Decía el famoso psiquiatra Erik Homberger Erikson o Erik
Erikson (15 de junio de 1902 en Fráncfort del Meno,Alemania — 12 de mayo de 1994 en
Harwich, Cabo
Cod, Massachusetts, Estados
Unidos), psicoanalista estadounidense de origen alemán, que
entre los años 40 y 60 de nuestra vida, la tarea fundamental del ser humano es lograr
un equilibrio apropiado entre la productividad y el estancamiento.
Conocí a Aziz Muci Mendoza justamente a los 42 años de
vida cuando estaba con grandes deseos de finalizarla, descuidado pero hermoso
, encerrado en la hermosa sala de su casa valenciana con la
colección de pintura y adminículos que tanto le gustaban, justamente cuando por
múltiples razones la productividad que en esa etapa de la vida es una extensión
del amor hacia el futuro, se le había cercenado de raíz...Esa productividad que
tiene que ver con una preocupación sobre la siguiente generación y todas las
demás futuras: teniendo y criando los hijos, la enseñanza, la escritura, la
inventiva, las ciencias y las artes, ninguna de las cuales practicaba
primero por no tener el hijo cerca, no velar por él y no disponer de un trabajo
a pesar de su inmenso talento y creatividad, ya que su encierro era una
realidad buscada en una sociedad tan patética como la valenciana, a la cual
pertenecía pero odiaba en su mediocridad, por eso siento que entre 1976 al 86
el activismo social que tuvo en el Ateneo apoyando a su amiga Cora Páez,
ejerciendo el mecenazgo al teatro, al periodsta de color que le pedía apoyo y
la ayuda a los jóvenes artistas o escritores llaneros a través de premios que
estimularan al joven a seguir adelante, sustituían esa tarea de productividad.
En definitiva, Aziz con su ayuda a los otros llenaba esa “vieja necesidad
de ser necesitado”.
Su encierro entre esas cuatro paredes de marfil es una forma
de violencia contra si mismo como lo diría George Steiner, que uno sentía en su
soledad y tristeza, lo que para Erikson es el estancamiento, la
“auto-absorción”; cuidar de nadie, que en el caso de Aziz partía del abandono
de si mismo, un gran intelecto y creatividad que no se pueden permitir nada de
tiempo para sí mismo, para relajarse, descansar y crear, aunque al hablar sus
manos tejían mundos de inmensa plasticidad...para al final preguntarse “¿Qué
estoy haciendo aquí?”...Y ahi surgía su religiosidad llena de estampitas y
manto a la Virgen del Socorro... en una ciudad que tampoco ofertaba nada a un
hombre como él...
Me alegra haber llenado su vida de proyectos y actividades
que concluimos, que le entusiasmaron y sobre todo le hacían reír, como dicen
por ahi "a mandíbula batiente"...Después a escribir un libro de
historia asombroso, de una imaginación y belleza notables en el uso del
lenguaje porque era SU HISTORIA sobre una sociedad que conocía al detalle y
entre la cual se sentía "un paria" a pesar de su fortuna y talento,
en un último acto de desvelamiento o de suprema venganza, expresando realidades
a través de un proceso semejante a la restauración de uno de los cuadros que
tanto amaba y asi página tras página iba despojando a la tela, que era su vida,
de sus experiencias no gratas en Valencia a la que nunca había pensado volver
si no es por el accidente que lo obliga a retornar a enterrarse en el agujero
negro que la ciudad y su sociedad representaban...Como James Joyce ese
ejercicio narrativo no fue trivial cuando exploraba las minucias de las rutinas
cotidianas, conducidas por los pasillos de la historia...Cada párrafo era una
de las diferentes capas de mugre, de barniz y pintura que ocultan otras
pinturas, hasta que por fin reaparece la figura auténtica o al menos la que más
se parece a la verdad, la que era válida para él después de tanto haber
observado con su agudizado ojo de artista.
Aziz murió a los 56 años, entrando en la delicada
adultez o madurez, cuando la tarea primordial es lograr una integridad
con un mínimo de desesperanza, pero él se había adelantado a ella pues ya había
establecido un distanciamiento social, desde un sentimiento de inutilidad
producto de un sentido de inutilidad biológica, debido a que el cuerpo ya no responde
como antes; junto a las enfermedades, y los vicios aparecen las preocupaciones
relativas a la muerte. Los amigos mueren o lo abandonan; los familiares también
y ello contribuye a la aparición de un sentimiento de desesperanza. Como
respuesta a esta desesperanza, Aziz en los años que trabajé con él se
preocupaba de recordar el pasado, honrando a las figuras que merecían
sobrevivir al olvido inclemente a que lo somete la frívola y hedonista sociedad
valenciana. La integridad yoica significa llegar a los términos de tu vida, y
por tanto, llegar a los términos del final de tu vida. La tendencia mal
adaptativa es llamada presunción. Cuando la persona “presume” de una integridad
yoica sin afrontar de hecho las dificultades de la senectud, y esa parte si no
la compartí ni conocí, porque desde 1986 no lo volví a ver ni a saber de
él, sólo el encuentro casual ya cercano al final en la Sala de Urgencias de La
Viña y la visita que recién llegada de Alemania hice a su tumba con Aldo Ramos
Araujo y su compadre Luis Herrera Vieira...
Ese es el Aziz Muci Mendoza que conocí y honro...No me
importan otras versiones ni comentarios, porque creo que en esos inolvidables
años conocí su alma, y eso es lo que trasciende al hombre y sus humanas
limitaciones.
Este blog está hecho para que no lo olviden y sepan lo que
hizo en algunos años porque amar a un amigo y honrarlo sin esperar nada a
cambio es la forma más sencilla de completar y cerrar un círculo y darle
libertad al alma para que siga su camino...GRACIAS Aziz por habernos creado una
realidad que nos hizo compartir un hermoso momento de nuestras vidas...Hasta
pronto...
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