A Cora Páez de Topel Capriles

A Cora Páez de Topel Capriles
A Cora Páez de Topel Capriles, gran amiga de Aziz Muci-Mendoza, él le recordaba al compositor de mediana edad Gustav von Aschenbach, protagonista de la película franco-italiana "Muerte en Venecia" (título original: Morte a Venezia) realizada en 1971 y dirigida por Luchino Visconti. Adaptación de la novela corta del mismo nombre del escritor alemán Thomas Mann.Se trata de una disquisición estético-filosófica sobre la pérdida de la juventud y la vida, encarnadas en el personaje de Tadzio, y el final de una era representada en la figura del protagonista.

viernes, 11 de abril de 2014

"¡Despierta, Venezuela!", dice un fiscal de tránsito improvisado en una calle caraqueña. "No te levantes, bebé. Están disparando", le dice el protagonista a su hermanito mientras juega con sus soldaditos de plástico. Luego le susurrará a su amiguita: "¿Por qué siempre hablamos así?". Las lecturas que tiene Pelo malo para un espectador de la Venezuela de hoy son riquísimas, quizás más que las de cualquier extranjero.

Mariana Rondón

"Hay que ser consecuente consigo mismo"

"Cuando decidí hablar del respeto (a los demás, a las diferencias) decidí hablar de la violencia" "Hablar de no respetar las diferencias puede significar un no encuentro absurdo", señala la directora de "Pelo Malo".

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Mariana Rondón ya se prepara para producir la próxima película de su socia, Marité Ugás (Cortesía)
ÁNGEL RICARDO GÓMEZ |  EL UNIVERSAL
viernes 11 de abril de 2014  08:49 AM
"¡Despierta, Venezuela!", dice un fiscal de tránsito improvisado en una calle caraqueña. "No te levantes, bebé. Están disparando", le dice el protagonista a su hermanito mientras juega con sus soldaditos de plástico. Luego le susurrará a su amiguita: "¿Por qué siempre hablamos así?". Las lecturas que tiene Pelo malo para un espectador de la Venezuela de hoy son riquísimas, quizás más que las de cualquier extranjero.

Pelo malo de Mariana Rondón llega finalmente a la cartelera venezolana, un filme que ya ha pasado por unos 40 festivales internacionales, incluido el de San Sebastián, España, donde se alzó con la Concha de Oro, al tiempo que se proyecta comercialmente en España, Francia y Suiza. El debut en Venezuela fue adelantado para este 16 de abril y el 17 llega a Brasil. "A propósito de lo que estamos viviendo, queríamos invitar a una reflexión", aseguró la productora Marité Ugás.

Mariana Rondón (Postales de Leningrado) presenta la historia de una madre soltera (una genial Samantha Castillo) con dos hijos, problemas en su trabajo y en una ciudad que la asfixia, tanto como al espectador. Apartamentos que semejan cajas de fósforos, transporte colapsado, contaminación, violencia... Su hijo mayor (el niño Samuel Lange) quiere ser cantante, fantasea con alisar su cabello, pero principalmente necesita la atención y el amor de su mamá. A cambio obtiene el prejuicio, la intolerancia y lo más oscuro de la madre, quien teme que el pequeño sea homosexual. "¿Y si mejor te disfrazas de militar?", le sugiere la amiguita al protagonista, quien le pregunta "¿Para qué?". "Para que tú mamá te quiera".

Rondón presenta, en el fondo, la relación del ciudadano común con su patria, una madre a la que se ama, por la que se trabaja, de la que se busca atención, cobijo, amor, y lo que se obtiene es odio, resentimiento, intolerancia. El final es demoledor.

En rueda de prensa, la cineasta afirma que quiso hacer una película sobre el respeto al otro, sobre las diferencias, "sobre la importancia de que eso sea el eje fundamental de nuestras vidas". "Cuando decidí hablar del respeto decidí también hablar de la violencia. Hay un universo que somete a estos personajes a circunstancias difíciles. Decidí filmar la ciudad, esos edificios (23 de Enero, Simón Rodríguez) que son herencia de Le Corbusier, plantear imágenes como preguntas. Hoy se siguen construyendo y no repensamos las utopías sociales".

La realizadora considera una falta de respeto, por ejemplo, que los periodistas manipulen sus teléfonos inteligentes en plena proyección y critica a otro que llegó media hora tarde.

Dice que quiere hablar desde el alma y servir la mesa para la reflexión. "El sentido del arte es hablar desde ese lugar del alma. Hablar de no respetar las diferencias puede significar la posibilidad de un no encuentro, lo cual sería absurdo. Yo propongo la película como una reflexión. Yo le debo a mi espectador y le hablo desde un estado del alma, adolorida, herida desde un estado anímico", comentó.

Mariana Rondón considera superada la discusión a raíz de sus declaraciones a El País de España, al que dijo: "Chávez nos sentenció a la guerra". Remite a consultar sus comunicados y aclaratorias. "No me arrepiento de nada", dijo a regañadientes. "Algunos me quisieron arrinconar", agregó, y a la pregunta "¿Debe el artista ser agradecido con el poder?", finalmente responde: "El artista debe ser consecuente consigo mismo".

Más allá de lo que piense y declare la directora hay un producto, una película que duele, que cuestiona al poder y a la histeria de todo un país.

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