Elogio del escamoteo…
Rafael Muci-Mendoza
Dedicado a la joven Alexandra Villegas y a tantos otros como ella que con
promedios cercanos o superiores a 19 puntos/20, por razones espurias e
ilegales, se ha negado su ingreso para estudiar medicina en una universidad
nacional…
En una de sus acepciones, el DRAE define Escamoteo, «ǁ2. Robar o quitar algo
con habilidad y astucia». No importando el nivel socioeconómico, la
situación para la juventud estudiosa de Venezuela no puede ser una más
triste y calamitosa. En el país al revés en el que hemos devenido, ni la
excelencia ni el mérito encuentran cabida, pues espíritus mediocres nos
quieren rasar la población y especialmente los estudiantes por lo más bajo;
los gestores políticos en posiciones encumbradas muestran sus más profundos
complejos de inferioridad y sus frustraciones se convierten en rémora o
contrapeso del avance del país, y sus ejecutorias antes bien, propenden a su
retroceso. Por más que hayan tenido acceso al buen estudio, la pobresía
intelectual les domina, la apatía en el recto accionar, la soberbia, el
pecado más antiguo de la humanidad y la mezquindad en sus decisiones, permea
en la vida del colectivo, queriendo convertirnos en un país sin esperanzas,
pobre y dependiente de un estado ruin y de su limosna paralizante y
reduccionista. Pobres, han perdido el sentido del pecado…
Manuel Fernández, director el consejo nacional de universidades, otro
emulador de la edad de oro de Juan Peña, aquel, ¨que en la oscuridad de su
boca acariciaba su diente roto sin pensar¨, ha sido el encargado de
materializar el escamoteo, dictado cubano sin duda alguna porque son
incapaces de pensar mientras juegan con su diente roto.
En lo que a mi concierne, el monopolio médico y paramédico sobre la
metodología de los estudios de medicina es un ejemplo de la acción castrante
del comunismo, del patético uso indebido para provecho del régimen y en
perjuicio del ciudadano enfermo y de su cuidador, el médico, en fin del ser
humano en general.
Adrede, el régimen ha enfermado la sociedad haciéndola apática, conformista
y resignada, por ello alabo la carta de Alexandra y otras que vendrán, que
en ningún modo es dura ni irrespetuosa; la pobreza de propuestas y la
impotencia para llevar a cabo alguna transformación positiva en el plano de
la salubridad nacional, quizá sea única en un país que iba en vías de
desarrollo y hasta podría ser única en la historia del mundo donde un estado
petrolero esfuma un billón de dólares en una fiesta de corrupción, y es
ahora uno humillado y mendicante. Nada se hace para revertir las
consecuencias nefastas de las malas políticas llevadas a cabo por ineptos,
comisarios políticos ignorantes y con ínfulas de sapiencia quienes se
pavonean mostrando los índices más elevados de degeneración, incompetencia e
insensibilidad y un acrecentado sadismo, claramente definido como crueldad
refinada, con placer de quien la ejecuta...
«Allí, Giordani me interrumpió –Gral. Guaicaipuro Lameda- y me dijo: “Mire,
General, usted todavía no ha comprendido la revolución. Se lo explico: Esta
revolución se propone hacer un cambio cultural en el país, cambiarle a la
gente la forma de pensar y de vivir, y esos cambios sólo se pueden hacer
desde el poder. Así que lo primero es mantenerse en el poder para hacer el
cambio. El piso político nos lo da la gente pobre: ellos son los que votan
por nosotros, por eso el discurso de la defensa de los pobres. Así que, LOS
POBRES TENDRÁN QUE SEGUIR SIENDO POBRES, LOS NECESITAMOS ASÍ, hasta que
logremos hacer la transformación cultural. Luego podremos hablar de economía
de generación y de distribución de riqueza. Entretanto, hay que mantenerlos
pobres y con esperanza».
Otro ministro, Hector Rodríguez, feliz padre de un bebé a quien deseamos
larga vida en democracia, nos muestra otra de las incongruencias de su
revolución. Aspira a que su esposa tenga un buen parto en una clínica
reconocida. No contento con una habitación tipo suit, ¨alquila¨ al mejor
estilo imperialista, las 14 del piso. Es decir el acceso a otras
parturientas queda eliminado por su prepotencia. Por tres días de estancia,
la factura diaria por las 14 habitaciones del piso habría sido de 42.000
bolívares fuertes, pero él decide quedarse un día más y al extender la
permanencia a cuatro días, el monto a pagar sería de 168.000 bolívares
fuertes, (cifra que alcanza para cubrir el salario mínimo mensual de 24
venezolanos). ¿Quién pagaría su arrebato revolucionario, su seguro o alguna
partida secreta…? Un caso más de falsa moral revolucionaria…
El asalto audaz de Chávez destruyó de golpe el fruto de muchos años de
fatiga democrática; muchos no vieron el peligro que se cernía sobre la
democracia, y la creación de un sistema paralelo de salud no solamente acabó
con lo que se había mostrado como eficaz a pesar de sus imperfecciones pero
capaz de perfectibilidad. El engendro acabó consigo mismo y con lo que
existía. A resultas, ahora nada tenemos y la realidad a pesar de ser
protuberante, necesita ser opacada, y la clausura del Boletín Epidemiológico
Semanal al mostrar una fealdad tan abominable como la del Dorian Gray del
cuadro se explica por sí misma. Se dice que un tercio de la humanidad va
cada día a la cama con hambre. En la edad de piedra la fracción debió haber
sido mucho menor. En Venezuela estamos en una era de hambre sin precedentes:
se va a la cama con hambre biológica y con hambre de libertades. El bolívar
nada vale, con él nada se compra, faltan proteínas en la dieta y los
carbohidratos abundan, la obesidad madre de muchas enfermedades, cunde; nos
estamos haciendo obesos, gigantes con pies de barro, la propia inanición se
está institucionalizando en medio de repugnantes premios comprados que
avalan una gestión a todas luces pésima. La ausencia de anticonceptivos
orales y de preservativos son premonitorios de más embarazos en adolescentes
–madres famélicas y abandonadas a su suerte-, enfermedades de transmisión
sexual y el temible sida.
Pero, tal como inevitablemente se oxida el hierro, así las grandes ganancias
sociales generan envidia, pues muchos consideran los privilegios alcanzados
con base en el estudio y el esfuerzo, como una injusticia a pesar de ellos
haber tenido las mismas oportunidades que la molicie y el dolce far niente –
o la dulzura de no hacer nada-, les impidió materializar. Ahora para
quitarle lustre al estudio universitario buscan subterfugios y embarran el
ingreso a las universidades escamoteando el paso a quienes se lo merecen. Ya
los vemos enviando sus hijos y familiares a estudiar al exterior…
Lo heroico no es siempre racional, hasta podría decirse que es antirracional
pues cada vez que un hombre o un pueblo deciden imponerse una misión
superior a su verdadera medida, sus energías aumentan hasta alcanzar un
poder insospechado. El pueblo venezolano ha probado en su historia y en más
de una vez, su vocación heroica; es momento de invocarla y es por ello que
volveremos a ir todos en masa a votar y a cuidar nuestros votos, para
aventar del poder a los crueles e injustos que coartan las libertades e
impiden que tantos estudiantes como Alexandra, sobre la base de su
excelencia, materialicen sus sueños y los hagan realidad... todavía quedamos
en pie tus profesores, quienes les enseñaremos medicina pero también
formaremos vuestros corazones para lo grande y lo hermoso, para la libertad
y la justicia, para que sus luces interiores brille desde el adentro hacia
el afuera, pues el primer deber de un médico es luchar y denunciar los malos
gobiernos, sean de derecha o de izquierda y en beneficio de sus pacientes.
Lanthenas en 1792, en «De l’influence de la liberté sur la santé, la morale
et le bon heur”», asentaba,
“La primera tarea del médico es, por consiguiente, política: la lucha contra
la enfermedad debe comenzar por una guerra contra los malos gobiernos: el
hombre no estará total y definitivamente curado más que si primeramente es
liberado: ¿Quién deberá denunciar por tanto al género humano a los tiranos,
sino los médicos que hacen del hombre su estudio único, y que todos los
días en casa del pobre y del rico, en casa del ciudadano y del más poderoso,
bajo la choza y las moradas suntuosas, contemplan las miserias humanas que
no tienen otro origen que la tiranía y la esclavitud?”
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