatro. “¿Será el temor a la noche, o es que han olvidado el respeto que se merecen estos artistas?”, se escucha. No importa. El concierto terminó sobre las 8:00 pm con un público de pie que nuevamente pidió un regalo extra de los músicos. Pero esa “otra” nunca llegó. “Perfecto si nos quedamos con las ganas –dirían–, así volveremos”.
El Festival Hatillo Jazz 2015 apenas comienza.
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