A Cora Páez de Topel Capriles

A Cora Páez de Topel Capriles
A Cora Páez de Topel Capriles, gran amiga de Aziz Muci-Mendoza, él le recordaba al compositor de mediana edad Gustav von Aschenbach, protagonista de la película franco-italiana "Muerte en Venecia" (título original: Morte a Venezia) realizada en 1971 y dirigida por Luchino Visconti. Adaptación de la novela corta del mismo nombre del escritor alemán Thomas Mann.Se trata de una disquisición estético-filosófica sobre la pérdida de la juventud y la vida, encarnadas en el personaje de Tadzio, y el final de una era representada en la figura del protagonista.

jueves, 9 de octubre de 2014

O nos unimos y hacemos la fuerza o perecemos definitivamente...

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Elogio de la fuerza...

Rafael Muci-Mendoza



...las células protectoras -la moral, las luces- han sido aniquiladas por un
régimen malediciente y maleficiente que lo ha maleado todo...

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He percibido la indetenible fuerza del río en varias ocasiones para
recordar; una de ellas cuando esquiando en el río Orinoco -¡sí, esquiando
yo!-, perdí el equilibrio y salí despedido dando tumbos por sobre aquél
espejo de plata... Por su puesto, tenía un salvavidas ajustado a mi cuerpo.
Cuando me recuperé, miré hacia los lados y no alcancé a ver la lancha
¨voladora¨ que había venido arrastrándome. A decir verdad, no sentí angustia
ni preocupación; en aquella quietud la masa acuosa del río me envolvía,
sentía que me presionaba y me llevaba, sin estridencias, con terrible ímpetu
y velocidad río abajo. Vi a lo lejos un punto que luego se hizo presencia:
eran mis amigos y la lancha que venía en mi rescate. Me lanzaron un
salvavidas y asunto concluido. En esos mismos días atravesamos el río
Cinaruco al sur del Estado Apure en una chalana -embarcación pequeña de
fondo plano-: El chalanero no se encontraba en su puesto: Había que
resolver. Un grueso mecate extendido entre las dos orillas del río, dos
rústicos, tres jóvenes alumnos y yo treintón. Había que tirar a mano de otro
mecate para desplazar aquél pesado armatoste. Cuando entramos en el centro
del río, la chalana fue empujada por la corriente y el mecate se tensó
peligrosamente en dirección de la corriente. Con gran trabajo y esfuerzo
llegamos a la otra orilla. La operación fue repetida en dos ocasiones.
Viajar con mis alumnos por tierra a la nación yanomama desde Caracas, fue
una imprudencia para un médico de hospital que ya tenía una mujer, tres
pequeños hijos, una familia, pero como inolvidable experiencia mucho me
enseñó y mucho me dejó para contar...

Venezuela tiene un cáncer, un avanzado cáncer; una proliferación excesiva y
anormal de células descarriadas -personas de mal vivir- que ha roto la
armonía entre las gentes trastocando la homeostasis o balance natural que
necesitamos para funcionar como sociedad. La célula o persona normal fallece
toda vez que cumple su función. La célula cancerosa ¨no le obedece al freno
ni lo paran falsas riendas¨ y nace para no morir, nace para matar. Es el
Thanatos, es el Yang del taoismo. Tenemos un sistema de vigilancia interna o
defensa natural que vigila nuestro cuerpo. Cuando fracasa, se descuida y se
hace ineficiente, sobrevine la anomia: desaparecen leyes y normas y las
células cancerosas forman bulto, un tumor cada vez más grande. Eso es lo que
ha pasado en nuestro país, ni el Eros ni el Yin han podido ofrecer
resistencia pues están debilitados y las células protectoras -la moral, las
luces- han sido aniquiladas por un régimen malediciente y maleficiente que
lo ha maleado todo.

La férrea unión de todos aquellos ciudadanos que pensamos que Venezuela debe
tener un mejor destino tiene que ser como la fuerza del río... tiene que ser
como la fuerza del amor, envolvente, determinada, inapelable, terca y sin
retornos, decidida, dirigida a un fin común: la salida al mar de la
libertad, porque no hay sino una sola causa por la cual luchar y sin la
cual, todo sería vano: Venezuela; tanto así como el amor: quien ama sufre y
quiere la libertad del otro.

En una carta de Albert Einstein (1879-1955) a su hija Lieserl, puede leerse;
¨Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia
no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y
gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno
que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta
fuerza universal es el Amor. Cuando los científicos buscaban una teoría
unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas.
El Amor es Luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El Amor es
gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El
Amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la
humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por
amor se vive y se muere. El Amor es Dios, y Dios es Amor. Esta fuerza lo
explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que
hemos obviado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo,
ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a
manejar a su antojo. Para dar visibilidad al amor, he hecho una simple
sustitución en mi ecuación más célebre. Si en lugar de E= mc2 aceptamos que
la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor
multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a  la
conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no
tiene límites¨.

Si todos los que nos oponemos a ver nuestra nación hecha harapos; si todos,
sin egoísmos ni bastardos intereses hiciéramos un solo brazo, una sola
voluntad, nadie podría controlar la envolvente fuerza del majestuoso río que
seríamos y volveríamos a iniciar un periplo hacia la libertad y el
crecimiento, eliminando las células malignas mediante el fortalecimiento de
nuestro aparato de defensa que no es otro que el amor y la convivencia...

Addendum

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Recientemente se ha asegurado que todos -es sólo cuestión de tiempo- seremos
víctimas de la saña del virus chikungunya -ese nombre que no sabe pronunciar
la ministra de salud, tan limítrofe-. Ya, desde diciembre del 2013, las
islas del Caribe reportaron los primeros enfermos por esa infección viral.
Posteriormente, en febrero de 2014, la Organización Panamericana de la Salud
emitió una alerta de vigilancia tras el salto del virus, desde las islas
caribeñas, al continente americano. Nuestros epidemiólogos lo advirtieron,
pregonaron su asalto y los mamelucos de la misión médica cubana -la que rige
la salud de los venezolanos- hicieron oídos sordos: más bien, creo que
ignoran saber qué hacer. Ahora después de todos estos meses es cuando en
Gaceta Oficial proclaman que es una enfermedad de denuncio obligatorio. Por
desgracia y por gracia de la opacidad imprimida por el régimen, nadie le
cree al ministerio y no sabemos exactamente cuántos casos han ocurrido, pero
ellos sí conocen cuántos criaderos del ¨patas blanca¨ han destruido: cuántos
floreros, cuántos cauchos abandonados, cuántos recipientes de agua... ¡Qué
estupidez! La pobreza de nuestro sistema de salud, incapaz de satisfacer las
demandas de servicio del día a día, sin hospitales, dispensarios, medicinas
ni disposición para el trabajo, mucho menos será capaz de atender una
epidemia negada. Además, el virus de marras se ha aliado con el dengue, sus
cuatro serotipos circulantes y el mameluco mayor que nos dice a los médicos
que no podemos hablar, para hacernos a los venezolanos la vida de cuadritos.
Y para colmo se nos dice que el aguacerito continuará por 6 meses más y, que
entre 10 y 20 millones de venezolanos se infectarán. Mientras tanto, los
mamelucos, sacándose los mocos y mirándose la punta del dedo.

O nos unimos y hacemos la fuerza o perecemos definitivamente...



rafaelmuci@gmail.comrafael@muci.com



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Recomendaciones para superar la enfermedad del Chikungunya

Sólo algunos analgésicos están recomendados para aliviar los dolores

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Es imprescindible evitar que los zancudos piquen a los enfermos FELIPE AMILIBIA/ARCHIVO
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GIULIANA CHIAPPE |  EL UNIVERSAL
martes 30 de septiembre de 2014  07:05 AM
La chikungunya es una enfermedad de larga duración. Este virus, a diferencia del dengue, parece renegar del olvido y se encarga de recordar su presencia con dolores articulares que, a veces, persisten por meses.

Así que enfrentar el virus del chikungunya requiere de varias etapas. La primera, la inicial, es la de la fiebre, el malestar y los primeros dolores. Luego viene la semiaguda que son los dolores remanentes y, posteriormente, la crónica, que sólo afecta a algunos pacientes, a quienes los dolores les duran más de tres meses y llegan a afectar su rutina diaria. 

Después de la picada del zancudo transmisor, los síntomas demoran entre ocho y doce días en aparecer, según reporta la médico Rosa Emilia Fadlallah (@drafadlallah). Y, según explica el médico Manuel Lorenzo Fernández, el paciente se transforma en fuente de contagio mientras dura la fiebre. Es importante, entonces, evitar picadas de zancudos durante ese tiempo, utilizando mosquiteros y repelentes cutáneos.

El dengue y el chikungunya se diferencian, explica la doctora Fadlallah, en que el chikungunya produce fiebre más alta, llegando a 40 grados, y por los dolores en articulaciones y músculos. Este malestar se produce porque el virus inflama las articulaciones, llegando a limitar los movimientos. 

En la primera fase los síntomas son fiebre alta, dolores muy fuertes en piernas, brazos y espaldas y, en la mitad de los casos, erupciones y sarpullido en la piel. 

En Venezuela, para aliviar la fiebre y los dolores del chikungunya, se suele recetar acetaminofén. Sin embargo, algunos médicos venezolanos, al igual que hacen en otros países, también sugieren el uso de otro analgésico, paracetamol. Es importante consultar al médico sobre el fármaco más adecuado, las alternativas -en caso que no haya en el mercado- y la dosis recomendada. "Algunos medicamentos pueden resultar contraproducentes, como los derivados de ácido acetilsalicílico y del metamizol. No hay que automedicarse", alerta Manuel Fernández. 

Por su parte, Rosa Fadfallah expresa que "la enfermedad carece de tratamiento específico, pero para controlar los síntomas se deben medicar antipiréticos, tipo acetaminofén, contra la fiebre, y analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos para reducir el dolor y la tumefacción", expresa Fadfallah. 

Ambos médicos coinciden en que el paciente debe mantenerse bien hidratando, bebiendo gran cantidad de líquidos. 

Esos dolores persistentes

Algunos pacientes superan la enfermedad en menos de dos semanas. A otros, los dolores artríticos les duran unas cuantas semanas. Y unos pocos los padecen por más de tres meses.

Los ejercicios de alto impacto están contraindicados mientras se padezcan los dolores artríticos pues pueden empeorar la inflamación de las articulaciones. Sin embargo, ejercicios suaves, como la natación o la bicicleta estacionaria, sí están permitidos.

Cuando los dolores son persistentes, lo ideal es consultar a un reumatólogo, quien puede recomendar fármacos antiartríticos para aliviarlos y evitar complicaciones. 

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