A Cora Páez de Topel Capriles

A Cora Páez de Topel Capriles
A Cora Páez de Topel Capriles, gran amiga de Aziz Muci-Mendoza, él le recordaba al compositor de mediana edad Gustav von Aschenbach, protagonista de la película franco-italiana "Muerte en Venecia" (título original: Morte a Venezia) realizada en 1971 y dirigida por Luchino Visconti. Adaptación de la novela corta del mismo nombre del escritor alemán Thomas Mann.Se trata de una disquisición estético-filosófica sobre la pérdida de la juventud y la vida, encarnadas en el personaje de Tadzio, y el final de una era representada en la figura del protagonista.

sábado, 31 de agosto de 2013

-Hay una frase de Stravinski que es perfecta para lo que dices: "La música también se ve". Un concierto es un todo, a veces los músicos se olvidan de esa parte; que la música tiene un contexto y un público, siempre tocamos distinto según el público que nos escucha.

ENTREVISTA ALEXIS CÁRDENAS, VIOLINISTA

"Me llegó la hora de componer"

"Lo que hacíamos era tocar cada vez más rápido 'El diablo suelto'; ahora hay una nueva era"

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"Hay gente que odia a París, le parece que huele feo; yo soy un enamorado de esa ciudad", confiesa el violinista EDSAÚ OLIVARES/ARCHIVO
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ÁNGEL RICARDO GÓMEZ , ALEXIS CÁRDENAS , VIOLINISTA |  EL UNIVERSAL
sábado 31 de agosto de 2013  12:00 AM
Cuando el público venezolano quiere una canción más en un concierto es literal y grita "¡Otra, otra, otra..!". El equivalente en Francia es "¡Encore!". Así lo explica el violinista zuliano Alexis Cárdenas, quien esta semana terminó en Caracas el disco que lleva por título precisamente,Encores. La producción como solista -la tercera, después del debut con el Ensamble Gurrufío (2005) y Geológico (2008)- lo graba con su cuarteto completado por Jorge Glem (cuatro), Elvis Martínez (contrabajo) y Carlos "Nené" Quintero (percusión). Cuenta, además, con Gonzalo Grau como invitado especial.

"Me puse a escuchar la mezcla, siempre hay detallitos, pero estoy feliz. Creo que es el mejor disco que he hecho hasta ahorita", comentaba esta semana el músico, quien espera que salga de posproducción en noviembre, que entre en las discotiendas en diciembre y que se bautice en enero.

-¿Qué temas contiene este disco?

-Con Gonzalo Grau hacemos Gan Gan, Can Can, un tema de él dedicado a su abuela. Es un experimento de estudio que quedó maravilloso, de improvisación. Hay una composición de Gustavo Carucí, que la hizo especialmente para este disco, ¡genial! Grabamos Billy de Jorge Glem... Venezolanos hay tres merengues, creo que se me pasó la mano, pero es el ritmo que más disfruto.

-En 2008 a propósito del lanzamiento de Geológico decía que estaba en deuda con la composición. ¿Hay temas suyos acá?

-Ya el compromiso del próximo disco, conmigo mismo, es hacer por lo menos la mitad con temas míos, no puedo pasar al lado de eso, porque me llegó la hora de componer. En este momento en Venezuela hay un boom de excelentes compositores jóvenes, que son además buenos instrumentistas. En el pasado fallábamos porque éramos grandes intérpretes, pero lo que hacíamos era tocar cada vez más rápido El diablo suelto; ahora hay una nueva era con un imaginario sonoro mucho más propio y son los jóvenes los que llevan la bandera. El otro día estuve en un concierto de Edward Ramírez, ¡fenomenal!, las composiciones de Gonzalo Grau... Aquiles Báez, que ya tiene toda una trayectoria.

-¿Por qué siente que no se le ha dado lo de la composición? ¿Falta de tiempo o de algún ritual personal?

-Sin duda que falta de tiempo porque con este trabajo que tengo en Francia que me ocupa seis meses del año (es solista de la Orquesta Nacional de París, donde se encuentra radicado), no puedo. Me deja el resto del año para dedicarme a mis conciertos y discos, pero entre los deberes de padre, mi familia que vive en París, con las giras que hago con el cuarteto, con la música clásica y de cámara, de verdad que no me queda tiempo para ese ritual de la composición... Hay que organizarse y ponerse.

-Dijo que antes prevalecía el que tocara El diablo suelto más rápido. ¿Tiene otra posición ante el virtuosismo?

-A Jascha Heifetz, el famoso virtuoso del siglo XX del violín, lo criticaron mucho por sus versiones tan rápidas de los conciertos de Tchaikovski y en general, de los grandes conciertos. Un día un critico lo fue a ver y le preguntó: "¿Maestro, por qué usted toca tan rápido?", y él le respondió: "Porque puedo". De alguna forma, el virtuosismo se ha confundido, viene de virtudes, de esa capacidad de expresar algo y que va al fondo de la idea, a mí me parece que eso es importantísimo para la esencia. Nunca voy a dejar de tocar esos valses maracuchos con el pulso que me indica además el momento, el público, la ocasión, pero la música no es sólo eso.

-Usted parece tener más conciencia del espectáculo que otros músicos. ¿Es así?

-Hay una frase de Stravinski que es perfecta para lo que dices: "La música también se ve". Un concierto es un todo, a veces los músicos se olvidan de esa parte; que la música tiene un contexto y un público, siempre tocamos distinto según el público que nos escucha. 

-Parece que lo tenemos casi todo para ser una potencia musical. ¿Qué hace falta a su juicio?

-Estoy totalmente convencido de que lo único que le hace falta a la música venezolana es una plataforma institucional que le de soporte y que lance a todos estos artistas nuevos, compositores, creadores. Yo veo una efervescencia creativa en este momento, siempre lo dicen los artistas: en momentos de caos se crea mucho más, y lo único que yo creo que le hace falta es esa plataforma para que nuestros artistas estén en el Carnegie Hall y en Châtelet, con la Filarmónica de Berlín...

-Lo han catalogado como el Paganini venezolano. ¿Cree que le calza el apelativo?

-Es un gran elogio, pero yo me siento más con la sensibilidad de Henryk Wieniawski que fue otro virtuoso, 50 años después de Paganini.

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