A Cora Páez de Topel Capriles

A Cora Páez de Topel Capriles
A Cora Páez de Topel Capriles, gran amiga de Aziz Muci-Mendoza, él le recordaba al compositor de mediana edad Gustav von Aschenbach, protagonista de la película franco-italiana "Muerte en Venecia" (título original: Morte a Venezia) realizada en 1971 y dirigida por Luchino Visconti. Adaptación de la novela corta del mismo nombre del escritor alemán Thomas Mann.Se trata de una disquisición estético-filosófica sobre la pérdida de la juventud y la vida, encarnadas en el personaje de Tadzio, y el final de una era representada en la figura del protagonista.

domingo, 29 de junio de 2014

José Gregorio Hernández (octubre, 1864 - junio, 1919), ¿quién no le conoce?: ciudadano preclaro, médico, profesor universitario, maestro, académico, siervo de Dios en vías de santificación. Alborozados celebraremos un sesquicentenario de su natalicio en turbios y angustiados tiempos de inversión de valores, de materialismo exacerbado y de odio a la excelencia.

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Elogio de JGH...

Rafael Muci-Mendoza

Supo además Hernández al recetar, mantener la moral de los pacientes...

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José Gregorio Hernández (octubre, 1864 - junio, 1919), ¿quién no le conoce?:
ciudadano preclaro, médico, profesor universitario, maestro, académico,
siervo de Dios en vías de santificación. Alborozados celebraremos un
sesquicentenario de su natalicio en turbios y angustiados tiempos de
inversión de valores, de materialismo exacerbado y de odio a la excelencia.
Cristiano devoto y estudiante insigne marcó un cambio en la medicina
nacional hacia su modernización con la fundación de las bases de la medicina
experimental que trajo en sus alforjas a su regreso de Europa. Supo además
Hernández al recetar, mantener la moral de los pacientes; y una buena moral
es casi siempre la mejor medicina y a veces la única que nos es dable
recetar a los médicos, especialmente en tiempo como el actual, de una
tremenda crisis humanitaria en salud provocada exprofeso, traída de la mano
por vende patrias y prácticos de la medicina importados desde Cuba que sólo
malas mañas pueden ensañar a nuestros jóvenes, una ciencia milenaria
transformada en fábrica hacedora de prácticos sin ortografía, expedición ni
erudición.

El presidente Juan Pablo Rojas Paúl (1826-1905) y sus asesores comprendieron
que había que buscar novedosas verdades en Europa para inyectar sabia nueva
en el vergel médico local y le brindaron el apoyo moral, económico y
patriótico para formarse y traer conocimientos y un laboratorio completo,
vale decir, la mejor semilla para enterrarla en la entraña generosa de la
patria. Dio generosos frutos. ¡Qué decir de los venezolanos en Irlanda
abandonados por el gobierno cubano que nos esclaviza y nos degrada!

La medicina involutiva de factura socialista que se enseña en el país,
suerte de correa sin fin de enlatados, ha traído al tapete diagnósticos de
clorosis, histerismos y suicidios por amor...

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Addendum



José Gregorio fue un megalito de virtudes; adquirió en 55 años de existencia
experiencia de la vida, un saber que está más en función de la profundidad
con que se vive que del tiempo, breve o largo, que se ha vivido... En
contraposición, el régimen que en mala hora implantó Chávez, por arte de sus
vicios ha envejecido en 15 años, mostrando sus fealdades como el alcohólico
que prostituye su oportunidad de vivir llenándola de vileza, resentimiento,
codicia y traición al país y a sus instituciones, aquellos a los que juró
servir y no servirse. Cocinado en su maldad, como la manzana podrida,
contaminó aquellos a quienes tocó haciéndoles abjurar a sus principios y
lealtades. José Gregorio supo que venía a construir, a dejar una estela de
realizaciones, nunca a destruir, a transformar en un emporio el don
confiado. Hoy le recordamos agradecidos por su ejemplo y rectitud.

Por nuestra parte, nos fuimos acostumbrando a convivir con la basura
intelectual y espiritual de rateros sin continencia, de lenguaje  ordinario
y marginal, de comportamiento delictivo y criminal. Timoratos, nunca, como
era nuestro deber tuvimos el coraje de hacer cumplir el Artículo 350° de
nuestra Constitución que nos incita a ¨desconocer cualquier régimen,
legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías
democráticos o menoscabe los derechos humanos¨.

Es tiempo de sacudir la basura sin esconderla bajo la alfombra, es tiempo de
justicia haciendo pagar a los responsables la cadena de estropicios
intencionados infligidos al alma nacional, a sus arcas y a su gente...

La encuesta Keller Verdad, alienación y política en Venezuela

Lectura Tangente
Notitarde 28/06/2014 

La encuesta Keller Verdad, alienación y política en Venezuela


Antonio Sánchez García
1
Recibo la última encuesta de Alfredo Keller, referida al segundo trimestre de 2014, y constato un hecho verdaderamente asombroso, que demuestra el grave desajuste que existe entre la vivencia de la crisis por parte de los sectores populares -quienes más la sufren-  y las decisiones políticas que están dispuestas a asumir para enfrentarla. O, en otras palabras: El inmenso peso del falseamiento ideológico que el chavismo ha logrado inocular en la conciencia de dichos sectores, al extremo de llevarlos a actuar políticamente y de manera flagrante contra sus propias percepciones de la realidad, vale decir, contra lo que ellos mismos certifican expresan sus propios intereses. Un caso de alienación que explica el desacuerdo mayoritario en el trato cotidiano con la realidad -inseguridad, desabastecimiento, inflación, carestía, desempleo- y  la irracional emotividad con que los sectores populares reaccionan políticamente a esa realidad. La rechazan en el trasfondo de su conciencia y la respaldan en su superficie. Un clásico caso de alienación, digna de la psiquiatría social.
Esta alienación que bordea el masoquismo en el irracional comportamiento político de las masas populares de más bajos ingresos ya se había manifestado en una de las tantas campañas electorales libradas por Hugo Chávez, cuando sus seguidores escanciaban a coro y de manera desafiante contra sus propios intereses: "Con empleo o sin empleo, yo con Chávez me resteo". Al realizar un pormenorizado análisis de los datos que nos entrega la importante encuesta de Alfredo Keller se puede concluir con un dato aún más estremecedor: No existe un solo ítem consultado por la encuesta y que se refiera a algún asunto polémico del programa de gobierno, algunos de ellos incluso portaestandartes de ése su programa, que no sea rechazado de manera concluyente y de manera categórica por los consultados con un peso de tanta diferencia, que reduce el respaldo a dichas política a cifras incluso inferiores al 10% de la población. Si esas opiniones se tradujesen en el ámbito político electoral, el Psuv no alcanzaría el 15% de respaldo. Y el Gobierno, en lugar de mostrar un apoyo relativo del 40%, o del 45% como se atreve a afirmar Schemel, el encuestador del régimen, estaría bordeando el abismo.
2
Veamos: El 71% de los encuestados rechaza la ley de precios justos que autoriza la expropiación de los negocios que la violen. El 28% la respalda. Pero al pormenorizar el detalle, se ve que de ese 28%, solo el 12% "se restea", con la ley, mientras un 16% sigue la corriente. Con la ley de alquileres sucede exactamente lo mismo, con el agravante de que una inmensa mayoría de encuestados son inquilinos: El 75% la rechaza y el 21% la aprueba. Pero la proporción entre los que se restean, un 9%, y los que la apoyan "algo", un 12%, vuelve a confirmar la ambigüedad del respaldo. En el caso de la inamovilidad laboral, a la que sus redactores habrán imaginado como un sabroso anzuelo para conquistarse a la masa trabajadora, el resultado de la encuesta contraría todo presupuesto ideológico: Un 82% de la población encuestada, que imaginamos laboral en su inmensa mayoría, rechaza la inamovilidad laboral. Y de quienes la respaldan, solo un 7% dice "mucho", mientras el 10% señala "algo". En pocas palabras: El buque insignia de las leyes dictadas para buscar aprobación y respaldo para proceder a mayores es definitivamente rechazado, y de manera casi unánime por la población venezolana. Si el elector de los estratos D, E y F identificara ese rechazo a dichas leyes con el rechazo a sus redactores y asumiera dicho rechazo como prerrequisito de sus inclinaciones electorales, los representantes del Gobierno no subirían del 5%. El chavismo habría perdido todo su respaldo electoral. ¿A qué valores revolucionarios se refieren Ana Elisa Osorio, Víctor Álvarez y Nícmer Evans cuando al criticar la suspensión de Navarro, solidario con Jorge Giordani en su brutal crítica al gobierno de Nicolás Maduro, se proponen la salvación de la revolución? ¿Cuál revolución respalda esa mitad de país que a pesar de estar ahogándose en penurias continúa apostando al gobierno del Psuv, que tiene tanto de revolucionario como el Guaire del Sena?

3
Para entrarle al significado de una revolución socialista, ¿cuáles debían ser las medidas propiamente revolucionarias de un gobierno comprometido a salvarla, si alguna vez hubiera existido? Desde luego: Terminar con la propiedad privada e imponer la estatización de todos los llamados medios de producción privados. ¿Qué importancia le atribuyen los encuestados a la empresa privada? Pues asómbrense los ideólogos del bolchevismo vernáculo: 87% le atribuye la mayor importancia, mientras que un 13% se la desconoce. Pero la desproporción entre "revolucionarios y contrarrevolucionarios" es aún más dramática si se atiende a la calidad de la aprobación o del rechazo: Mientras un 65% de ese 87% de los encuestados considera que la empresa privada es de la mayor importancia, solo un 3% de la población que la rechaza se la niega absolutamente. Lo que nos hace recordar la famosa barrera del 3% histórico con que el marxismo leninismo fue recompensado en todos los procesos electorales presidenciales librados en Venezuela hasta la elección de diciembre de 1998. Así se nieguen a reconocerlo: solo el 3% de la población venezolana parece dispuesto a respaldar la radicalización del proceso y seguir las protestas de Giordani. En rigor, al elector chavista, tras catorce años de intento, la revolución bolivariana le importa un rábano.
Que a pesar de 14 años de subsidios, becas, estatización, monopolio mediático, persecuciones, cárcel y una infinidad de iniquidades sociales y políticas el pueblo venezolano siga apostando por la propiedad privada, el libre mercado y todos los datos estructurales del capitalismo lo dice todo: El venezolano es estructural, medular, esencialmente anticomunista. Si es así, y la encuesta no deja lugar a dudas, ¿por qué a la hora de entrar a las definiciones políticas ese mismo pueblo actúa en contra de ésas sus más profundas convicciones? Una primera respuesta, así sea aproximativa, es que se deja arrastrar por la inclemente propaganda de las políticas castrocomunistas con las que se les bombardea a diario y durante todo el día desde los bastiones del imperio mediático del régimen. Suficientemente coloreada con la reiteración ad nauseam de la imagen santificadora del caudillo, único, extrema y absoluta razón de la sobrevivencia de la devastadora catástrofe con que se golpea sus estómagos.
 Frente a lo cual el necesario y resaltante correlato, que explica la insólita obnubilación de la oposición oficialista formulable de manera interrogativa: ¿Por qué la oposición que privilegia precisamente a esos sectores -me refiero a la MUD y muy en particular a Henrique Capriles- no hace mención de ese hiato escandaloso en convicción, percepción y comportamiento electoral de la masa electoral chavista e insiste en fundar sus ofertas con políticas que profundizan ese hiato y blindan aún más la evidente alienación del elector? ¿Estamos ante un flagrante caso del absurdo venezolano que habla de dos mochos rascándose?
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Marx fue el primer pensador en comprender en toda su inmensa magnitud el significado antropológico filosófico del fenómeno de la alienación inducida por la mercancía y el modo de producción capitalista que la había generado. En la base de su descubrimiento, la constatación de que al asalariarse y perder todos los vínculos que lo ataban a la forma de producción artesanal, el trabajador se convierte en una cosa, una mercancía, cuya única diferenciación específica es ser la única mercancía que produce mercancías y cuyo valor radica en que genera valor. Con el agravante de que el valor que genera con su trabajo le es expropiado, mientras se le deja la estricta e indispensable cantidad de valor necesaria para sobrevenir a su subsistencia.
Sin que sea ésa la causa de la alienación de que hablamos, al no existir en Venezuela ni un capitalismo industrial clásico ni su estructura de clases, y la masa de respaldo revolucionario no viva del trabajo que produce -limpiar autopistas y atiborrar nóminas de empresas estatales- sino de la manutención que le asegura el Estado que lo ha rebajado a algo menos a lumpen proletariado -el concepto es válido en tanto subraya el hiato, la quiebra existencial entre los verdaderos intereses del elector y la cosmovisión que la acompaña, lo que podríamos denominar su concepción del mundo, por menesterosa e indigente que ella sea,  y su comportamiento político. ¿Cuáles son las razones para el comportamiento alienado del elector manipulado por el régimen? En primer lugar: La compra de su voluntad política mediante el mencionado subsidio. Desencajado del proceso productivo, ni obrero ni artesano, pasa a convertirse en siervo de quienes detentan el poder del Estado y con ello el control de las fuentes primarias del salario siendo el Estado el primer empleador de la República. Viendo ése su Universo consolidado, a su vez, por los resentimientos sociales, los odios intergrupales, el atado de emociones que, sobre la base de una estructura familiar y grupal fracturada da por origen al venezolano acaudillado.
Todas las fortalezas del caudillismo autocrático descansan en ese universo fracturado. Todas las debilidades de la democracia, en la carencia de un sujeto consciente, emancipado. Toda lenidad frente a la pobreza, en un falso concepto de solidaridad con los desposeídos. Pues como bien lo señalara Tocqueville hace dos siglos, la libertad supone la existencia de un sujeto consciente de su dignidad, la que puede estar absolutamente ausente en el sujeto igualado, a pesar de todas las ventajas y bienes de que pueda usufructuar. Sin esa dignidad, sin el valor moral, toda igualdad es carne de despotismo y toda democracia una falacia.
Precisamente, en el respeto a esa situación de grave minusvalía existencial y en la creencia de que la pobreza del sujeto acaudillado constituye un valor y no una desventaja, radica la alienación de esa oposición partidista y electorera que, antes de enfrentarla como una tara a ser erradicada, la propicia y honra como un bien en sí.  Dejarse chantajear por la alienación del sujeto acaudillado  es prueba de una irreparable alienación moral, es la que hasta hoy impide que en Venezuela se imponga una libertad verdaderamente sólida, capaz de soportar instituciones democráticas. 
E-mail: sanchezgarciacaracas@gmail.com
Twitter: @sangarccs

Doce artistas venezolanos que participan en la exposición. La muestra “Paralelo 10. Doce artistas venezolanos contemporáneos”, exhibe desde este jueves en Roma diversas obras de la pintura contemporánea de Venezuela, dentro del programa de eventos de la Primavera Latinoamericana 2014, que se desarrolla actualmente en la capital de Italia

El Carabobeño 26 junio 2014

Muestra “Paralelo 10” exhibe en Roma pintura contemporánea venezolana

Doce artistas venezolanos que participan en la exposición. (Foto EFE)
EFE
La muestra “Paralelo 10. Doce artistas venezolanos contemporáneos”, exhibe desde este jueves en Roma diversas obras de la pintura contemporánea de Venezuela, dentro del programa de eventos de la Primavera Latinoamericana 2014, que se desarrolla actualmente en la capital de Italia.
“Paralelo 10” estará abierta al público hasta el próximo 22 de julio en el Museo Pietro Canónica de Villa Borghese, informó el Instituto Italo-Latinoamericano (Iila), con sede en Roma.
Los doce artistas venezolanos que participan en la exposición son David Escobar, Luis Galíndez, Roseliano García, Henry Gil, Miguel Granado, Enrique Hernández, Joel Pacheco, Pablo Pérez, Rafael Reyes, Manuel Rivero, Luis Rodríguez, Rodrigo Rodríguez.
El comisario de la muestra y uno de los pintores que la conforman, Enrique Hernández, explicó que el nombre “parte de la línea imaginaria que cruza el meridiano 70” e identifica la región de Venezuela de la que provienen los expositores: el estado de Lara.
Hernández aseguró que “cada uno” de los pintores “ha desarrollado un lenguaje artístico personal que expresa la contemporaneidad larense”.
“El resultado es una exposición polifacética que devuelve una imagen de la Venezuela de hoy, como en la muestra Na' Guará, realizada por los mismos artistas en 2013 en el museo Alejandro Otero de Caracas, en la que se expresó al mismo tiempo felicidad, rabia, tristeza, emoción, admiración y estupor”, dijo.
Según explicaron desde el Iila, la muestra “Paralelo 10” pretende también ser un homenaje al pintor Simón Gouverneur, director de la escuela de Bellas Artes Martín Tovar y Tovar, en Venezuela, y a su mujer, la poetisa Beatriz Viggiani, de origen italiano “pero venezolana de espíritu”.
“Paralelo 10. Doce artistas venezolanos contemporáneos”, está organizada por el Instituto Italo-Latinoamericano en colaboración con la embajada en Italia de la República Bolivariana de Venezuela.

Ramón J. Velásquez Su juicio crítico de la realidad contemporánea fue siempre atinado, desenvuelto con mesura...

Ramón J. Velásquez

Su juicio crítico de la realidad contemporánea fue siempre atinado, desenvuelto con mesura...

VICENTE CARRILLO-BATALLA L. |  EL UNIVERSAL
domingo 29 de junio de 2014  12:00 AM
Mis primeros recuerdos de Ramón J. Velásquez se remontan a los tiempos de mi niñez y adolescencia, cuando le veía con frecuencia en compañía de mi padre y de tantos amigos comunes, Otero Silva, Uslar Pietri, Miguel Moreno, Consalvi, Giacopini Zárraga, Iván Darío Maldonado, Caldera, Rómulo Betancourt. Más tarde conocí a Gustavo en las aulas del Colegio San Ignacio, punto de partida de una entrañable amistad y motivo de acercamiento a nuestras respectivas casas paternas. El intercambio se hizo más frecuente y prometedor; largas conversaciones, desdobladas de manera sencilla y amena, planteando interrogantes, a veces impregnadas de crítica constructiva, siempre estimulantes a nuestro espíritu. La historia nacional y la política contemporánea fueron temas predilectos de aquel repertorio que buscaba orientar criterios y contribuir a nuestra formación cultural y ciudadana.

Ramón J. Velásquez fue sin duda uno de los hombres más singulares de nuestro tiempo. Un hombre honorable, de sólidos principios morales, culto, inteligente, buen padre, amigo sincero, curioso de todo aquello que pudiese contribuir a una cabal comprensión de nuestra historia republicana, emprendedor, polifacético y de un inmenso sentido político que siempre supo desdoblar con acierto y sobre todo acentuada prudencia. Su juicio crítico de la realidad contemporánea fue siempre atinado, desenvuelto con mesura y apoyado en un conocimiento cabal no solo de la historia, sino también del carácter venezolano. Daba gusto sentarse a conversar con Don Ramón y aprender de sus crónicas impecables, nutrirse en su dilatada cultura y don de gente, de su estilo jovial, a veces sarcástico, severo también, agudo en el análisis del acontecer político del cual fue protagonista estelar. Y luego las recomendaciones para Gustavo y sus amigos cercanos; siempre vio en nosotros esperanza, potencial que cultivar y sobre todo proteger ante tanta acechanza que se veía venir en Venezuela.

Ramón J. Velásquez fue para mí un verdadero maestro, un consejero generoso que no tuvo para conmigo sino gestos de afecto y de fraterna devoción familiar. Solía leer y comentar mis ar- tículos de prensa, honor que me hacía y que me sigue sirviendo de orientación en mi quehacer literario. Recuerdo que perdura y que conservaré por siempre, como el privilegio de su amistad. 

Vcbl@cantv.net

Notitarde 28/06/2014 11:34:00 p.m.

Don Ramón J. Velásquez


Monseñor Baltazar Enrique Porras Cardozo
Desde muy joven tengo memoria de haber oído hablar del hijo de Don Ramón, "Ramoncito", porque mi tío Marco Antonio Porras se jactaba de la amistad que tenía con Don Ramón, con quien conversaba con frecuencia en las puertas del Diario Católico de San Cristóbal, periódico que le había sido confiado por Mons. Tomás Antonio Sanmiguel. El contacto con su obra histórica, indispensable para conocer mejor la Venezuela desde Guzmán a nuestros días, me llevó a conversar con él y descubrir a través del investigador, la calidad humana, la sencillez de trato y la agudeza para relacionar el pasado con el presente. Doy gracias a Dios por haberme honrado con su amistad y haber podido compartir deliciosas jornadas en las que me enriqueció con su sabiduría y sapiencia.

Don Ramón J., fue un tachirense universal. A sus afanes se debe esa mina de historia regional que es la Biblioteca de Autores y Temas Tachirenses, al igual que muchas otras publicaciones más allá de las de su propia cosecha. Su serenidad de ánimo y ecuanimidad al juzgar los acontecimientos más controvertidos lo convertían en un auténtico maestro de la verdad, el bien y el diálogo. Su aporte a la vida pública como periodista, abogado, intelectual, investigador y político, es invalorable. Si tuvo enemigos se debió más a la mezquindad humana que a sus posibles deficiencias.
De profundas convicciones democráticas, fue también un hombre de fe y de convicciones religiosas profundas. Junto a Doña Ligia levantó un hogar donde se cultivaron las mejores virtudes ciudadanas y cristianas. Ni la envidia ni la arrogancia estuvieron presentes en su vida. Su sonrisa y bonhomía traslucía su paz interior, fruto de una ecuanimidad que no se encuentra fácilmente.
Doy gracias a Dios por haber gozado de su cariño y cercanía. Su vida, ejemplar en muchos campos, es testimonio del venezolano abierto, fraterno, apasionado por la justicia y por la verdad. Fue uno de los hombres sin tacha que transitaron por la Venezuela del siglo XX, modelo de hombre público probo y honesto. Es la mejor herencia que deja a los suyos y al país. Descanse en paz.

Un esclarecedor ensayo de María Magdalena Ziegler nos devuelve a la figura fundadora del pintor Juan Lovera (1776-1841); tres textos de Edgardo Mondolfi Gudat, Carlos Posac Mon y Ramón J. Valásquez son el abreboca del revelador recién publicado “El misterio de Francisco Isnardi”, de Marisa Vannini de Gerulewicz (Fundavag Ediciones, Caracas, 2014), que arroja sorprendentes resultados sobre la identidad verdadera de uno de los redactores del Acta de Independencia; un ensayo breve de Rafael Arráiz Lucca recapitula sobre la enorme contribución de Juan Germán Roscio al proceso independista, incluido en su libro “Venezolanos (de la A a la Z)”, también de Fundavag Ediciones; por último, incluimos el primer capítulo de “El hijo de la panadera”, el más reciente libro de Inés Quintero, dedicado a la vida de Francisco de Miranda, de la Editorial Alfa

Juan Lovera, por sí mismo

“Firma del Acta de la Independencia el 5 de julio de 1811”. Juan Lovera, 1838
“Firma del Acta de la Independencia el 5 de julio de 1811”. Juan Lovera, 1838


Decía Ernst H. Gombrich que era sobre los artistas y sus decisiones que los historiadores del arte debíamos colocar el acento. Después de todo, sus obras no eran sino el resultado de esas decisiones. El pintor caraqueño Juan Lovera, creemos, es una excelente prueba a favor de este planteamiento. Su vida artística y su vida ciudadana así parecen demostrarlo. No son abundantes, no obstante, los datos con los que podemos contar para reconstruir sus acciones y decisiones, pero sí podemos contar con algunos elementos que lo esbozan como un individuo consciente de su lugar y de sus posibilidades en las distintas etapas de su vida.
Una vida singular
Nacido en 1776 y muerto en 1841, la vida de Lovera se plantea en momentos de cambios de todo tipo en la cultura de la Provincia de Caracas que finalizaba el siglo XVIII con la promesa de creciente prosperidad que el comercio de rubros como el cacao proyectaba. Verá Lovera el final de su vida en el camino incierto de una república que camina tambaleándose en sus primeros pasos. Fue un sólido artista colonial y un destacado artista republicano, pero también fue un ciudadano comprometido y esto no siempre le es reconocido.
Juan Lovera poco dejó escrito para la posteridad. La primera etapa de su vida y de su desempeño como pintor en la Caracas colonial está absolutamente a oscuras en cuanto a declaraciones del propio pintor. No hay apuntes reflexivos sobre su ejercicio como maestro de la pintura. Lo que nos ha quedado son los datos que los archivos (eclesiásticos fundamentalmente) han preservado acerca de los trabajos que realizó y que Carlos F. Duarte ha aglutinado y ordenado con detalle.
Al menos hasta los sucesos entre los años 1810 y 1812, Lovera fue un artista apegado al modelo colonial. Su oficio de pintor, el modo como lo aprendió y lo ejerció, no distaba de la norma para estos casos. La dinámica caraqueña de los talleres de pintores de algún renombre hasta conseguir la suficiente destreza en el oficio para independizarse sería la que el joven Lovera siguió.
Pero la historiografía tradicional del arte venezolano nos dice que Lovera presenció los sucesos fundacionales de la república y que su cualidad de testigo de excepción le llevó a reproducir con fidelidad las escenas de cada uno de los sucesos iniciáticos de la patria acontecidos el 19 de abril de 1810 y el 5 de julio de 1811. Nos dice también que fue alabado por Francisco Isnardi en la edición del mes de enero de 1811 de El Mercurio Venezolano haciéndole merecedor de “todos los títulos” así como de “la protección benéfica de nuestra actual transformación”. 
Como muchos caraqueños, emigra con su familia a Oriente en 1814. Pero Lovera vuelve. Se sabe que para 1820 está pintando de nuevo en Caracas y Andres Level de Goda le incluye en la célebre Oración en defensa de los pardos; al año siguiente ya realizaba algunas labores docentes, en conjunto con Felipe Limardo y Lino Gallardo, en una pequeña institución educativa destinada a niños pobres y pardos de la ciudad.
Ciudadano ejemplar
Pero la noticia más relevante de su reciente vuelta a Caracas está fechada en  1821. El general Carlos Soublette, para el momento intendente del Departamento de Venezuela (en la recién creada República de Colombia), nombrará a Juan Lovera, corregidor de Caracas. Nuestro pintor se mostrará reticente a aceptar el cargo, debido a las depauperadas condiciones de vida que le permite entonces su oficio de pintor y a una débil salud. La insistencia de Soublette para que Lovera tome el cargo no puede sino dibujarnos a un hombre, un pintor, que hasta hace poco tiempo era degradado socialmente por su condición de pardo, es a la vuelta de unos años escogido para ocupar un cargo público por el propio vicepresidente del Departamento de Venezuela. Esto, sin más, debe conducirnos a un Juan Lovera de notable reputación en la ciudad. No se trata de una selección hecha por un miembro del Ayuntamiento, es decir, una autoridad local, sino de la cabeza política más importante de esa región de la República de Colombia.
Así pues, Lovera era entonces un hombre de estimada reputación en Caracas y la nueva república le retribuía con justicia. En 1823, Juan de Escalona, electo como representante al Congreso para el período que se iniciaría en 1824, sería nombrado intendente del Departamento de Venezuela, por lo que no se incorporaría a sus funciones parlamentarias en Bogotá. De este modo, Lovera debe asumir la responsabilidad de representar a la Provincia de Caracas en el Congreso de Colombia, pues fue el segundo más votado en la mencionada elección. Lamentablemente, por razones que los registros históricos no aclaran completamente, Lovera no pudo incorporarse al Congreso en Bogotá.
Su actividad ciudadana, sin embargo, no se detendrá y se le hallará trabajando muy cercano al Ayuntamiento de Caracas, instancia que le concede, entre otras, la responsabilidad de ejercer las funciones derivadas de un cargo como el de juez de hecho en asuntos delicados como el de la libertad de imprenta, por ejemplo. La década de 1820 la concluirá activándose cada vez más como el retratista preferido de la elite política de la ciudad; retomando, cuando puede, sus labores docentes y colaborando con el embellecimiento de plazas y edificios en la celebración de las efemérides. Para 1830, Juan no era “pardo”, era simple y llanamente un ciudadano de oficio conocido, estimado y moralmente probo.
El artista y la historia fundacional
El tumulto del 19 de abril de 1810. Juan Lovera, 1835
El año de 1835 es primordial para la carrera de Juan Lovera como pintor y para su trayectoria ciudadana en tiempos republicanos. Es este el año en el que nuestro pintor obsequia a la Honorable Diputación Provincial de Caracas una de sus más significativas obras, la pintura que representa El tumulto del 19 de abril de 1810. No hay rastro alguno que explique tan extraordinario presente a una institución oficial. No existe prueba alguna que indique que se ha tratado de un encargo que le hiciera este cuerpo provincial, tal y como antes el Ayuntamiento había encargado a nuestro pintor ciertas actividades y funciones. Únicamente está el cuadro, colgado hoy solemnemente en la Capilla Santa Rosa, en la sede del Concejo Municipal de Caracas.
Pero, ¿por qué Juan Lovera realiza, dedica y obsequia esta obra singular a la Diputación Provincial de Caracas? De él, lamentablemente, no tenemos ninguna información. Sin embargo, sí contamos con la documentación producida por las sesiones de la Diputación en las cuales el cuadro obsequiado por Lovera fue tema tratado. La Comisión de Ornato de la Diputación Provincial de Caracas se expresa de la obra obsequiada por Lovera como “un monumento histórico y artístico que consigna a la posteridad”, cuya calidad lleva a concluir que deben realizarse esfuerzos destinados “al fomento de un taller logre al país mayores ventajas y sirva de estímulo a sus profesores”.
Para 1835 no existían precedentes en la historia del arte en Venezuela de una pintura que buscase recrear un acontecimiento histórico de este modo. Más allá de las escenas bélicas tomadas de la Guerra de Independencia que Pedro Castillo pintara para el general Paéz en su casa de Valencia, no hay referencias anteriores a obras de carácter histórico como la que Juan Lovera ha creado con El tumulto del 19 de abril de 1810 y que espontáneamente ha dado como presente a la Diputación Provincial de Caracas. Pero en la aurora del año 1838, Juan Lovera sí dirigirá al Congreso de la República una carta en ocasión de un nuevo obsequio que esta vez realiza al honorable cuerpo legislativo. Se trata de la obra Firma del Acta de la Independencia el 5 de julio de 1811, obra capital en el inventario de sus logros artísticos.
Engalanada con hermosa caligrafía, la carta de marras expone que justo ese día de julio de 1811, brillaron como nunca “las luces, la previsión y las virtudes cívicas”; que recuperar la libertad y restaurar “los sagrados e imprescriptibles derechos políticos” habrían sido los principales objetivos de tal acto cívico, fundador de república, y él, como orgulloso caraqueño, nacido en la “cuna de la libertad del nuevo mundo”, así lo declara. Clama nuestro pintor, en esa misma carta, por indulgencia ante sus carencias artísticas que le han hecho cuesta arriba la elaboración de la pieza que en ese momento obsequia y lo hace a cuenta de la “nobleza y magnitud” de sus pensamientos. Esa declaración de Independencia que él ha inmortalizado en la pequeña vista de la Capilla Santa Rosa, repleta de insignes prohombres, todos fundadores de la primera idea de república que anidó en Venezuela, debe seren palabras de Lovera, “tan duradera como los siglos”. Este acto, de acuerdo con la visión de Lovera, “forma el depósito  de la dicha de los pueblos y provincias que representan ambas cámaras”.
No se abroga Lovera originalidad alguna en sus deseos y los plantea como los “de todo venezolano”, pero sí expresa que estos deseos son también “los del ciudadano que con todo respeto os hace esta pequeña demostración de su civismo”. Parece quedar poco espacio a la duda en torno a la sólida convicción ciudadana de Juan Lovera. Explícitamente así lo expone en una bella redacción al Congreso de la República, instancia que encarna la cualidad representativa y la reserva de toda virtud en tiempos turbulentos.
Lovera parece concebir los orígenes republicanos de Venezuela con una claridad en torno a los principios que le fundaron que asombra y complace. No podríamos asegurar que nuestro pintor comprendiera en profundidad lo que sería un derecho político imprescriptible, ni siquiera podríamos afirmar qué concibe como virtudes cívicas. Sin embargo, esgrime estos y otros elementos como argumentos naturales y básicos en toda defensa del valor de la república. Adicionalmente, su siempre activa participación en los asuntos de servicio público e incluso su constante participación en procesos electorales como candidato, darían cuenta de un individuo convencido de sus deberes y derechos ciudadanos. Así pues, lo que Lovera expone en su carta, no es una postura conveniente para congraciarse con el máximo cuerpo legislativo, sino una reiteración de sus convicciones manifiestas en la cotidianidad de su ejercicio ciudadano durante años.
El mejor gesto republicano
En momentos en los cuales la república solicitó de sus miembros lealtad al ideal político fundacional, Juan Lovera tomó sus pinceles y realizó una declaración de principios republicanos con sus dos obras capitales, El tumulto del 19 de abril de 1810 La firma del Acta de la Independencia el 5 de julio de 1811. Nuestros historiadores se han empeñado en mirar en este pintor un estilo artístico, en catalogarlo y ordenarlo límpidamente en los anales de la historia del arte venezolano. Pero ¿sigue teniendo sentido esto?
Aunque pudiera parecer una discusión bizantina, en la cual no entraremos, consideramos que referirse a la obra de Juan Lovera empleando etiquetas tomadas de otros contextos a los cuales este artista estuvo completamente ajeno, es un error. Como un error es también procurar una identidad estilística para este pintor caraqueño obligando a sus obras a lucir “académicas”, “neoclásicas” o “arclásicas”, como las calificaría Francisco Da Antonio.
Lovera tiene el mérito de ser un artista hecho por sí mismo, enfrentando circunstancias altamente cambiantes, no sólo plásticamente hablando, sino también y sobre todo, social y políticamente. Las mudanzas en su contexto (institucionales, religiosas, sociales, económicas) han debido afectarle en el modo de asumirse como artista y, en consecuencia, como proveedor de soluciones a problemas artísticos. Es tiempo de que se reconozca su aporte y se haga referencia a él con justicia en los anales de la historia del arte venezolano. Es tiempo de que coloquemos el acento en los valores de los ciudadanos, no importa si pintores, abogados, ingenieros u obreros, porque el país que hemos construido es el resultado de sus decisiones, de la misma manera que la obra de Lovera es el resultado de su decisión como artista. 

domingo, 22 de junio de 2014

Una perversa estrategia nos ha hecho vernos diferentes los unos a los otros por no pensar igual...

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Elogio del instinto...

Rafael Muci-Mendoza

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Una perversa estrategia nos ha hecho vernos diferentes los unos a los otros
por no pensar igual...

¿Qué es, pues, ese instinto que gobierna todo el reino animal, que en los
hombres fortifica la razón o reprime el hábito? ¿Es la divinæ particula auræ
de Horacio? No cabe duda, es algo divino, como casi todo lo que es en la
Naturaleza. Todo en ella es el efecto incomprensible de una críptica causa.
La emergencia de la crueldad se pierde en la noche de los tiempos. Solemos
decir que es instintiva, como queriendo justificar su presencia entre
nosotros e ignorando que la razón y las buenas costumbres enseñadas en el
hogar, atenúan, neutralizan o redireccionan su irrupción y nefastas
consecuencias; por el contrario, los hogares desarticulados con padres
enfermos: personalidades psicopáticas, son capaces de generar odio,
resentimiento y crueldad en la descendencia; igualmente, los gobernantes
desquiciados nacidos en ese entorno contagian una nación entera,
especialmente si poseen cualidades de líder.

Pero tiene su contrapartida. Es la divina partícula de la libertad. Es David
contra Goliat. Es el instinto libertario, indómito, el del caballo mirando
hacia la derecha de nuestro escudo. Dios nos hizo libres. Una mujer
menudita, María Corina, solitaria, arriesgando la vida para oponerse a la
maldad, tal como el rebelde desconocido en la República Popular China
durante la revuelta de la plaza de Tian´anmen en 1989; ella solita,
enfrentando con inaudito coraje a un poder corrupto y despiadado, suerte de
fila de tanques de guerra que representan la bestialidad más abyecta.

Tal ha ocurrido en nuestra patria donde una perversa estrategia bien
diseñada nos ha hecho  vernos diferentes los unos a los otros por el solo
hecho de no pensar igual, mientras un grupúsculo desalmado ignora los males
de la nación: la salud totalmente destruida y el dolor desbordado, maldita
crueldad...

rafaelmuci@gmail.comrafael@muci.com

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Addendum

"¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que
está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: "Hermano, deja que te
saque la paja de tu ojo", tú que no ves la viga que tienes en el tuyo?
¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para
sacar la paja del ojo de tu hermano"

(Lucas 6, 41-42)



El cinismo de Giordani. No puede uno menos que dedicar algunos párrafos a
esa oda al cinismo, no otra cosa que el trasunto de esa carta sin destino,
que es tan difícil de leer sin perturbarse cuando se percibe la miseria
humana en su más clara expresión, cuando se aprecia la poca capacidad de
introspección de una persona incapaz de mirar en derredor y ver el erial en
que con su ayuda, se ha transformado nuestra patria y lo que es más
importante, la turbidez de su mirada que exculpando se inculpa. ¡Un
verdadero cáncer aposentado en la economía nacional! Eso es lo que ha
sido... Pero el pobre hombre de marras no aprendió nada y al intentar
quitarse la careta solo alcanzó a dejar ver otra más triste, confundida y
pestilente. Con más pena que gloria se retira botado, cuando el mismo pito
que aquél tocó, ahora le es tocado a él... Los otros, que vayan tomando
consejo y liando sus bártulos...

domingo, 15 de junio de 2014

Venezuela es una distopía o si se quiere, ha devenido en una antiutopía, suerte de sociedad ficticia indeseable y contrahecha en sí misma que se ha hecho realidad

Elogio de 1984...

Sus mottos son: la guerra es paz; la verdadera libertad reside en la esclavitud...

RAFAEL MUCI-MENDOZA |  EL UNIVERSAL
domingo 15 de junio de 2014  12:00 AM
Venezuela es una distopía o si se quiere, ha devenido en una antiutopía, suerte de sociedad ficticia indeseable y contrahecha en sí misma que se ha hecho realidad. La novela de ficción 1984, escrita por George Orwell guarda un impresionante paralelismo con la sociedad venezolana actual (ahora orwelliana), copia al carbón del país donde se dan actitudes humillantes y totalitarias. 

Existen 30 ministerios que podríamos reducir a cuatro: (1). El Ministerio del Amor (de Interior y Justicia) ocupado de administrar los castigos y la tortura, las aprehensiones y los apaleos, los gases y los perdigones, y así, reeducar a las masas inculcando una pasión férrea por amor eterno y su sancocho esquizoide. (2). El Ministerio de la Paz que toma asuntos que competen a la guerra y se compromete a estimular el odio, el resentimiento y el miedo entre hermanos, asegurando que la refriega entre las dos mitades antagónicas del país sea permanente, ruinosa para la patria y provechosa a sus intereses. (3). El Ministerio de la Abundancia (Economía y Finanzas) dirigida por dinosaurios: se encarga de robustecer la escasez y la agonía, empeñándose en conseguir que la gente viva siempre al filo de la subsistencia mediante un racionamiento progresivo y continuado. (4). El Ministerio de la Verdad (Educación y salud) se dedica entre otros, a manipular o destruir los documentos históricos de todo tipo alterando fechas y contenidos, destruir hospitales sin dejar cimientos, enflaquecer los periódicos y enmudecer la radio y la TV o en su defecto, llenarlas de un inservible pajonal para conseguir que la mentira o versión oficial de la historia, sea mantenida por el Estado.

Sus mottos son: la guerra es paz; la verdadera libertad reside en la esclavitud; la ignorancia es la felicidad suprema.

rafaelmuci@gmail.com

domingo, 8 de junio de 2014

Padecemos una noche polar prolongada, muy fría, de profunda quietud, tristeza y soledad, pero sabemos que nos esperan días esplendorosos cuando resplandezca el sol de medianoche en el horizonte de nuestra patria. Venezuela ocupa el deshonroso primer lugar de la nación más miserable del mundo

Elogio del amanecer...

El sistema paralelo de salud de los cubiches es un fraude, como todo cuanto viene de la isla

RAFAEL MUCI-MENDOZA |  EL UNIVERSAL
domingo 8 de junio de 2014  12:00 AM
Padecemos una noche polar prolongada, muy fría, de profunda quietud, tristeza y soledad, pero sabemos que nos esperan días esplendorosos cuando resplandezca el sol de medianoche en el horizonte de nuestra patria. Venezuela ocupa el deshonroso primer lugar de la nación más miserable del mundo. A muchos de aquellos amigos universitarios que me criticaban por "ser monárquico" -cosa alejada de mi pensamiento y de mi acción-, hoy les veo lamiéndoles las botas a los cubanos. Sinceramente no lo puedo entender, he sido fiel a mis principios, sigo pues siendo "monárquico" como entonces, ¿pero qué pasó con ellos... ? ¿Cómo descendieron a tan bajo nivel? Cómo pueden cohonestar este estado de cosas, aceptar lo inaceptable y no dar su brazo a torcer mientras la venezolanidad se hunde. ¿Qué bazofia cruel es la que han apoyado todos estos años? Abran sus ojos y miren en derredor. El castrocomunismo es una grave enfermedad que se pregona en la facies de los capitostes del gobierno, nonecos, sietemesinos y para colmo, personalidades psicopáticas, malformados, que necesitan ser echados de lado... Los periódicos de pensamiento libre cada vez más entecos pero circulando todavía; la informalidad creciente y mil amenazas de enfermedades. 

Ya la fiebre Chikungunya llegó importada al país. Como los malandros, los "patas blancas" pululan por doquier sin control y llevan consigo un virus productor de grandes dolores articulares. Nos agarra con hospitales y centros de salud desguarnecidos, presos políticos y una gerencia de salud incompetente y quebrada como el gobierno que la alberga. El sistema paralelo de salud de los cubiches es un fraude, como todo cuanto viene de la isla de la abominación. 

Pero saldrá el sol por donde siempre sale y dejará detrás el frío... 

rafaelmuci@gmail.com