La última mirada de Juan Carlos Palenzuela al arte venezolano
El historiador narra el acontecer artístico y social entre los años 1980 y 2005
"Arte en Venezuela 1980-2005" es el tercer tomo de la colección sobre este tema del fallecido historiador e investigador Juan Carlos Palenzuela CORTESÍA
MARÍA GABRIELA FERNÁNDEZ B. | EL UNIVERSAL
martes 20 de enero de 2015 12:00 AM
La relación entre arte y sociedad se teje en la prosa del historiador Juan Carlos Palenzuela a lo largo de su obra Arte en Venezuela 1980-2005. Este material, publicado de forma póstuma, recoge las principales figuras y exposiciones que se dieron en el país durante ese período y viene a cerrar la trilogía del autor, quien ya había publicado sus estudios sobre artes plásticas en los períodos comprendidos entre 1938 y 1958, y desde 1959 hasta 1979.
Ana Caufman, editora de la obra y viuda de Palenzuela, explica que la elaboración de este material significó el desarrollo de una faceta distinta en la pluma del autor, quien hasta entonces había investigado y escrito sus obras "desde la distancia temporal propia del historiador" para pasar, en este caso, a recoger el testimonio con el ritmo de la que fue su actualidad. "Es fácil encontrar en esta tercera parte una doble faceta, una voz que corresponde más a un crítico de arte, porque cada artista que aquí aparece fue visitado por él no sólo por su propio interés, sino también como parte de sus obligaciones diarias como columnista en El Universal".
Los 25 años de historia que agrupó Palenzuela en esta edición, inician con lo que él plasma como un momento fructífero para la producción artística y culmina, en cambio, con un panorama poco favorable.
Describe unos años 80 marcados por el famoso "viernes negro" pero también por la aparición de nuevos espacios, entre los que destaca el Teatro Teresa Carreño. En esta época, el experto enmarca el desarrollo de corrientes como la del arte figurativo, con Carlos Zerpa o Adrián Pujol entre sus representantes, y del arte conceptual con rostros como los de los caraqueños Antonieta Sosa y Héctor Fuenmayor.
Caufman describe que, a lo largo de la obra, Palenzuela insiste en las referencias a las múltiples fluctuaciones del dólar y a sus consecuencias. Declara que "la profesión del autor lo lleva a establecer una cronología y un contexto claros para cada época, más allá de fijar sólo la mirada en el acontecer artístico porque en los momentos en que el dólar subía, era muy difícil adquirir la materia prima".
La aparición y el uso de las nuevas tecnologías para la producción artística también se ven reflejados a lo largo del período registrado por Palenzuela. Por ejemplo, el repunte de la fotografía y del uso de elementos audiovisuales en las exposiciones se hace menester, sobre todo a partir de 1990, con figuras como Nelson Garrido, quien colaboró en la selección de las imágenes del libro; José Antonio Hernández-Diez, Sandra Vivas o Nayarí Castillo.
Para los primeros cinco años del nuevo siglo, el autor destaca la destitución de varios de los directores de los principales museos del país y las consecuencias de actos vandálicos contra obras de artistas venezolanos. Sin embargo, resalta la labor de figuras como Yolanda Pantin, Magdalena Fernández, Patricia van Dalen o Javier Téllez, en sus respectivas disciplinas.
El libro quedó escrito en su totalidad tras la muerte del autor en 2007, y sólo la recopilación fotográfica y los índices debieron ser culminados desde entonces. De la edición, se imprimieron mil ejemplares que están a la venta en las librerías independientes de Caracas.
Ana Caufman, editora de la obra y viuda de Palenzuela, explica que la elaboración de este material significó el desarrollo de una faceta distinta en la pluma del autor, quien hasta entonces había investigado y escrito sus obras "desde la distancia temporal propia del historiador" para pasar, en este caso, a recoger el testimonio con el ritmo de la que fue su actualidad. "Es fácil encontrar en esta tercera parte una doble faceta, una voz que corresponde más a un crítico de arte, porque cada artista que aquí aparece fue visitado por él no sólo por su propio interés, sino también como parte de sus obligaciones diarias como columnista en El Universal".
Los 25 años de historia que agrupó Palenzuela en esta edición, inician con lo que él plasma como un momento fructífero para la producción artística y culmina, en cambio, con un panorama poco favorable.
Describe unos años 80 marcados por el famoso "viernes negro" pero también por la aparición de nuevos espacios, entre los que destaca el Teatro Teresa Carreño. En esta época, el experto enmarca el desarrollo de corrientes como la del arte figurativo, con Carlos Zerpa o Adrián Pujol entre sus representantes, y del arte conceptual con rostros como los de los caraqueños Antonieta Sosa y Héctor Fuenmayor.
Caufman describe que, a lo largo de la obra, Palenzuela insiste en las referencias a las múltiples fluctuaciones del dólar y a sus consecuencias. Declara que "la profesión del autor lo lleva a establecer una cronología y un contexto claros para cada época, más allá de fijar sólo la mirada en el acontecer artístico porque en los momentos en que el dólar subía, era muy difícil adquirir la materia prima".
La aparición y el uso de las nuevas tecnologías para la producción artística también se ven reflejados a lo largo del período registrado por Palenzuela. Por ejemplo, el repunte de la fotografía y del uso de elementos audiovisuales en las exposiciones se hace menester, sobre todo a partir de 1990, con figuras como Nelson Garrido, quien colaboró en la selección de las imágenes del libro; José Antonio Hernández-Diez, Sandra Vivas o Nayarí Castillo.
Para los primeros cinco años del nuevo siglo, el autor destaca la destitución de varios de los directores de los principales museos del país y las consecuencias de actos vandálicos contra obras de artistas venezolanos. Sin embargo, resalta la labor de figuras como Yolanda Pantin, Magdalena Fernández, Patricia van Dalen o Javier Téllez, en sus respectivas disciplinas.
El libro quedó escrito en su totalidad tras la muerte del autor en 2007, y sólo la recopilación fotográfica y los índices debieron ser culminados desde entonces. De la edición, se imprimieron mil ejemplares que están a la venta en las librerías independientes de Caracas.
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