La genealogía de Manolo Valdés
La muestra homónima inaugura el domingo en la galería Freites.
Sus pinturas parten de la obra de los grandes maestros (Cortesía)
JESSICA MORÓN | EL UNIVERSAL
miércoles 25 de septiembre de 2013
Manolo Valdés (España, 1942) recrea una metaformosis de la obra de los grandes maestros del arte moderno. Para el creador valenciano, las pinturas de Henri Matisse, los retratos de Diego Velázquez, Fra Filippo Lippi y Lucas Cranach constituyen un recuerdo ancestral. Una suerte de árbol genealógico de su trabajo.
"Valdés es un constructor de imágenes. Él retoma ese legado de la historia del arte para construir un nuevo espacio y un discurso inédito. Parte de un registro, de una coordenada ya estampada, para articular su propio lenguaje con el cual transforma el imaginario del arte occidental y le agrega nuevos valores y dimensiones a las imágenes del pasado clásico", comenta la curadora María Luz Cárdenas acerca de la muestra homónima del pintor y escultor que comparte su vida entre Nueva York y Madrid.
Una serie de 40 piezas monumentales se exhibirá a partir del domingo en la galería Freites de Las Mercedes. Retratos de reyes y reinas pintados sobre tela o tallados en madera. Representaciones mitológicas en metal y alabastro emergen de la tierra con una morfología casi colosal y un nuevo dilema.
La pintura ecuestre de Felipe IV (Velázquez, 1634) aparece deconstruida entre pedazos de saco. Lo mismo sucede con el Retrato de mujer y hombre en una ventana de Lippi que Valdés esboza en tela. La transformación del rostro de laVenus de Cranach, cuyas facciones se desvanecen en óleo y renacen en materiales austeros.
"Estos personajes entraron en mi cabeza y nunca me he propuesto sacarlos. Pienso que su retorno indica que se puede hacer algo más. Ellos están allí y yo sólo recurro a diversos materiales para darles una nueva vida en el espacio. Para contar algo distinto a la historia con la que vienen marcados", explica el creador que en 1985 fue reconocido con el Premio Nacional de Bellas Artes en España.
Valdés confiesa que no tiene límites. Se considera un aventurero movido por la insatisfacción. "Me persigue la inconformidad. Siempre quiero más y en esa búsqueda insaciable encuentro otro elemento, otro motivo. Aunque confieso que los materiales se escogen en función de las preocupaciones", dice el artista visual que ha experimentado con madera verde, alabastro y metal.
Para Valdés, el entorno se ha convertido en una obsesión. "Soy un amante del espacio. De los jardines al aire libre y de las ciudades. Porque el ambiente y las estaciones también influyen en mi obra. No es lo mismo ver una pieza a plena luz del día o en la oscuridad de la noche; en primavera o en otoño la impresión cambia", describe el creador que en 2012 mostró sus cabezas envueltas con tocados de mariposas en el Jardín Botánico de Nueva York.
"La obra de Valdés es un replanteamiento que penetra y cuestiona en su totalidad las normas canónicas de mirar y recordar la historia del arte", alude la curadora de la muestra que lejos de ser una exposición antológica, indaga en la diversidad de lenguajes que han cautivado el ingenio del artista visual español.
"La sorpresa ha sido buena. El espacio se apropia de distintos momentos históricos de mi obra. Me llevo una impresión positiva y sobre todo un nuevo motivo para crear", comenta Valdés mientras recorre los espacios de la galería que reviven su estancia en Venezuela luego de un lustro.
Durante la entrevista, no contiene la emoción que le produce retornar al país con una nueva muestra. Quizá la nostalgia, lo motiva a reflexionar en medio de la conversación. "Cuando tenía 16 años abandoné la escuela de artes plásticas. Tenía dudas, pero sabía que quería pintar. Aprovecho para caer en cuenta que hoy después de 70 años estoy donde me soñé", concluye.
El artista español Juan Asensio presenta su primera muestra individual en el país. Una serie de esculturas en las que aflora la sensualidad poética de los acabados y la búsqueda del lenguaje de lo esencial inspirada en las formas geométricas.
La exposición homónima, que también inaugura el domingo en la galería Freites, reúne 45 piezas en mediano formato, esculpidas sobre mármoles, granitos y otras vaciadas en acero inoxidable, cuyo proceso creativo proyecta formas esenciales y puras. A juicio de la curadora María Luz Cárdenas, "nos permite transitar con plena libertad y fluido ritmo por entre sus formas fijas, permanentes. Con intachable pureza e inteligente destreza, ha ubicado su reflexión en una dimensión donde el arte contemporáneo habita la comunión entre racionalidad y sentimiento".
Asensio talla líneas, curvas y cavidades sobre la rigidez de una piedra. Mármol negro de Bélgica, mármol blanco Sivec -proveniente de la zona de Los Balcanes-, y el granito negro de Zimbabue, son algunos de los materiales que el artista trabaja para romper con la rigidez de las formas.
"En 1982 Asensio comenzó a trabajar la piedra y con ello inició la formulación de un lenguaje propio, un alfabeto escultórico armado con la fuerza del material y la intervención de la geometría", explica la curadora acerca del trabajo del escultor que vive y trabaja en Cuenca.
"Valdés es un constructor de imágenes. Él retoma ese legado de la historia del arte para construir un nuevo espacio y un discurso inédito. Parte de un registro, de una coordenada ya estampada, para articular su propio lenguaje con el cual transforma el imaginario del arte occidental y le agrega nuevos valores y dimensiones a las imágenes del pasado clásico", comenta la curadora María Luz Cárdenas acerca de la muestra homónima del pintor y escultor que comparte su vida entre Nueva York y Madrid.
Una serie de 40 piezas monumentales se exhibirá a partir del domingo en la galería Freites de Las Mercedes. Retratos de reyes y reinas pintados sobre tela o tallados en madera. Representaciones mitológicas en metal y alabastro emergen de la tierra con una morfología casi colosal y un nuevo dilema.
La pintura ecuestre de Felipe IV (Velázquez, 1634) aparece deconstruida entre pedazos de saco. Lo mismo sucede con el Retrato de mujer y hombre en una ventana de Lippi que Valdés esboza en tela. La transformación del rostro de laVenus de Cranach, cuyas facciones se desvanecen en óleo y renacen en materiales austeros.
"Estos personajes entraron en mi cabeza y nunca me he propuesto sacarlos. Pienso que su retorno indica que se puede hacer algo más. Ellos están allí y yo sólo recurro a diversos materiales para darles una nueva vida en el espacio. Para contar algo distinto a la historia con la que vienen marcados", explica el creador que en 1985 fue reconocido con el Premio Nacional de Bellas Artes en España.
Valdés confiesa que no tiene límites. Se considera un aventurero movido por la insatisfacción. "Me persigue la inconformidad. Siempre quiero más y en esa búsqueda insaciable encuentro otro elemento, otro motivo. Aunque confieso que los materiales se escogen en función de las preocupaciones", dice el artista visual que ha experimentado con madera verde, alabastro y metal.
Para Valdés, el entorno se ha convertido en una obsesión. "Soy un amante del espacio. De los jardines al aire libre y de las ciudades. Porque el ambiente y las estaciones también influyen en mi obra. No es lo mismo ver una pieza a plena luz del día o en la oscuridad de la noche; en primavera o en otoño la impresión cambia", describe el creador que en 2012 mostró sus cabezas envueltas con tocados de mariposas en el Jardín Botánico de Nueva York.
"La obra de Valdés es un replanteamiento que penetra y cuestiona en su totalidad las normas canónicas de mirar y recordar la historia del arte", alude la curadora de la muestra que lejos de ser una exposición antológica, indaga en la diversidad de lenguajes que han cautivado el ingenio del artista visual español.
"La sorpresa ha sido buena. El espacio se apropia de distintos momentos históricos de mi obra. Me llevo una impresión positiva y sobre todo un nuevo motivo para crear", comenta Valdés mientras recorre los espacios de la galería que reviven su estancia en Venezuela luego de un lustro.
Durante la entrevista, no contiene la emoción que le produce retornar al país con una nueva muestra. Quizá la nostalgia, lo motiva a reflexionar en medio de la conversación. "Cuando tenía 16 años abandoné la escuela de artes plásticas. Tenía dudas, pero sabía que quería pintar. Aprovecho para caer en cuenta que hoy después de 70 años estoy donde me soñé", concluye.
El artista español Juan Asensio presenta su primera muestra individual en el país. Una serie de esculturas en las que aflora la sensualidad poética de los acabados y la búsqueda del lenguaje de lo esencial inspirada en las formas geométricas.
La exposición homónima, que también inaugura el domingo en la galería Freites, reúne 45 piezas en mediano formato, esculpidas sobre mármoles, granitos y otras vaciadas en acero inoxidable, cuyo proceso creativo proyecta formas esenciales y puras. A juicio de la curadora María Luz Cárdenas, "nos permite transitar con plena libertad y fluido ritmo por entre sus formas fijas, permanentes. Con intachable pureza e inteligente destreza, ha ubicado su reflexión en una dimensión donde el arte contemporáneo habita la comunión entre racionalidad y sentimiento".
Asensio talla líneas, curvas y cavidades sobre la rigidez de una piedra. Mármol negro de Bélgica, mármol blanco Sivec -proveniente de la zona de Los Balcanes-, y el granito negro de Zimbabue, son algunos de los materiales que el artista trabaja para romper con la rigidez de las formas.
"En 1982 Asensio comenzó a trabajar la piedra y con ello inició la formulación de un lenguaje propio, un alfabeto escultórico armado con la fuerza del material y la intervención de la geometría", explica la curadora acerca del trabajo del escultor que vive y trabaja en Cuenca.
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