A Cora Páez de Topel Capriles

A Cora Páez de Topel Capriles
A Cora Páez de Topel Capriles, gran amiga de Aziz Muci-Mendoza, él le recordaba al compositor de mediana edad Gustav von Aschenbach, protagonista de la película franco-italiana "Muerte en Venecia" (título original: Morte a Venezia) realizada en 1971 y dirigida por Luchino Visconti. Adaptación de la novela corta del mismo nombre del escritor alemán Thomas Mann.Se trata de una disquisición estético-filosófica sobre la pérdida de la juventud y la vida, encarnadas en el personaje de Tadzio, y el final de una era representada en la figura del protagonista.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Elogio del desprecio...La basura rellena los cuatro puntos cardinales de ciudades y pueblos, y como no va a ser, si es basura lo que tenemos como gobernantes...

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Elogio del desprecio...

Rafael Muci-Mendoza



La basura rellena los cuatro puntos cardinales de ciudades y pueblos, y como
no va a ser, si es basura lo que tenemos como gobernantes...

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La aviación civil es uno de los capítulos más denigrantes de esta Venezuela
disminuida del siglo XXI. La semana pasada debía salir de viaje a un
congreso en Maracaibo. Como me ufano de mi puntualidad y es mi costumbre, me
presenté con más de tres horas de anticipación al despacho de la línea que
pude conseguir para viajar; no de aquella que habla la aeromoza una vez que
el avión aterriza en el aeropuerto de destino diciéndonos, ¨Queridos
pasajeros, muchas gracias por escogernos para su viaje...¨ La verdad es que
si fuera por mí, no escogería a ninguna, agarramos lo que podemos. Esa es la
verdad. Pues bien, en la espera tuve la suerte de poder sentarme; había un
gentío y la vocinglería alcanzaba decibeles intolerables que impedían oír
los avisos por los parlantes. La gente pasaba de un lado a otro arrastrando
los pies, ¡Otro afecto por la chikungunya! -me decía-, pero me consolaba el
hecho de que el gobierno en su verdad dice que hay apenas unos pocos casos
en el país; debía ser pues que estaba yo equivocado, tal vez solo se les
había pegado un chicle en la suela de ambos zapatos... Y allí fue donde
comenzó la demostración de la más visible humillación. El vuelo salió a las
3:50 PM, pero no era el mío, que debía salir antes de esa hora, sino uno que
iba a Porlamar y tenía un retraso de 4 horas. Debíamos esperar que dejara
los pasajeros en la Isla, recogiera otros y volviera. Cuando esto ocurrió,
en la pantalla apareció otro destino y no el mío; todavía hubo que esperar
otra ida y vuelta a otra localidad, creo que a Maturín, antes de que llegara
el que al fin iba a mi destino final... Se oyó decir que a uno de los
aviones atoró una rueda en un hueco en la impoluta pista de aterrizaje de
Cumaná y quedó fuera de juego... ¡Qué extraño! -me dije-, si nuestros
aeropuertos y hospitales públicos y quienes los regentan conocen de entrega
y mantenimiento. Se arremolinó la gente en la puerta de embarque, se oyeron
improperios que debieron tolerar los operadores de piel paquidérmica e
impenetrable allí presentes -para nada responsables del cotidiano desastre-
y así, al fin llegué a las 10.00 PM, muy cansado y muy molesto pensando
arribar al hotel y acostarme a descansar para afrontar el día siguiente de
mi conferencia. ¿Será que los venezolanos no pagamos completo el pasaje para
viajar? -me pregunté-. Dispuesto a tomar un taxi, observo una larga cola y
pregunto... sí, sí, esta cola es para tomar un taxi... ¡Madre santa! En eso
oigo una voz que me llama, -¨¡doctor Muci, doctor Muci! Es una de mis tantas
alumnas cuya cara apenas reconozco y está a punto de abordar un automóvil al
hotel donde yo voy. Me salvé de aquella larga cola y al fin llegué a mi
punto de destino, lamentando el caos aeronáutico en que se ha convertido
nuestro país, donde el desprecio por el tiempo del viajero, la humillación
para abordar un avión, la indiferencia de las directivas de las líneas
aéreas y del gobierno se confabula para hacerte la vida miserable, para
enrostrarte que apenas eres un pseudo-ciudadano sin derechos. No sabemos que
es peor, la chikungunya, el dengue, la malaria, el hampa desatada, las colas
de la vergüenza o el indiferentismo. La basura rellena los cuatro puntos
cardinales de ciudades y pueblos, y como no va a ser, si es basura lo que
tenemos como gobernantes que marchan al paso que Cuba les muestra...

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El expaís -como se ha dado en llamar a la tierra de nuestras angustias- es
una burla, no existe verdadera autoridad, tampoco nos quejamos pues estamos
afectados de una tolerancia pendeja, una pendejeromia ciudadana de categoría
agravada, una mueca de país que inexplicablemente toleramos, la patria ha
devenido en una diarrea continua de palabras del ilegítimo animada con
apestosos flatos y salpicaduras; el tipo es un enfermo funcional, no le
funciona el oído, la vista, el olfato ni el corazón para condolerse del que
sufre. Rechoncho e inútil, más inútil que la pelusa acumulada en el ombligo,
se cree que merece el lugar donde está por gracia de Fidel... Todo es
ejecutado a propósito, para doblegar nuestro espíritu de lucha... para
transformarnos en una legión de pendejos que aún decimos, ¡menos mal!, que
conseguimos acetaminofeno, aceite de maíz, pañales para niños y viejos con
incontinencia, que tenemos un pasaje de avión o no nos están cobrando el
ozono con que pensaban meter manos en nuestros bolsillos...

La angustia y el sufrimiento continuados, la pérdida de la esperanza, la
malnutrición abierta o enmascarada, no cabe dudas que disminuye la
vigilancia inmunológica haciéndonos susceptibles a cuanto ente microscópico
o macroscópico topemos en nuestro camino, a cuánta célula descarriada se
encuentre en algún órgano corporal; en parte ello, y que me perdonen los
agnósticos que necesitan contar el número de killer cells o linfocitos
asesinos en la sangre antes de pronunciarse de mi lado, explica la
extraordinaria cantidad de casos de enfermedades virales, la eclosión de
tumores malignos, crisis de asma bronquial, las episodios de pánico, las
subidas de tensión arterial o los sabañones hiperagudos; estamos echados al
pajón de la desidia y la indiferencia, y así nos quiere el comunismo
internacional, sin ánimos para decir ¡ya basta!, para luchar y sacarnos este
nefasto gobierno de encima. Deberíamos aprender del decir de otras
latitudes, ¡estamos cansados!, y pronunciar ¨¡el grito más fuerte!¨, que en
nuestro caso es el de una nueva independencia... Los ¨niches¨ de conducta
chabacana y grosera que dicen gobernarnos, los ingenuos que viajan sin hacer
colas con una ¨mitigüirson¨ en un maletín -como en mi niñez llamaban a los
revólveres Smith & Wesson-, en vez de portar una flamante y menos pesada
Glock "Safe Action" Pistol, son ellos, los prevalidos, los inflados de
grandeza inventada, los que comen mojones y no se escarban los dientes...

Estamos a un paso del ¨período especial¨, otra maléfica exportación de Cuba;
ya llegó disfrazada la libreta de racionamiento y no es broma, les aseguro
que vendrán la neuropatía óptica, el beri-beri y la pelagra por déficit
calórico y vitamínico. Desde Boerhaave (1668 - 1738), el Hipócrates holandés
y visto el cursus morbis  de la ¨epidemia roja del siglo XXI¨ o relato del
proceso de esta calamidad epidémica hasta su término natural por implosión
como está ocurriendo, esperamos que el exitus o terminación de la enfermedad
lleve a un restitutio ad integrum o curación total, sin vita deficiens ni
exitus letalis de los sufridos pendejos integrantes de esta patria.

Se oculta Helios y sobreviene la noche... Eos, la diosa titánide de la
aurora, hija de la mañana, la de sonrosados dedos, saldrá para anunciar de
nuevo a su hermano Helios, el sol que todo lo renace... Sigo siendo
optimista y apuesto por Venezuela y su reserva moral que afortunadamente aún
es abundosa. Pero, a Dios rogando y con el mazo dando...

 

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