A Cora Páez de Topel Capriles

A Cora Páez de Topel Capriles
A Cora Páez de Topel Capriles, gran amiga de Aziz Muci-Mendoza, él le recordaba al compositor de mediana edad Gustav von Aschenbach, protagonista de la película franco-italiana "Muerte en Venecia" (título original: Morte a Venezia) realizada en 1971 y dirigida por Luchino Visconti. Adaptación de la novela corta del mismo nombre del escritor alemán Thomas Mann.Se trata de una disquisición estético-filosófica sobre la pérdida de la juventud y la vida, encarnadas en el personaje de Tadzio, y el final de una era representada en la figura del protagonista.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

La mayoría de los perdedores son simples sobacos ilustrados, esos que llevan libros bajo las axilas esperando que el conocimiento permee sin esfuerzo..

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Elogio del perdedor,

o loa al sobaco ilustrado...

Rafael Muci-Mendoza

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La mayoría de los perdedores son simples sobacos ilustrados, esos que llevan
libros bajo las axilas esperando que el conocimiento permee sin esfuerzo...

Los mamelucos, perdedores o sobacos ilustrados -llámelos como quiera-,
constituyen una logia de pavos reales que se mienten entre ellos y quieren
engañar a los demás sobre las bondades del socialismo del siglo XXI cuando
la realidad de su rotundo fracaso está a ojos vista. El perdedor no se da
por enterado de su propia insuficiencia ni de sus carencias; antes bien hace
gala de ellas cuando habla o cuando actúa. No necesita trabajo porque vive
de las coimas o de las arcas públicas. El asambleísta rojo no trabaja porque
todo le viene enlatado desde Cuba y no le importa mostrar su inopia ni
regalar la soberanía de su país mediante el usufructo de una buena vida. No
toma para sí empresas riesgosas a menos que implique beneficio para él o el
grupo con que se lía no importando el daño que pueda producir a otros, a su
país e inclusive a su propia familia. Vive en un limbo ficticio con su
claque constituido por redes clientelares, sin ver la acuciante realidad que
apabulla a otros, a la mayoría. Cuando existe una inflación de tres dígitos
y 95% de abstención en el PSUV, toma como un éxito el descalabro, come
mojones y no se escarba los dientes, pero despertará algún día para ver lo
podrido de su vida y de su corazón, y si alguna dignidad aún le quedara, no
tendría otra opción que volarse la tapa de los sesos, ahorcarse, envenenarse
o hacerse, al estilo samurái, el  seppuku o harakiri, el término japonés
empleado que denomina el suicidio ritual por desentrañamiento; pero de
nuevo, eso supone tener algo de la dignidad que no tiene. Orgulloso, enseña
a sus hijos sus malas artes y hasta nombre les ha puesto: ¨bolichicos¨,
ensuciando doquiera que van el nombre de Venezuela. Cacarea un triunfo
inexistente como la gallinita criolla, que al poner un minúsculo huevito
arma un zaperoco en el gallinero

Hay que pensar en un millón de millones de dólares dilapidados sin mostrar
obra alguna y hoy estamos importando alimentos, gasolina y petróleo, pero no
sienten vergüenza; destruyen el campo venezolano, acabaron con AgroIsleña y
ahora tienen la Gran Misión Agropatria, donde se degradan los términos
¨gran¨ y ¨patria¨, por lo que se vuelcan a lo más sencillo y donde la
corrupción cunde, la gestión de la importación; todo apunta mal para el
petróleo del cual se espera que los precios alcancen la cota de los $60:
desperdiciaron las vacas gordas en inútiles regalos a sus hermanos
comunistas y ahora llenan las apariencias reuniéndose fuera del país
alrededor del muerto; asfixian las universidades y se vanaglorian de tener
el mayor número de casas de estudio superior de América, cuando ellos y
nosotros sabemos que son una bazofia y que los graduandos no saben
matemáticas, química o física. ¿Cómo no serlo si no tienen profesores de
calidad, sedes, ni laboratorios? Piensan que van a contener el ébola y no
han podido con la malaria, con la dengue y todavía pregonan que no hay
epidemia de chikungunya. No hay esperanza para los cancerosos, enfermos de
sida, y los hospitales mueren de indiferencia. ¿Por qué? Porque son sordos
del cerebro, porque son perdedores y ello implica ser los últimos de su
clase, si es que alguna vez estudiaron; son gentes acomplejadas y sombrías,
retaliadoras, envidosas del intelecto ajeno al cual no pueden acceder y al
cual hay que destruir a toda costa.

La mayoría de los perdedores son simples sobacos ilustrados, esos que llevan
libros bajo las axilas esperando tristemente que el conocimiento permee sin
esfuerzo; por eso usted los ve cambiando de ministerios y viceministerios,
detentando varios cargos a la vez para los cuales no tienen preparación
ninguna pero cobran por cada uno de ellos mientras el pueblo sufre y
sufre... El mar de fondo amenaza con llevárselo todo y a todos... Les pasó
como al Chacumbele que se fue, que aburrido de hacer daño, él mismito se
mató...

 


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