ENTREVISTA FEDERICO VEGAS, ESCRITOR
Las formas de la nostalgia
"Los venezolanos sufrimos ese gran dolor de pretender volver a ser lo que nunca fuimos" "Ese es el gran lujo de un escritor, puede abandonar a su país porque jamás dejará de ser su tema"
El narrador venezolano publicó el libro de cuentos "La nostalgia esférica", que fue editado por Puntocero CORTESÍA
DANIEL FERMÍN , FEDERICO VEGAS , ESCRITOR | EL UNIVERSAL
domingo 18 de enero de 2015 12:00 AM
-El libro: Un hombre que huye solo a Boston a esperar a que las cosas se calmen en su país, un joven que regresa a Venezuela para asistir a una boda, dos amigos que viajan a París hartos de su vida en Londres. Federico Vegas (Caracas, 1950) reunió a una serie de personajes que van y vienen de su lugar de origen en el libro de cuentos La nostalgia esférica, que fue editado por Puntocero. Un conjunto de relatos en el que se comparte las distintas formas del desarraigo.
-El título: Federico Vegas tenía pensado llamar a su trabajo Los que van y los que vienen. Hasta que el editor Ulises Milla sugirió cambiar el nombre. "Un mes después de la publicación fue cuando logré conseguir el título que me hubiese gustado para el libro: El dolor del regreso. Creo que los venezolanos sufrimos ese gran dolor de pretender volver a ser lo que nunca fuimos. El pasado, y más aún el futuro, se nos han convertido en una trampa que no nos permite avanzar".
-El país: Los personajes de La nostalgia esférica tienen mucho de la Venezuela de hoy. Gente que se marcha, gente que regresa, gente que añora un pasado que no fue y un futuro que no será. Vegas, a través de sus historias íntimas, también refleja una parte de nosotros. "Lo dijo James Joyce: 'Ya que no podemos cambiar de tema, cambiemos de país'. Ese es el gran lujo de un escritor, puede abandonar a su país porque jamás dejará de ser su tema".
-Los géneros: Federico Vegas volvió al cuento tras dos novelas y un libro de ensayos. La nostalgia esférica incluye varios relatos que, alguna vez, intentaron formar parte de un trabajo mucho más extenso. Vegas cree que ese afán de publicar novelas daña al cuento. "Lo ideal es que cada historia vaya encontrando su aire, su ritmo, su distancia, su consistencia, los límites donde comienza a deshacerse. Recuerdo cuando el colegio de mis hijos contrató a un entrenador de atletismo, y la sabia manera en que el hombre halló la actividad que más le convenía a cada niño: quiénes serían corredores de fondo y quiénes de velocidad. El aspecto ayuda un poco pero hay que adentrarse en el alma, y eso toma tiempo. Yo creí ser un corredor de distancias cortas y resulta que me gustan los maratones. Me refiero a los literarios porque detesto correr".
-La literatura: Hay una frase del libro que dice que el viaje es una de las primeras herramientas que utiliza quien necesita una sacudida en su vida. Escribir también puede ser una manera de afrontar ciertas inquietudes y sufrimientos. "Es la única forma legible de afrontar nuestros miedos y otros estimulantes demonios. Lástima que sea tan seca, tan constreñida a tan pocos signos, y que requiera tan poco movimiento y sensualidad en su ejecución. Aunque a veces puede tener mucho de viaje. Para los romanos 'narrar' era poner a una persona al corriente, digamos que sumergirla en nuestra propia corriente. Hay otra etimología del verbo 'narrar' que parece que proviene de los vascos y tiene que ver con 'llevar un objeto a rastras'.
-La derrota: El protagonista de uno de los cuentos de La nostalgia esférica es un escritor que pierde la posibilidad de publicar con la editorial Tusquets por apresurarse con una novela. Una muestra de que un autor surge de un fracaso. "Ciertamente de un parto, y además de hermafrodita. Uno tiene que hacer de abeja, polen y pistilo, seductor y seducido, amante amado, lector insatisfecho y hasta inventarse una grave crisis existencial mientras escribe la novela. Menos mal que Rafael Cadenas nos dio el secreto y el consuelo de amar al fracaso más que al éxito. Yo lo comprendí en una sala de cine. Desde mi asiento lucían tan perversas las letras rojas 'Exit' coronando las puertas que a través de unas pesadas cortinas podían sacarte de la ficción y arrojarte a una calle vacía o un estacionamiento. El éxito es una salida hacia la nada".
-El oficio: Escribir también puede ser un sufrimiento en sí mismo para un autor. Escribir como un acto de sadomasoquismo, o de condena que provoca dolor y placer a la vez. El narrador ejemplifica el oficio de escribir con una imagen: "Contrate a un hombre para que se siente seis horas al día en la misma silla y mueva sólo dos dedos. Exíjale que escriba sobre lo que nadie está esperando, páguele menos del sueldo mínimo y, de prestaciones, ofrézcale la inmortalidad".
-Otras vidas: El propio Federico Vegas dijo una vez que ha llegado al extremo de pensar más en las novelas que le quedan por escribir que en los años por vivir. El autor venezolano espera contar más vidas en el futuro cercano. "Ojalá lleguen a ser más de una decena. Por ahora quiero escribir sobre un hombre preso. Creo que son los únicos que están viviendo una realidad, la realidad real. Los demás parecemos flotar en una trágica comedia política como unos preocupadísimos y patidifusos payasos".
dfermin@eluniversal.com
-El título: Federico Vegas tenía pensado llamar a su trabajo Los que van y los que vienen. Hasta que el editor Ulises Milla sugirió cambiar el nombre. "Un mes después de la publicación fue cuando logré conseguir el título que me hubiese gustado para el libro: El dolor del regreso. Creo que los venezolanos sufrimos ese gran dolor de pretender volver a ser lo que nunca fuimos. El pasado, y más aún el futuro, se nos han convertido en una trampa que no nos permite avanzar".
-El país: Los personajes de La nostalgia esférica tienen mucho de la Venezuela de hoy. Gente que se marcha, gente que regresa, gente que añora un pasado que no fue y un futuro que no será. Vegas, a través de sus historias íntimas, también refleja una parte de nosotros. "Lo dijo James Joyce: 'Ya que no podemos cambiar de tema, cambiemos de país'. Ese es el gran lujo de un escritor, puede abandonar a su país porque jamás dejará de ser su tema".
-Los géneros: Federico Vegas volvió al cuento tras dos novelas y un libro de ensayos. La nostalgia esférica incluye varios relatos que, alguna vez, intentaron formar parte de un trabajo mucho más extenso. Vegas cree que ese afán de publicar novelas daña al cuento. "Lo ideal es que cada historia vaya encontrando su aire, su ritmo, su distancia, su consistencia, los límites donde comienza a deshacerse. Recuerdo cuando el colegio de mis hijos contrató a un entrenador de atletismo, y la sabia manera en que el hombre halló la actividad que más le convenía a cada niño: quiénes serían corredores de fondo y quiénes de velocidad. El aspecto ayuda un poco pero hay que adentrarse en el alma, y eso toma tiempo. Yo creí ser un corredor de distancias cortas y resulta que me gustan los maratones. Me refiero a los literarios porque detesto correr".
-La literatura: Hay una frase del libro que dice que el viaje es una de las primeras herramientas que utiliza quien necesita una sacudida en su vida. Escribir también puede ser una manera de afrontar ciertas inquietudes y sufrimientos. "Es la única forma legible de afrontar nuestros miedos y otros estimulantes demonios. Lástima que sea tan seca, tan constreñida a tan pocos signos, y que requiera tan poco movimiento y sensualidad en su ejecución. Aunque a veces puede tener mucho de viaje. Para los romanos 'narrar' era poner a una persona al corriente, digamos que sumergirla en nuestra propia corriente. Hay otra etimología del verbo 'narrar' que parece que proviene de los vascos y tiene que ver con 'llevar un objeto a rastras'.
-La derrota: El protagonista de uno de los cuentos de La nostalgia esférica es un escritor que pierde la posibilidad de publicar con la editorial Tusquets por apresurarse con una novela. Una muestra de que un autor surge de un fracaso. "Ciertamente de un parto, y además de hermafrodita. Uno tiene que hacer de abeja, polen y pistilo, seductor y seducido, amante amado, lector insatisfecho y hasta inventarse una grave crisis existencial mientras escribe la novela. Menos mal que Rafael Cadenas nos dio el secreto y el consuelo de amar al fracaso más que al éxito. Yo lo comprendí en una sala de cine. Desde mi asiento lucían tan perversas las letras rojas 'Exit' coronando las puertas que a través de unas pesadas cortinas podían sacarte de la ficción y arrojarte a una calle vacía o un estacionamiento. El éxito es una salida hacia la nada".
-El oficio: Escribir también puede ser un sufrimiento en sí mismo para un autor. Escribir como un acto de sadomasoquismo, o de condena que provoca dolor y placer a la vez. El narrador ejemplifica el oficio de escribir con una imagen: "Contrate a un hombre para que se siente seis horas al día en la misma silla y mueva sólo dos dedos. Exíjale que escriba sobre lo que nadie está esperando, páguele menos del sueldo mínimo y, de prestaciones, ofrézcale la inmortalidad".
-Otras vidas: El propio Federico Vegas dijo una vez que ha llegado al extremo de pensar más en las novelas que le quedan por escribir que en los años por vivir. El autor venezolano espera contar más vidas en el futuro cercano. "Ojalá lleguen a ser más de una decena. Por ahora quiero escribir sobre un hombre preso. Creo que son los únicos que están viviendo una realidad, la realidad real. Los demás parecemos flotar en una trágica comedia política como unos preocupadísimos y patidifusos payasos".
dfermin@eluniversal.com
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