Un chamán de la modernidad
El Nacional 4 DE ABRIL 2015 - 00:01
Se ha dado por hablar de un arte “universal”, sinónimo de movimientos vanguardista del arte internacional, como si todo arte, por ser creado en este nuestro universo, no lo fuese. Detrás de esa afirmación se esconde, más de las veces, un claro afán de menospreciar las manifestaciones artísticas con acento local, en las que no están incorporadas las últimas novedades que se realizan en los principales centros culturales del mundo. Lo cierto es que la mayoría de las expresiones artísticas se nutren de su entorno local y sus raíces más profundas abarcan la humanidad. Es así como se puede explicar que la obra eminentemente europea del español Picasso tenga una referencia explícita del arte africano (Les Demoiselles d’Avignon).
La obra de arte es lenguaje y lo mejor del hombre está relacionado con el lenguaje. Si queremos entonces significar que “lo estéticamente resaltante” merece ser calificado como “universal”, estamos de acuerdo como convención, pero nada más.
Característica fundamental de la obra de Javier Level es su honda raíz local que se nutre en lo universal; en ella el ancestro indígena se da la mano con lo religioso, dos motivos que permiten abarcar al hombre de esta tierra en su totalidad existencial. Además, el arte que moldea las manos de este creador es lugar de encuentro de culturas. Lo hispánico, lo aborigen americano y lo africano emerge con un barroquismo que se expresa en formas grandiosas de profunda religiosidad. Una religiosidad donde la imagen se nos revela como destrucción y muerte, como parto que anticipa la resurrección. Una religiosidad que no olvida que la vida consiste en comer otras criaturas y, todavía más, que la vida vive matándose y devorándose así misma. Una religiosidad cósmica donde los dioses se integran pues al final Dios es Uno.
En las piezas de Level se reflejan los mitos de ayer y de hoy. En ese sentido este artista actúa como “chamán”. De ello da cuenta el mitólogo Joseph Campbell cuando afirma que “al artista le corresponde interpretar la divinidad inherente en la naturaleza”. Javier Level es en nuestro medio uno de esos intérpretes, cumpliendo de esa manera un papel tan antiguo como el hombre. Pero no por ese papel antiguo su trabajo deja de ser contemporáneo. Lo es por la libertad de uso de los materiales más diversos: cemento, resinas, polímero, huesos de animales, conchas marinas, restos de maderas y baldosas, piezas metálicas y plásticas, así como cualquier objeto que aporte contenido estético a su obra. Lo es por el manejo libre de las formas, imponiéndose la figura como referente principal. Lo es, sencillamente, porque su creación es de la actualidad. Sin embargo, su obra está muy apartada de la vanguardia de hoy, al menos esa que es la moda en los centros internacionales de arte (Nueva York, Londres, París, Berlín). En ese sentido, su trabajo marcha a contracorriente, sosteniéndose firmemente en el llamado arte clásico de autores como el francés Auguste Rodin o el venezolano Alejandro Colina.
Es el sentimiento de lo humano lo que se expresa en sus volúmenes, elevándose a lo que de trascendente tiene la significación de Dios.
(Nota: Este artículo fue escrito el 23 de enero de 2002 para ser publicado en la revista BCV Cultural de la que fui creador y fundador. Sin embargo, el entonces presidente del instituto emisor, devenido en revolucionario de nuevo cuño, después de toda una vida cercana a uno de los grandes partidos de la IV República, vetó su aparición. Por seguir teniendo actualidad, he decidido publicarlo hoy en este espacio de libertad, en reconocimiento a este gran escultor venezolano que recientemente inauguró su última muestra, titulada IN MEMÓRIAM de ilustres híbridos y transgénicos, con gran asistencia de público, en su espacio expositivo “La Tierra Intermedia”, en el Sector La Hoyadita, víaTurgua, la Zona rural de El Hatillo. El trabajo puede verse en javierlevel.blogspot.com).
@EddyReyesT
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