RAFAEL MUCI-MENDOZA, ELOGIO DE LA SEMIÓTICA..., EL UNI-PERSONAL 5 de julio del 2015
Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana;
y del universo no estoy seguro...Albert Einstein (1879-1955)
Hace dos mil quinientos años que en la
enfermedad humana no intervienen
ni dioses, ni espíritus, ni venganzas
venidas del Olimpo, pues en el mar
Egeo y en Cos, una pequeña
isla del Archipiélago del Dodecaneso
griego de apenas 290 km2 de
superficie, Hipócrates, nuestro padre
primigenio, arrancó la medicina de las
manos de los dioses para entregarla a la
responsabilidad de los hombres, y estableció las bases
de la medicina científico-natural, una medicina humana.
Durante centurias los médicos hemos desarrollado
métodos para exponer la enfermedad escondida bajo
la opacidad de la piel, para traer el adentro hacia el
afuera a punta de observatio, es decir, empleando
con sentido común los cinco sentidos pues para
eso Dios nos proveyó de inteligencia y curiosidad sin
límites.
Estos logros se han ido decantando con el correr
de los tiempos, así que se ha eliminado lo incorrecto,
lo inexacto y lo superfluo, y se ha conservado y
ampliado lo verdaderamente útil.
Pero Él no contó con la imbecilidad de los estúpidos,
tan profunda, tan lacerante y tan expuesta como la
desnudez del rey representada por Hans
Christian Andersen, allá por el año de nuestro Señor
de 1837. Las universidades nacionales y las escuelas
de medicina tienen el sagrado deber de asegurar al
estudiante que al final de sus estudios de pregrado
posea las competencias conceptuales, procedimentales,
de actitud y de desarrollo global que le permitan
ejercer la medicina en sus diferentes etapas,
respondiendo a las prioridades de salud y a las realidades
de la sociedad en la que se encuentra insertado.
Expongo en voz alta la angustia que, como profesional y
como maestro de
largo e inagotado ejercicio, me produce el giro que
se ha dado a los estudios médicos en Venezuela, mi país,
en medio de la debacle inducida por el régimen del
absurdo y las malas decisiones, pues no debemos olvidar
nunca que cada cosa que los médicos sabemos hemos
de procurar saberla lo más exactamente que nos sea
dado, pero a conciencia de su posible valor provisional
para así, transmitirla a las nuevas generaciones.
Por ¨notitia criminis¨ (El Nacional, miércoles 1º de julio
de 2015) nos hemos enterado de la muerte violenta de
la Semiología Médica en la Universidad Nacional
Experimental Rómulo Gallegos en Calabozo, Estado
Guárico y con ella el colapso intencionado de miles
de años de saber... Los homicidas cambiaron el
pensum y ahora las ¨prácticas¨ hospitalarias serán
sólo ¨teóricas¨ ¿es que es posible tanta iniquidad?
Sépase que la capacidad creadora de la mente
humana, se percibe sin duda, en el formidable avance
de la Medicina en los últimos decenios... 700 estudiantes
del tercer año de la carrera quedarán como la cabra
mocha de Josefita Camacho, ¨mocha de los dos cachos,
del rabo y las dos orejas...¨
Han protestado, y a su protesta se han unido alumnos
de años superiores y deben seguir protestando
hasta ser oídos y su reclamo respondido con eficiencia.
La Asociación Venezolana de Escuelas y Facultades
de Medicina y todos los médicos venezolanos,
al unísono, tenemos una responsabilidad ineludible
ante esta monstruosidad y la respuesta a semejante
desatino debe ser urgente, pronta, adecuada y
contundente...
¿Y el Defensor del Pueblo...?
¡Ah...! La semiología médica, puente de unión entre las
ciencias básicas y
la medicina del hombre enfermo, pieza indispensable e
insustituible, vía de
acceso sin la cual el rompecabezas de la enfermedad
no puede ser descifrado en forma coherente y armónica
para desvelarla e instituir la cura apropiada.
Necesita el estudiante situarse a la vera de la cama
del enfermo, hablar con él, manosearlo y comprenderlo,
pues la semiología no puede aprenderse con
computadoras ni maniquíes como lo han hecho los
médicos integrales comunitarios de porte cubano, y
mire usted los resultados: la emergencia de una
medicina
fraudulenta y degradada donde la excelencia brilla
por su ausencia... Luego de la adquisición de la teoría
de las ciencias básicas en los dos primeros años de la
carrera médica, las bases del edificio profesional están
preparadas para incorporar lo indispensable, pues
la semiología conforma un puente de unión para
adentrarse en la práctica de la
relación médico paciente, y durante 4 años a fuerza de
práctica y vigilado
por sus instructores, si acaso se logra alguna destreza
que se pulimentará
en los años por venir, porque su aprendizaje comienza
pero no termina
nunca... Es el arte de interpretar el lenguaje corporal:
mediante la anamnesis o descripción de su queja por
el enfermo, sabremos qué le pasa, por qué le pasa y dónde
buscar la verdad.
Es la semiótica o semiología la ciencia o lenguaje
específico
de la profesión médica, que trata de la correcta
interpretación de los síntomas (hecho subjetivo) y de los
signos (hecho objetivo). Es la primera asignatura propia
y estelar de la carrera médica que pone en contacto
directo al estudiante de medicina con el hombre enfermo
y su circunstancia, siendo base indispensable sobre
la que se irán articulando nuevos y más profundos
saberes que permitirán el conocimiento y dominio
del arte semiótico, como se advirtió, paso inicial para
el diagnóstico definitivo del paciente, imprescindible para
el tratamiento.
Mediante su repetición consciente será la disciplina
por la cual el estudiante de medicina adquiera
conocimientos, destrezas y habilidades para establecer
esa adecuada y única relación médico-paciente: es
la historia clínica integral, la herramienta del clínico, y
por su intermedio, se arriba al diagnóstico presuntivo
de salud o de enfermedad, se jerarquizan los problemas
y se solicitan, si es que fuera necesario, los exámenes
complementarios, pero no con un irreverente disparo
de escopeta de múltiples e impensados procedimientos,
sino como un rifle, un solo tiro y en el blanco, para lograr
un diagnóstico de certeza...
A lo largo de los siglos, la envidia, disfrazada de
intolerancia ha perseguido al conocimiento queriendo
acorralarlo, aniquilarlo, negando sus aportes y alcances;
pero el hecho cierto es que nunca lo ha vencido y el
progreso ha sido la constante que marca la aguja de
marear de la humanidad; sí, ha sido una constante y
por siempre lo seguirá siendo en los años por venir...
¿Me estarán oyendo los rojos...? Los adulantes del proceso
designados no con base a conocimientos sino por
su irresponsable y ciega obediencia, ejercen oficios
que no conocen, porque son irresponsables, engreídos,
tierrúos, destructores y ligeros... ¡Dos mil quinientos
años de progreso clausurados de un solo plumazo...!
Menudo mérito, menuda proeza.
Ustedes no me entienden pues han sido troquelados con
el vil metal de la
adulancia, su imbecilidad es tan extrema y visible porque
salieron del desván o del sótano de las malas notas
y del aborrecimiento de la excelencia y la meritocracia...
Pero la esperanza se asoma con el espectáculo de
los primeros arreboles del naciente el próximo 6 de
diciembre, cuando derrotaremos la corrupción, la
incultura y la bestialidad y daremos paso a la
reconstrucción del país decente que una vez fuimos...
La barbarie roja y su piratería intelectual ha desfigurado,
ha desvirtuado,
ha hecho insuficiente la sabiduría clásica del enseñar,
aprender y aplicar
lo aprendido a la cabecera del enfermo ignorando que
el arte médico se
funda, les repito, en la observación y la experiencia se
adquiere a la vera
y en cercana comunión con el cuitoso.
Con humor frígido y alejándose de la excelencia en la
enseñanza se han tirado hacia el polo antipódico de la
mezquindad y la vergüenza.
Dicen que la historia es cíclica y hoy nos enfrentamos a
muchos problemas
producto de la crueldad que también lo fueron en la
antigüedad.
Necesitamos con urgencia un Hipócrates para restaurar
nuestra maltrecha medicina venezolana, necesitamos
ideas para ofrecer y ayudar a los defraudados, coraje
para denunciar, valentía para no dejarnos amedrentar
y ciudadanía con integridad para enfrentar las
consecuencias...
Rafael Muci Mendoza
rafaelmuci@gmail.com
@MuciMendoza
Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana;
y del universo no estoy seguro...Albert Einstein (1879-1955)
Hace dos mil quinientos años que en la
enfermedad humana no intervienen
ni dioses, ni espíritus, ni venganzas
venidas del Olimpo, pues en el mar
Egeo y en Cos, una pequeña
isla del Archipiélago del Dodecaneso
griego de apenas 290 km2 de
superficie, Hipócrates, nuestro padre
primigenio, arrancó la medicina de las
manos de los dioses para entregarla a la
responsabilidad de los hombres, y estableció las bases
de la medicina científico-natural, una medicina humana.
Durante centurias los médicos hemos desarrollado
métodos para exponer la enfermedad escondida bajo
la opacidad de la piel, para traer el adentro hacia el
afuera a punta de observatio, es decir, empleando
con sentido común los cinco sentidos pues para
eso Dios nos proveyó de inteligencia y curiosidad sin
límites.
Estos logros se han ido decantando con el correr
de los tiempos, así que se ha eliminado lo incorrecto,
lo inexacto y lo superfluo, y se ha conservado y
ampliado lo verdaderamente útil.
Pero Él no contó con la imbecilidad de los estúpidos,
tan profunda, tan lacerante y tan expuesta como la
desnudez del rey representada por Hans
Christian Andersen, allá por el año de nuestro Señor
de 1837. Las universidades nacionales y las escuelas
de medicina tienen el sagrado deber de asegurar al
estudiante que al final de sus estudios de pregrado
posea las competencias conceptuales, procedimentales,
de actitud y de desarrollo global que le permitan
ejercer la medicina en sus diferentes etapas,
respondiendo a las prioridades de salud y a las realidades
de la sociedad en la que se encuentra insertado.
Expongo en voz alta la angustia que, como profesional y
como maestro de
largo e inagotado ejercicio, me produce el giro que
se ha dado a los estudios médicos en Venezuela, mi país,
en medio de la debacle inducida por el régimen del
absurdo y las malas decisiones, pues no debemos olvidar
nunca que cada cosa que los médicos sabemos hemos
de procurar saberla lo más exactamente que nos sea
dado, pero a conciencia de su posible valor provisional
para así, transmitirla a las nuevas generaciones.
Por ¨notitia criminis¨ (El Nacional, miércoles 1º de julio
de 2015) nos hemos enterado de la muerte violenta de
la Semiología Médica en la Universidad Nacional
Experimental Rómulo Gallegos en Calabozo, Estado
Guárico y con ella el colapso intencionado de miles
de años de saber... Los homicidas cambiaron el
pensum y ahora las ¨prácticas¨ hospitalarias serán
sólo ¨teóricas¨ ¿es que es posible tanta iniquidad?
Sépase que la capacidad creadora de la mente
humana, se percibe sin duda, en el formidable avance
de la Medicina en los últimos decenios... 700 estudiantes
del tercer año de la carrera quedarán como la cabra
mocha de Josefita Camacho, ¨mocha de los dos cachos,
del rabo y las dos orejas...¨
Han protestado, y a su protesta se han unido alumnos
de años superiores y deben seguir protestando
hasta ser oídos y su reclamo respondido con eficiencia.
La Asociación Venezolana de Escuelas y Facultades
de Medicina y todos los médicos venezolanos,
al unísono, tenemos una responsabilidad ineludible
ante esta monstruosidad y la respuesta a semejante
desatino debe ser urgente, pronta, adecuada y
contundente...
¿Y el Defensor del Pueblo...?
¡Ah...! La semiología médica, puente de unión entre las
ciencias básicas y
la medicina del hombre enfermo, pieza indispensable e
insustituible, vía de
acceso sin la cual el rompecabezas de la enfermedad
no puede ser descifrado en forma coherente y armónica
para desvelarla e instituir la cura apropiada.
Necesita el estudiante situarse a la vera de la cama
del enfermo, hablar con él, manosearlo y comprenderlo,
pues la semiología no puede aprenderse con
computadoras ni maniquíes como lo han hecho los
médicos integrales comunitarios de porte cubano, y
mire usted los resultados: la emergencia de una
medicina
fraudulenta y degradada donde la excelencia brilla
por su ausencia... Luego de la adquisición de la teoría
de las ciencias básicas en los dos primeros años de la
carrera médica, las bases del edificio profesional están
preparadas para incorporar lo indispensable, pues
la semiología conforma un puente de unión para
adentrarse en la práctica de la
relación médico paciente, y durante 4 años a fuerza de
práctica y vigilado
por sus instructores, si acaso se logra alguna destreza
que se pulimentará
en los años por venir, porque su aprendizaje comienza
pero no termina
nunca... Es el arte de interpretar el lenguaje corporal:
mediante la anamnesis o descripción de su queja por
el enfermo, sabremos qué le pasa, por qué le pasa y dónde
buscar la verdad.
Es la semiótica o semiología la ciencia o lenguaje
específico
de la profesión médica, que trata de la correcta
interpretación de los síntomas (hecho subjetivo) y de los
signos (hecho objetivo). Es la primera asignatura propia
y estelar de la carrera médica que pone en contacto
directo al estudiante de medicina con el hombre enfermo
y su circunstancia, siendo base indispensable sobre
la que se irán articulando nuevos y más profundos
saberes que permitirán el conocimiento y dominio
del arte semiótico, como se advirtió, paso inicial para
el diagnóstico definitivo del paciente, imprescindible para
el tratamiento.
Mediante su repetición consciente será la disciplina
por la cual el estudiante de medicina adquiera
conocimientos, destrezas y habilidades para establecer
esa adecuada y única relación médico-paciente: es
la historia clínica integral, la herramienta del clínico, y
por su intermedio, se arriba al diagnóstico presuntivo
de salud o de enfermedad, se jerarquizan los problemas
y se solicitan, si es que fuera necesario, los exámenes
complementarios, pero no con un irreverente disparo
de escopeta de múltiples e impensados procedimientos,
sino como un rifle, un solo tiro y en el blanco, para lograr
un diagnóstico de certeza...
A lo largo de los siglos, la envidia, disfrazada de
intolerancia ha perseguido al conocimiento queriendo
acorralarlo, aniquilarlo, negando sus aportes y alcances;
pero el hecho cierto es que nunca lo ha vencido y el
progreso ha sido la constante que marca la aguja de
marear de la humanidad; sí, ha sido una constante y
por siempre lo seguirá siendo en los años por venir...
¿Me estarán oyendo los rojos...? Los adulantes del proceso
designados no con base a conocimientos sino por
su irresponsable y ciega obediencia, ejercen oficios
que no conocen, porque son irresponsables, engreídos,
tierrúos, destructores y ligeros... ¡Dos mil quinientos
años de progreso clausurados de un solo plumazo...!
Menudo mérito, menuda proeza.
Ustedes no me entienden pues han sido troquelados con
el vil metal de la
adulancia, su imbecilidad es tan extrema y visible porque
salieron del desván o del sótano de las malas notas
y del aborrecimiento de la excelencia y la meritocracia...
Pero la esperanza se asoma con el espectáculo de
los primeros arreboles del naciente el próximo 6 de
diciembre, cuando derrotaremos la corrupción, la
incultura y la bestialidad y daremos paso a la
reconstrucción del país decente que una vez fuimos...
La barbarie roja y su piratería intelectual ha desfigurado,
ha desvirtuado,
ha hecho insuficiente la sabiduría clásica del enseñar,
aprender y aplicar
lo aprendido a la cabecera del enfermo ignorando que
el arte médico se
funda, les repito, en la observación y la experiencia se
adquiere a la vera
y en cercana comunión con el cuitoso.
Con humor frígido y alejándose de la excelencia en la
enseñanza se han tirado hacia el polo antipódico de la
mezquindad y la vergüenza.
Dicen que la historia es cíclica y hoy nos enfrentamos a
muchos problemas
producto de la crueldad que también lo fueron en la
antigüedad.
Necesitamos con urgencia un Hipócrates para restaurar
nuestra maltrecha medicina venezolana, necesitamos
ideas para ofrecer y ayudar a los defraudados, coraje
para denunciar, valentía para no dejarnos amedrentar
y ciudadanía con integridad para enfrentar las
consecuencias...
Rafael Muci Mendoza
rafaelmuci@gmail.com
@MuciMendoza
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