Dante Alighieri (Florencia, c. 29 de mayo de 1265-Rávena, 14 de septiembre de 1321) 
fue un poeta italiano. Su obra maestra, la Divina Comedia es una de las obras fundamentales de la transición del pensamiento medieval al renacentista. Es considerada la obra maestra de la literatura italiana y una de las cumbres de la literatura universal. En italiano es conocido como il Sommo Poeta («el Poeta Supremo»). A Dante también se le considera el «padre del idioma» italiano (llamado volgare en aquella época). Su primera biografía fue escrita por Giovanni Boccaccio(1313–1375), en el Trattatello in laude di Dante.
“Dante es profeta de esperanza, anunciante de la posibilidad del rescate, de la liberación, del cambio profundo de cada mujer y hombre, de toda la humanidad. Él nos invita una vez más a reencontrar el sentido perdido u ofuscado de nuestro recorrido humano y a esperar ver de  nuevo el horizonte luminoso en el que brilla en plenitud la dignidad de la persona humana”.  Son palabras del Santo Padre en el mensaje enviado al presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, el cardenal Gianfranco Ravasi en el día en el que el Senado de Italia realiza este lunes una solemne celebración del 750ª aniversario del nacimiento de Dante Alighieri.
Con el mensaje, el Santo Padre se une al coro de quienes consideran a Dante “un artista de altísimo valor universal, que aún tiene mucho que decir y para dar, a través de sus obras inmortales, a quienes están deseosos de recorrer el camino del verdadero conocimiento, del auténtico descubrimiento de sí, del mundo, del sentido profundo y trascendente de la existencia”.
Asimismo, el Pontífice recuerda que Benedicto XV dedicó al poeta italiano la encíclica In praeclara summorum en el VI centenario de su muerte, con la que el Papa pretendía afirmar y evidenciar “la íntima unión del Dante con la Cátedra de Pedro”. De este modo, Francisco explica que admirando “la prodigiosa grandeza y agudeza de su ingenio”, Benedicto XV invitaba a “reconocer que el poderoso impulso de inspiración que obtuvo de la fe divina” y a considerar “la importancia de una lectura correcta y no reduccionista” de la obra de Dante sobre todo en la formación escolar y universitaria
Tal y como recuerda Francisco, también el beato Pablo VI llevaba en el corazón la obra de Dante, a quien dedicó la carta apostólica  Altissimi cantus. En ella indicaba, con gran sensibilidad y profundidad, las líneas fundamentales y siempre vivas de la obra dantesca; asegura el Papa. Y así cita las palabras de su predecesor a propósito de la obra de Dante: “no se propone solo ser poéticamente bella y moralmente buena, sino capaz de cambiar radicalmente al hombre y llevarlo del desorden a la sabiduría, del pecado a la santidad, de la miseria a la felicidad, de la contemplación terrible del infierno a la beatificante del paraíso”.  Finalmente, Francisco menciona también a san Juan Pablo II y Benedicto XVI que también hicieron referencia al poeta en varias ocasiones. Asimismo, recuerda que él también lo mencionó en su primera encíclica Lumen fidei.
Por otro lado, el Pontífice argentino ha deseado que las celebraciones del 750º aniversario del nacimiento de Dante “puedan hacer que la figura de Alighieri y su obra sean nuevamente comprendidas y valoradas, también para acompañarnos en nuestro recorrido personal y comunitario”.
La Divina Comedia pueda ser leída --asegura el Papa-- como un gran itinerario, incluso como una verdadera peregrinación, tanto personal como interior, tanto comunitaria como eclesial, social e histórico.