A Cora Páez de Topel Capriles

A Cora Páez de Topel Capriles
A Cora Páez de Topel Capriles, gran amiga de Aziz Muci-Mendoza, él le recordaba al compositor de mediana edad Gustav von Aschenbach, protagonista de la película franco-italiana "Muerte en Venecia" (título original: Morte a Venezia) realizada en 1971 y dirigida por Luchino Visconti. Adaptación de la novela corta del mismo nombre del escritor alemán Thomas Mann.Se trata de una disquisición estético-filosófica sobre la pérdida de la juventud y la vida, encarnadas en el personaje de Tadzio, y el final de una era representada en la figura del protagonista.

miércoles, 31 de julio de 2013

Conocí a un Aziz Muci Mendoza crítico y buen analista de lo que sucedía en Venezuela durante los años que trabajamos juntos...Ahora considero maravilloso colocar en su blog un excelente artículo de su hermano: el Dr. Rafael Muci-Mendoza, Presidente de la Academia Nacional de Medicina, que me conecta con la inteligencia y valentía para decir las cosas por su nombre,que tanto admiré en Aziz

Elogio de la tragedia...

La involución bolivariana ha sido creada para que el país y su contenido se hundan

RAFAEL MUCI-MENDOZA |  EL UNIVERSAL
domingo 28 de julio de 2013  
Una muerte: tragedia, millares de ella: estadística... ello vale para la epidemia de influenza que nos azota ante la impasividad ministerial, como para esa otra de magnas proporciones que se gesta con alevosía, envidia y ventaja para destruir la medicina privada y sus instituciones; lo único que nos queda porque ya destruyeron la red hospitalaria, otrora orgullo nuestro y consuelo de los excluidos. Ahogarla, humillarla, aniquilarla, ver a todos aquellos médicos que han envidiado por su transitar exitoso, por sus conocimientos y competencias ganados con sudores, irse a la quiebra insomnes y pasando penurias. Como Pangloss, el personaje del Cándido de Voltaire, son optimistas y justifican la tragedia que están perpetrando, donde ellos, sus hijos o sus nietos, al momento de una verdadera emergencia no hallarán quien les haga un cateterismo cardíaco, dispongan de una unidad de neonatos, consigan la insulina para su diabetes o morfina para su dolor, o tengan que parir o ponerse unas lolas a palo seco. 

Esos hombrecitos recuerdan el pasaje donde Cándido, Pangloss y Santiago el anabaptista fletan con destino a Lisboa: una tormenta los zarandea y el último cae por la borda. Cuando se dispone a saltar al mar para salvarlo, Pangloss detiene a Cándido aduciendo que esa bahía fue creada expresamente para que Santiago se ahogara en ella... Pues bien, la involución bolivariana ha sido creada para que el país y su contenido se hundan y ellos festejen con sus dineros mal habidos, con su insaciable envidia, con su medianía insoportable, con su pestilente actitud. 

No protegieron los hospitales ni ahora la medicina privada; su norte el robo, la prebenda; los directores de hospital, monigotes presenciales del desastre, mientas la inseguridad se ceba con enfermos y médicos. 

rafael@muci.com



¡Entre médicos te veas!

Se han formulado imputaciones y acusaciones a médicos, no por actos de malpraxis o dispraxis médica

ALBERTO ARTEAGA SÁNCHEZ |  EL UNIVERSAL
miércoles 31 de julio de 2013  
Hace dos semanas me correspondió el honroso compromiso de asistir a la incorporación del Dr. Felipe Martín Piñate, como Individuo de Número, a la Academia Nacional de Medicina.

En un hermoso y solemne acto, que tuvo como escenario el Paraninfo del Palacio de las Academias, con discursos pronunciados desde el púlpito de Santo Tomás, el recipiendario pronunció sentidas palabras de agradecimiento a familiares, amigos y colegas que lo promovieron a tan encumbrada posición y el Dr. Oscar Beaujón, a quien correspondió responder, exaltó los méritos y la trayectoria del nuevo académico, ilustre hijo de Curiepe y colocó sobre el tapete los retos de la medicina en la Venezuela de hoy.

Como abogado me ha tocado tomar contacto con casos en los cuales quienes tienen en sus manos procurar salud, dar bienestar y devolver vida, se han visto asediados y acosados por acciones penales, sin razón alguna, sin que esto equivalga a sostener que un médico se encuentra exento de responder ante la ley, si fuere el caso.

Pero lo grave, en este momento, radica en el hecho de que, lamentablemente, en casos puntuales y por circunstancias ajenas a la justicia, se han formulado imputaciones y acusaciones a médicos, no por actos de malpraxis o dispraxismédica que, en todo caso, suponen culpa o inobservancia de las normas que imponen el debido cuidado en el ejercicio profesional y el estricto cumplimiento de la lex artis, sino por conductas dolosas que implican, por tanto, la intención de causar daño, esto es, de matar, de lesionar o incapacitar a un paciente o de producir, sencillamente, un resultado infausto, lo que podría darse, o bien por una expresión de voluntad que se dirige al hecho en forma inequívoca y directa, o por una actitud psíquica del autor, quien, al representarse el hecho, en definitiva, aunque no lo quiere directamente, lo acepta, actuando con manifiesto desprecio o indiferencia ante lo que puede ocurrir, modalidad equivalente al querer.

Esta última hipótesis es la del denominado dolo eventual, el cual hace responsable al médico por haber querido un resultado contrario al principio de beneficencia o al mandato del primun non nocere, equiparándolo o condenándolo como un delincuente que se sirve de su profesión como instrumento para cometer delitos.

Sin duda una calificación jurídica de esta naturaleza no guarda relación alguna con los mandatos y exigencias de la ética médica y la razón de ser de tan noble profesión.

El quehacer médico es de por sí riesgoso y cualquier acto destinado a curar comporta la posibilidad de resultados indeseados o infaustos, que el médico procura a toda costa evitar, pero que si se producen, la conclusión no puede ser la automática atribución de una pretendida responsabilidad penal o civil.

En Venezuela, la población abriga un profundo sentimiento de respeto a los profesionales de la medicina y, afortunadamente, ello ha contribuido a una armoniosa y ejemplar relación médico-paciente que nos aleja de la práctica de una medicina defensiva que hace que el médico vea a su paciente como un futuro demandante o denunciante y éste a su médico como un posible demandado o denunciado.

aas@arteagasanchez.com

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