Con Arturo Michelena y Braulio Salazar, Wladimir Zabaleta tuvo el privilegio de ser considerado -en siglos diferentes- el pintor de Valencia
El Carabobeño 04 septiembre 2013
Wladimir Zabaleta, el último gran maestro de la pintura valenciana
Alfredo Fermín
Con Arturo Michelena y Braulio Salazar, Wladimir Zabaleta tuvo el privilegio de ser considerado -en siglos diferentes- el pintor de Valencia. En la madrugada de este martes, el último de esos grandes maestros falleció dejando a su ciudad con la incredulidad de que se haya ido tan pronto, cuando se le apreciaba tan vital y tan entusiasta con sus proyectos artísticos.
Un paro respiratorio que le produjo daños en el cerebro y en el sistema coronario, con complicaciones por su padecimiento de diabetes, obligó a su hospitalización en la unidad de Cuidados Intensivos de la clínica La Viña, donde falleció a las 4 de la mañana. Le acompañaban sus hijos Teodoro Zabaleta, Gotto y Wladimir Zabaleta Chazzin y su esposa Cristina Chazzin de Zabaleta.
La consternación fue general en la ciudad, pues el artista gozaba del aprecio general, como se evidenció en las redes sociales que transmitieron la triste noticia con mensajes luctuosos por la pérdida de uno de los más extraordinarios artistas nacionales que alternó su obra pictórica y escultórica con la educación. Dirigió las escuelas de Arte Carmelo Fernández de San Felipe, Rafael Monasterios de Maracay y Arturo Michelena de Valencia.
Nacido en el sector de Las Cocuicitas, de esta ciudad, en 1944, en el hogar de siete hijos formado por Luis Ricardo Klose, descendiente de alemanes y Teodor Zabaleta, desde niño se sintió fascinado por los paisajes que pintaba a orillas del Cabriales. Leopoldo La Madriz, quien se dio cuenta de que el muchacho tenía “talento a borbotones” lo remitió a Braulio Salazar para que le enseñara a pintar.
El muchacho se encariñó tanto con el maestro Braulio y con su esposa Rosita, que pasaba con ellos casi todo el tiempo y lo tuvieron como otro de sus hijos. “Mi mamá, que era una negra embraguetá fue un día a la casa del artista para preguntarle si yo servía para artista. El maestro le dijo que yo era un talento. Entonces mamá le respondió: yo lo dejo a su cuidado, pero tenga en cuenta que si mañana pasado, él se muere de hambre, como lo otros pintores, usted es el responsable”. Contaba con la gracia y simpatía que le caracterizaba.
Artista de talento
A los 14 años Wladimir Zabaleta ingresó a la Escuela de Artes Plásticas Arturo Michelena, que dirigía Braulio Salazar. Allí concluyó sus estudios en 1962 y conoció a los artistas Jacobo Borgess, Luis Lucksic y Oswaldo Vigas con el cual trabajó en su taller de Mérida, hasta cuando el concejo municipal de Valencia le otorgó una beca para estudiar en París donde tiene la experiencia de vivir los eventos revolucionarios del Mayo Francés. En la capital francesa se desempeñó como ayudante de Carlos Cruz Diez y Jesús Soto. Además, desarrolló su vocación por la Historia del Arte visitando museos, galerías y talleres de artistas famosos. Años más tarde lo hará en museos de las ciudades norteamericanas Los Angeles, Filadelfia, Chicago, Boston, San Francisco y Nueva York y, en “La Gran Manzana” se residencia de 1989 a 1993.
A finales de los años 80 irrumpió y sorprendió a la crítica especializada con una pintura expresionista, de espontaneidad lírica influenciada por el alemán Hans Hartung. Se alistará luego en el movimiento Informalista con libertad caligráfica y chorreados de pintura y en el Constructivismo que le dio mayor claridad conceptual. Se dedicó luego a la creación de una serie de tótems, marcado por la moda de la búsqueda de la identidad latinomericana.
Con esta tendencia tuvo la satisfacción de ganar el Premio Arturo Michelena del Ateneo de Valencia, en 1975. Pero luego llegó a la conclusión de que “la identidad latinoamericana no existe”, por lo cual se dedicó a la relectura de la pintura española en la cual “están los orígenes del Arte Venezolano”. Para esa experiencia, en 1980, va España donde queda fascinado con las obras de El Greco Zurbarán, Goya y especialmente Velásquez del cual decide reinterpretar Las Meninas.
Zabaleta ejerció también con maestría la escultura de lo cual dan cuenta obras en espacios abiertos de la ciudad: el Toro de la Plaza Monumental, los exteriores de la empresa Tevenca, de su amigo y protector Paco Cabrera, las rejas del Polideportivo Misael Delgado y la monumental escultura en honor a la Virgen de Begoña, en la redoma de Guaparo.
Bélgica Rodríguez, ex presidenta de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, AICA, en el hermoso libro Zabaleta, publicado en 2011, titulado “Zabaleta”, concluye destacando lo afirmado por el artista en una entrevista, realizada por nosotros, publicada en El Carabobeño: “Mi obra siempre ha sido un canto a la libertad. Cuando tenía catorce años quise ser un gran artista desde el punto de vista formal. Hoy quiero ser-simplemente - un artista libre”.
Exequias
El cuerpo de Wladimir Zabaleta ha sido velado en la funeraria Santa Rosa, frente al parque Fernando Peñalver. A las 8:30 de la mañana, monseñor Reinaldo Reinaldo Del Prette, arzobispo de Valencia, celebrará una misa exequial de cuerpo presente. El acto del sepelio tendrá lugar en el cementerio Jardines del Recuerdo a las 10 a.m.
La Universidad de Carabobo, que lo distinguió con el Doctorado Honoris Causa, y diversas instituciones de la ciudad han emitido acuerdos expresando el dolor que existe en esta ciudad por el fallecimiento del eminente artista.
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