Música del polo norte al trópico
José Antonio Abreu espera crear una orquesta binacional con Groenlandia.
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Ron Álvarez mostró canciones groenlandesas (Fotos Gustavo Bandres)
LORENA TASCA | EL UNIVERSAL
viernes 1 de noviembre de 2013
A José Antonio Abreu no le cabe la sonrisa en el rostro mientras Ron Álvarez dirige a la Orquesta Sinfónica de la Juventud Mirandina Vicente Emilio Sojo y al Coro Ambrosio Plaza con unos invitados especiales. Se trata de tres jóvenes de entre 14 y 16 años que sanaron heridas gracias al programa musical del orfanato Ummannnaq Children's Home y tres mujeres mayores de 20 educadas en la Orchestra School ubicada en Nuuk, capital de Groenlandia.
"Queremos construir una orquesta binacional. La intención ahora es que los muchachos del Sistema viajen a Groenlandia y de allá vengan para acá a intercambiar aprendizajes", dice Abreu después de escuchar temas comoAnaana, que narra la historia de un niño que le pregunta a su madre cuando saldrá el sol tras los seis meses de oscuridad que se viven en la región autónoma de Dinamarca.
Ahí, en la en la sede de la Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela que se encuentra en Parque Central, Álvarez -el violinista de 28 años que ya suma más de dos años replicando las enseñanzas del Sistema en Groenlandia -, también presenta el tambor típico de la gélida isla en la que no existen los árboles.
Con temas como Inuk y Inuk coming to age, las tres expertas en el instrumento que parece una pandereta se posicionan al frente de la orquesta para mostrar el sonido que se produce al golpear una gruesa baqueta de madera con el cuero sacado de la panza de un oso polar. Y para ponerle una pizca de sabor caribeño, en el repertorio no falta Venezuela, popularizada por Luis Silva.
"Los temas venezolanos son difíciles de tocar, pero los sientes y te llenas de emoción. Y hacen que te entren unas ganas inmensas de bailar", dice Navarana Berthelsen, una de las integrantes de la orquesta de Nuuk -y también profesora de trombón- que desde el pasado 24 octubre cambió, por apenas unos días, las temperaturas bajo cero por el clima tropical, tras un periplo que llevó a la delegación groenlandesa a presentarse en Italia y Estados Unidos.
Mientras Abreu recibía algunos regalos de mano de Jonna Faeroe, creadora del programa de música del orfanato Ummannaq, dos jovencitas encargadas de los violines cuchicheaban entre sí que para ellas las canciones nacidas cerca del polo norte, les producen sensaciones de amor. "Son composiciones sencillas, pero llenas de intensidad", aseguran.
Y Álvarez, quien también fue director del núcleo del Sistema en Guarenas y Guatire, sólo tiene un deseo: "Quiero que este sea un puente sólido entre muchachos de Groenlandia y Venezuela. Las cosas que son hechas con bondad deben multiplicarse por todo el mundo".
"Queremos construir una orquesta binacional. La intención ahora es que los muchachos del Sistema viajen a Groenlandia y de allá vengan para acá a intercambiar aprendizajes", dice Abreu después de escuchar temas comoAnaana, que narra la historia de un niño que le pregunta a su madre cuando saldrá el sol tras los seis meses de oscuridad que se viven en la región autónoma de Dinamarca.
Ahí, en la en la sede de la Sinfónica Nacional Infantil de Venezuela que se encuentra en Parque Central, Álvarez -el violinista de 28 años que ya suma más de dos años replicando las enseñanzas del Sistema en Groenlandia -, también presenta el tambor típico de la gélida isla en la que no existen los árboles.
Con temas como Inuk y Inuk coming to age, las tres expertas en el instrumento que parece una pandereta se posicionan al frente de la orquesta para mostrar el sonido que se produce al golpear una gruesa baqueta de madera con el cuero sacado de la panza de un oso polar. Y para ponerle una pizca de sabor caribeño, en el repertorio no falta Venezuela, popularizada por Luis Silva.
"Los temas venezolanos son difíciles de tocar, pero los sientes y te llenas de emoción. Y hacen que te entren unas ganas inmensas de bailar", dice Navarana Berthelsen, una de las integrantes de la orquesta de Nuuk -y también profesora de trombón- que desde el pasado 24 octubre cambió, por apenas unos días, las temperaturas bajo cero por el clima tropical, tras un periplo que llevó a la delegación groenlandesa a presentarse en Italia y Estados Unidos.
Mientras Abreu recibía algunos regalos de mano de Jonna Faeroe, creadora del programa de música del orfanato Ummannaq, dos jovencitas encargadas de los violines cuchicheaban entre sí que para ellas las canciones nacidas cerca del polo norte, les producen sensaciones de amor. "Son composiciones sencillas, pero llenas de intensidad", aseguran.
Y Álvarez, quien también fue director del núcleo del Sistema en Guarenas y Guatire, sólo tiene un deseo: "Quiero que este sea un puente sólido entre muchachos de Groenlandia y Venezuela. Las cosas que son hechas con bondad deben multiplicarse por todo el mundo".
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