Elogio de la maldición...
Rafael Muci-Mendoza
La maldición se repite...La maldad bebe ella misma la mayor parte
de su veneno...
El 4 de noviembre de 1922, el arqueólogo y egiptólogo Inglés Howard Carter
(1874-1939), descubrió intacta la tumba de Tutankamón (Tut-Anj-Amón) en el
Valle de los Reyes, frente a Luxor, faraón adolescente de 18 años de la
XVIII dinastía de Egipto que reinó entre 1336 y 1327 a.C. y que murió en el
año 1320 a.C. Hay acuerdo en que ha sido la tumba faraónica mejor conservada
jamás encontrada. El 26 de noviembre de 1922, Carter abrió la cámara y fue
el primero en ver el sarcófago del faraón. Dieciséis escalones conducían
hacia las profundidades; tras bajarlos se encontró en una antecámara. Tras
de él se encontraba el acaudalado Lord Carnarvon, arqueólogo aficionado que
había aportado el dinero para la tediosa y costosa operación de rescate;
Carter se inclinó ante la puerta de granito grabada con todo tipo de signos
jeroglíficos. Se perforó una especie de hendedura por la cual podía verse
hacia el interior. Se inclinó y enfocó su luz dentro de la Tumba Real.
Permaneció inmóvil durante varios minutos viendo tesoros incontables que
brillaban en la oscuridad, que le asegurarían al joven faraón una existencia
confortable y que adquirían dimensiones propias al ser profanadas por el
rayo de luz... casi 3500 años después de su muerte la tranquilidad de su
sepulcro era violentada.
Casi tan bien como conocemos del descubrimiento de la tumba de Tutankamón,
también conocemos acerca de la creencia de que estaba protegida por una
poderosa maldición, con justicia los arqueólogos se encontraban en guardia
en contra de las extravagantes pretensiones de que una inundación de
condenaciones desde las orillas más salvajes de lo oculto les acechaban. Una
inscripción encontrada a la entrada de la tumba produjo terror entre los
excavadores:
«La muerte sobrevendrá en rápidas alas a quien toque la
tumba del faraón»
El drama comenzó por una misteriosa enfermedad que se encarnizaría no solo
con la humanidad de lord Carnarvon sino con todo el equipo de excavación y
hasta con los visitantes de la tumba. El 6 de marzo de 1923 fue picado en la
mejilla por un mosquito; la picadura se infectó, produjo fiebre y septicemia
que condujo a una neumonía y a la muerte... La novelista romántica Marie
Corelli quien poseía un extraño libro, ¨La historia egipcia de las
pirámides¨, le había advertido que, ¨el más grande castigo ocurrirá al
intruso que irrumpa en una tumba sellada... los más diversos venenos
secretos están encerrados de sabia manera en cajas, así que aquellos que las
toquen no saben lo que habrán de sufrir...¨ Y la maldición se propagó a
cerca de 30 personas: a él siguieron su hermano, un egiptólogo, un amigo
coleccionista de antigüedades y así sucesivamente surgieron de la nada
suicidios, asesinatos, pleuresías, accidentes inexplicados, infecciones, y
como Carter, ¨causas naturales¨ ... y tal vez cánceres de toda ralea
enmascarados por la ignorancia en antiguos diagnósticos ¿Será cierta la
leyenda del faraón Tutankamón? Sólo la máscara inmutable de su rostro guarda
la verdad...
Peor que un dictador, es un pueblo cobarde...
Y hubieron de transcurrir 77 años hasta que la historia, inclemente, se
repitiera, cuando Hugo Chávez aupado por tontos útiles que hoy lloran sus
penas, violara el panteón de los sagrados valores patrios y trajera a
nuestras costas una nueva maldición, el socialismo del siglo XXI, un
pastiche ideológico como fuera definido en su oportunidad, no otra cosa que
una conjunción superlativa de envidia, odio, ignorancia suprema,
criminalidad sin castigo, atraso en el tiempo, gasto y rapiña alegre de
nuestras riquezas, revanchismo en vez de perdón, entrega de la soberanía a
mercachifles de dictaduras, fría destrucción de todo aquello que alguna vez
hubo de preservarse. El melifluo poder encarnado en la reelección
indefinida, el poder que debe ser secuestrado a toda costa, con argucias,
engañifas y compra de conciencias -que requiere de almas inferiores que se
dejen comprar sin pestañear: variopinta de seguidores y de opositores
también [que desde los tiempos de la democracia nunca han tenido oficio ni
beneficio]-, con violaciones de los derechos humanos y ciudadanos, con la
creación de ¨patriotas cooperantes¨ suerte de soplones de la más baja
calaña, con omnipresencia de legisladores que no legislan, de contralores
que no controlan, de defensores del pueblo que no defienden, de fiscales
vendidos y prostituidos sin importar el dolor de los pobres, los presos
políticos sin juicio, la hiperinflación en ciernes, la pan-escases de cuanto
importe, ministros de sanidad traidores que dejan a cubanos el tesoro de la
salud del venezolano, la abismal progresión de la pobreza y la malnutrición,
el abandono de la niñez desvalida y de los hospitales de niños, la
indiferencia ante el embarazo de adolescentes -¡25% todos los embarazos!- y
enfermedades venéreas, el abandono a su suerte de los cancerosos, enfermos
de sida, trasplantados y los hemofílicos, la progresión de las endemias y
epidemias que han visto terreno propicio para su proliferación en esta
otrora tierra de gracia...
La maldición se repite...La maldad bebe ella misma la mayor
parte de su veneno
Un infausto 16 de julio del 2010, a 180 años del fallecimiento de Simón
Bolívar, fue violentado en secreto de intenciones el sarcófago donde
descansaban sus restos en el Panteón Nacional de Caracas, ordenado y en
presencia del presidente de Venezuela Hugo Chávez con la idea de desvelar la
¨verdadera causa¨ de muerte del prócer, en el supuesto negado de que había
sido envenenado con cianuro por el ¨oligarca¨ Francisco de Paula Santander.
Cuando se abrió el féretro ante los ojos de televidentes, el ¨único¨ dijo
que ¨había sentido su llamarada¨. Qué se hizo y qué se deshizo allí, en
aquel aquelarre, en aquella orgía de brujas, es desconocido y motivo de
conjeturas, se habló de santeros, de paleros y de magia negra: se llevó a
cabo un día de luna nueva y para colmo jueves, uno de los días preferidos
para los ritos tenebrosos de las ceremonias santeras relacionadas con
encantamientos malignos... Desde que su médico de cabecera, el francés
doctor Alejandro Próspero Réverénd en la Quinta de San Pedro Alejandrino en
Colombia, solícito médico de cabecera de El Libertador en su lecho de
muerte, enterado de los adelantos de su época y apoyado en 33 boletines
redactados por él y una impecable autopsia apegada a los cánones del arte,
cuyo protocolo y epicrisis registró con esmero, constituyen el único
testimonio histórico y médico de la enfermedad y muerte de Simón Bolívar,
causada según su opinión por "tisis pulmonar", una enfermedad prevalente en
su época y entonces incurable, especialmente agresiva en personas
estresadas, rellenas de penas morales, decepcionadas y deprimidas.
Efectivamente una tuberculosis de reinfección que le aquejó quizá desde 1807
cuando llevaba una vida bohemia y disipada, época en que debió someterse a
un largo reposo en su residencia campestre de Caracas y se recuperó
notablemente. Pero el mal permaneció agazapado y esperando el mejor momento
para hacer eclosión; ese, cuando su salud desmejoró sensiblemente y sus
defensas naturales claudicaron, fue entonces el momento en que reapareció la
infección tuberculosa, altanera y desbocada que se tornó evolutiva forzando
el camino pendiente hacia la horizontalidad. Révérend obsequió a Venezuela
el nódulo calcáreo encontrado por él en el pulmón izquierdo durante la
autopsia, tendencia del cuerpo para sepultar en calcio las inflamaciones
crónicas. En este intento del comunismo por torcer o refabricar la historia
a su medida, vendrán tiempos mejores en que reivindiquemos la memoria de
Bolívar y le ofrendemos excusas por la profanación de su féretro por una
banda de facinerosos con fines inconfesables.
Quien sin honor ha consumido su vida, deja de sí, en la tierra,
tanta huella como el humo en el aire y la espuma en el agua
Dante Alighieri
La necrofilia se manifiesta como un morboso amor hacia los cadáveres, y esa
adoración maléfica ha llevado a la profanación de tumbas, hacerse de los
huesos para ritos satánicos y convertir el cadáver en objeto de idolatría.
No hay duda que los profanadores son perseguidos por el anatema de los
difuntos y para muestra basta un botón...
La llamada ¨maldición del Panteón de Bolivar¨ se hizo prontamente patente...
Además del fallecimiento del promotor y ejecutor de la violación en medio de
inenarrables sufrimientos y dolores, de turbios manejos y violaciones de sus
propios derechos humanos de paciente en Cuba, hasta el punto de no conocerse
el día de hoy la fecha de su muerte ni la causa real del deceso: ni un
protocolo final de la autopsia ni una epicrisis que la saque de la anonimia
Pero mito o realidad, la deshonra de la memoria del prócer también tuvo que
ver con una secuela de muertes en su entorno: El general Alberto Müller
Rojas (Q.E.P.D), uno de los asesores presidenciales, falleció poco después
de la exhumación. El diputado Luis Tascón (Q.E.P.D), fallece en agosto de
2010 víctima de un cáncer del colon; en septiembre fallece un factótum de la
izquierda, Guillermo García Ponce (Q.E.P.D), director del diario VEA, y días
después William Lara (Q.E.P.D), exdiputado, exministro y gobernador de
Guárico. Lina Ron (Q.E.P.D) chavista combativa, aquejada de un infarto del
miocardio muere camino del hospital en marzo de 2011. José Ignacio Meléndez
Anderson (Q.E.P.D), hermano del asesinado fiscal Danilo Anderson, recibió
varios tiros de un individuo que pretendía robarle un celular. En junio del
2011 y en La Habana, donde se encontraba hospitalizado por un accidente
cerebrovascular, muere el contralor General de la República, Clodosbaldo
Russian (Q.E.P.D). El mito ha vuelto con fuerza para terror de los
implicados y sus más cercanos... No podemos contar las figuras importantes
del régimen que han sufrido cáncer u otras miserias orgánicas -problemas
inmunológicos, condiciones médicas y quirúrgicas, iatrogenia cubana, etc.-,
y que afortunadamente, muchos se encuentran en remisión tal vez a la espera
de un viento maligno que tarde o temprano los reavive, porque la enfermedad
no es otra cosa que ese mal que expulsamos hacia el mundo y nos es devuelto
con creces... Pero además, el socialismo del siglo XXI está aquejado de
pudrición cadavérica en vida, y si no ha sucedido su caída del todo es
porque los venezolanos estamos impregnados de cobardía infinita...
Dios castiga sin palo y sin látigo...
En connivencia con civiles y militares llevar a la guerra a un país no
beligerante que en su nobleza ha sufrido tanto, y expulsar a los hermanos
colombianos dejando sus hijos atrás es un pecado sin redención, esos a
quienes el zamarro ceduló para que votaran por él, a más de ser un acto de
cobardía y crueldad inagotable, lo es también para acostumbrarnos a un
estado de excepción que sin lugar a dudas piensa ser extendido a nivel
nacional, una acción criminal anticonstitucional con la única finalidad de
no contarse ante la mirada complaciente de aquellos que deberían defender la
patria: las fuerzas militares...
Sólo podemos revertir la maldición de Chávez sacando a los malvados del
poder el próximo 6 de diciembre cuando todos como un solo hombre y una sola
mujer, recuperemos la dignidad mancillada de nuestro país...
en quiera entender que entienda...
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