Unidad Nacional: de la carta de Jamaica al tema Guyana
Al escribir este artículo, aún se desconoce la integración de la comisión parlamentaria, y esperamos un nombramiento acertado, para dar, al problema del manejo de nuestra soberanía sobre los territorios que eran parte de la Capitanía General de Venezuela al momento de declararse nuestra independencia, un tratamiento de Estado y no solo del actual gobierno. La aplicación de los tratados internacionales, validamente suscritos por nuestra República, ameritan la participación, muy bien cohesionada e integrada por nuestra gente del más alto nivel de conocimientos y reconocida lealtad y honestidad patriótica.
No es una temeridad que, frente a amenazas a toda nuestra República, se pueda pensar que se abre una buena oportunidad para integrar en nuestra Cancillería, y en otros ministerios venezolanos, miembros de otras agrupaciones políticas e independientes, y estableciendo una coalición de gobierno patriótica, ello nos permita enrumbar al país con una nueva política internacional de Estado; estrategia de largo aliento que genere la mayor certidumbre posible, cree confianza y posibilidades para avanzar en beneficio de todos, para fortalecer la economía y la capacidad general de la nación.
Desde que Colón piso tierra, de lo que aún no sabía era un nuevo continente, en el año 1492, al último intento cruento de golpe de Estado en Venezuela, en 1992, por parte del Comandante Chávez Frías y sus seguidores, pasaron quinientos años, dentro de los cuales 34 años fueron de una democracia representativa limitada, logrados con grandes esfuerzos y no sin sobresaltos de varias intentonas militares anteriores (las más conocidas de los años sesenta en los inicios de esa etapa democrática: El Carupanazo y El Porteñazo). Luego de los acontecimientos del año 2002 la desconfianza mutua se acrecentó más entre las fuerzas políticas y sociales que forman parte de nuestro país. Pero es hora ya de buscar nuevos escenarios y comprender que, ante los Estados Unidos y Europa, fundamentalmente, debemos tener una nueva política exterior de Estado, que garantice nuestro rol de integradores de América Latina y el Caribe. Una nueva relación con los Estados Unidos de Norteamérica en este sentido de continente americano es vital.
Cuando se habla, más por propaganda que sobre bases sólidas, de la independencia nacional, en medio de la evidente realidad de tener que importar gran parte de lo que consumimos en alimentos, medicinas, insumos para la producción y artículos de todo tipo, vemos que estamos ante una situación indeseable, a los fines de tener una verdadera independencia y soberanía, nacionales. Es por ello que abogo por un esfuerzo superior, que nazca de las propias entrañas de la patria, y que el gobierno actual, junto a nuevos actores que, incluyendo los partidos existentes, vaya más allá de este agotado esquema de confrontación interna entre socialistas versus capitalistas, y nos reencontremos en Bolívar y su ejemplo, tal cual lo expresa en su célebre carta de Jamaica del seis de septiembre de 1815 (van a cumplirse doscientos años de su escritura en contestación a Henry Cullen, un caballero de esa isla) que en su penúltimo párrafo escribe:
“Cuando los sucesos no están asegurados, cuando el Estado es débil, y cuando las empresas son remotas, todos los hombres vacilan; las opiniones se dividen, las pasiones las agitan, y los enemigos las animan para triunfar por ese fácil medio. Luego que seamos fuertes, bajo los auspicios de una nación liberal que nos preste su protección, se nos verá de acuerdo cultivar las virtudes y los talentos que conducen a la gloria; entonces seguiremos la marcha majestuosa hacia las grandes prosperidades a que está destinada la América Meridional; entonces las ciencias y las artes que nacieron en el Oriente y han ilustrado la Europa, volarán a Colombia libre que las convidará con un asilo.”(Carta de Jamaica. Ediciones de la Presidencia de la República. Caracas 1972. Pág. 53
Es tiempo de una Amnistía Nacional, bajo el compromiso de todos los sectores de abandonar la violencia, y también la represión al que exprese democráticamente sus ideas. Recuperemos de inmediato el marco democrático y constitucional interno para dirimir nuestras diferencias. Más allá del tema electoral, o precisamente a través también de él como mecanismo vital pero no único, vamos a relanzar un debate nacional de propuestas y planes para la recuperación económica del país; donde todos los componentes de la nación participen en apoyo a un política exterior de Estado; dentro de la claridad de que solo una nación unida podrá superar las acechanzas y los planes de los que siempre vieron en nuestra división una oportunidad de obtener sus beneficios. En política exterior nadie da nada por nada, como lo hemos podido constatar dolorosamente a lo largo de nuestra historia republicana. Hoy es Guyana la manipulada por una transnacional: la Exxon Mobil. Ayer fueron con otros ropajes los imperios coloniales que intentaron, sin éxito, subyugarnos.
fundacionvenezuelasigloxxi@gmail.com
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