Hubo un tiempo en el que América Latina miraba con envidia a Caracas.
Muchos soñaban con tener el rascacielos más alto, símbolo de estatus y modernidad. Con contar con un metro no sólo funcional, sino artístico, estético. Con esas autopistas y distribuidores que vertebraban ciudades ya cargadas de autos. Pero sólo era realidad en Caracas, que este martes cumple 450 años.
Entre los años 60 y 70 y gracias al auge de la industria petrolera, Caracas se convirtió posiblemente en la ciudad más moderna de América Latina gracias a audaces visiones arquitectónicas e infraestructuras.
"El boom petrolero imprimió gran velocidad al proceso de modernización urbana en Venezuela", explica a BBC Mundo Ana María Carrano, gerente ejecutiva del IAM (Institutional Assets and Monuments of Venezuela), que busca preservar y destacar la riqueza patrimonial del país.
"En Caracas, por una parte, se hicieron monumentos nacionalistas (...) y otras obras muy arriesgadas e innovadoras que inscribieron a Caracas en la modernidad y la hicieron protagonista de progreso urbano", añade.
El teatro Teresa Carreño llegó a ser el mejor de América Latina cuando fue inaugurado en 1983.
Pero ahora, la capital de Venezuela está lejos de ser la moderna urbe que fue en algún momento del siglo XX.
Desde aquellos años, los expertos consultados por BBC Mundo apenas recuerdan otras obras relevantes más allá del nuevo Mausoleo al Libertador, cuyo proceso de licitación y sobrecosto fueron polémicos.
Con motivo del aniversario número 450 de Caracas, BBC Mundo hace una selección de seis proyectos que cambiaron y modernizaron Caracas y que hoy en día, pese a las crisis y la falta de recursos para mantenerlos, siguen siendo referentes arquitectónicos, aunque hayan perdido parte de su esplendor.
1. Torres del Centro Simón Bolívar o Torres del Silencio
Las torres de 32 pisos fueron los primeros rascacielos de Caracas a mitad de los años 50.
En este complejo en el centro de Caracas destacan dos torres gemelas de 32 pisos que superan los 100 metros de altura. Fueron a mitad de los años 50 los primeros rascacielos de la ciudad y sirvieron para marcar la transición de un país rural a uno urbano y moderno, industrial y petrolero.
"Cambiaron Caracas. Sus 32 pisos de altura le otorgaron el mérito de ser el primer rascacielos de Caracas y hasta ese momento el único del país construido en acero", afirma el arquitecto Ricardo Castillo, que a través de una cuenta en Instagram, entre otras cosas, se esfuerza por destacar la riqueza arquitectónica de todo el país.
Las torres del Centro Simón Bolívar son conocidas como torres del Silencio por estar cerca de la zona de El Silencio. En 1955 se terminó su construcción.
En 1954 las torres supusieron un hito arquitectónico para la ciudad.
Las torres del Centro Simón Bolívar rompieron con el perfil aldeano y empezaron a dejar atrás un pasado colonial apenas perceptible ya en Caracas.
Los edificios hoy muestran el deterioro visible en otros hitos de la ciudad, pero el Centro Simón Bolívar y la plaza Caracas que contiene siguen siendo un foco de la vida política y administrativa.
Las torres fueron y aún son el marco de las grandes marchas del chavismo en la amplia Avenida Bolívar.
Una estatua de Simón Bolívar de civil sirve de bienvenida al Centro desde el este de Caracas.
2. El Helicoide
Al Centro Simón Bolívar le siguió a fines de los años 50 el Helicoide, quizás el mayor exponente de la utopía de Caracas y Venezuela por lo que suponía el proyecto, por el hecho de que nunca pudo ser completado y porque ahora esa astucia arquitectónica inacabada es la sede del Sebin, el Servicio Bolivariano de Inteligencia, en cuya cárcel muchos presos denuncian torturas.
El helicoide iba a ser un gran centro comercial por el que los visitantes se moverían en auto por sus rampas.
Su construcción empezó a comienzos de los años 60. La idea era un edificio que sería el primer gran centro comercial de Caracas al que se accedería y por el que se transitaría en vehículo a través de las rampas que se prolongan por 4 kilómetros. Iba a tener un hotel, un teatro…
"Era una ciudad dentro de la ciudad. Un proyecto faraónico", afirma el arquitecto Ricardo Castillo.
El Helicoide fue un proyecto abandonado y ahora es al sede del Servicio de Inteligencia.
El Helicoide, a la derecha, se confunde con las viviendas informales que han surgido junto a él.
"Es ésta una de las creaciones más exquisitas brotadas de la mente de un arquitecto", comentó el poeta chileno Pablo Neruda cuando visitó El Helicoide en el año 1959.
Lo más significativo era su forma en doble espiral sobre una colina y coronado por una cúpula. Una obra de vanguardia que, sin embargo, fue paralizada por los problemas financieros.
Nunca se completó y el peculiar edificio fue difuminándose por las viviendas informales que junto a él se fueron levantando en el cerro contiguo, reflejo de la explosión demográfica de la ciudad y las carencias habitacionales.
3. Parque Central
Hasta 2003 las torres de Parque Central fueron las más altas de América Latina.
De nuevo la utopía de la ciudad perfecta en un país próspero que en los años 70 recibe el nombre de "Venezuela saudita" y que es el más moderno de América Latina gracias al petróleo.
En 1969 comienza la excavación de un complejo de diez torres (ocho de viviendas y dos de oficinas) que se concluye en 1983 y se convierte en "emblema de la ciudad", dice a BBC Mundo Enrique Fernández-Shaw, arquitecto e hijo de Daniel Fernández-Shaw, uno de los hacedores del proyecto.
"Fueron los rascacielos más altos de América Latina en el país más rico de la región entonces", recuerda el arquitecto Ricardo Castillo. Con 225 metros hasta el año 2003 aún fueron los más altos de la región.
El proyecto de Parque Central estaba pensado para que fuera una miniciudad con todos los servicios dentro para no tener que salir.
Parque Central tiene ocho torres de residencias y dos de oficinas.
Era una ciudad dentro de la ciudad pensada sobre todo para profesionales y parejas jóvenes que podían vivir allí y "salir lo menos posible" porque disponían todos los servicios. El proyecto incluía convertir Parque Central en corazón cultural.
El Estado asumió el mantenimiento en lugar de que fueran los propietarios asociados. "Y pasó lo que le pasó al país. Una degradación paralela al país", lamenta Fernández-Shaw el deterioro del centro a partir de los años 80, unido al de Venezuela.
"Se fue descuidando por la falta de gobernanza y de capacidad de articulación del mantenimiento", agrega. Un de las torres se quemó en 2015 y sigue prácticamente igual a como quedó tras las llamas.
4. Teatro Teresa Carreño
El teatro Teresa Carreño fue el primer multifuncional en el momento de su inauguración.
A pocos metros de Parque Central y como complemento al complejo se eleva el teatro Teresa Carreño, que se completa en 1983 y desde su construcción se convierte en uno de los más importantes de América Latina.
El Teresa Carreño fue el primer teatro multifuncional en el momento de su inauguración y eso atrajo a grandes artistas, como Luciano Pavarotti, Pinchas Zuckermann y Montserrat Caballé.
"Para 1983 el teatro Teresa Carreño se convirtió en el teatro más importante de Venezuela y de América Latina, dando un importante impulso a la movida cultural caraqueña", dice Ricardo Castillo.
Es un edificio que combina la arquitectura y el arte con un gran desarrollo técnico para una acústica y un sistema de refrigeración perfectos.
La vegetación forma parte de la arquitectura como ocurría en Parque Central. De hecho el teatro fue proyectado por el mismo grupo de arquitectos.
Las esculturas características de Jesús Soto también se integran en el Teresa Carreño.
"34 años después de la inauguración, sigue siendo el más importante de Venezuela y el segundo más importante de América Latina, lo que muestra lo innovador que fue para su época y lo detenidos que estamos en la actualidad al no contar con algún complejo que lo iguale o supere", lamenta el arquitecto.
En los últimos años, el teatro se convirtió más en escenario político que artístico y la crisis del país mermó la llegada de estrellas.
"Por el control de cambio montar un espectáculo ahora es demasiado costoso y para cubrir costos hay que poner un precio de entrada demasiado alto", lamenta la periodista Mirelis Morales, experta en la ciudad con su web "Caracas en 450", que pronto tendrá versión en libro digital.
5. El Metro
El desarrollo del metro en Caracas fue motivo de orgullo para sus habitantes.
En el valle angosto donde se ubica Caracas era de prever que el desarrollo, el crecimiento de la ciudad y la masiva expansión del automóvil en los años de bonanza generaran un caos de tráfico.
Por ello entonces se pensaron autopistas y distribuidores que eran la envidia vial de la región y que hoy en día no se han visto superados dentro de la ciudad tras años de escasas obras de infraestructura.
En ese sentido el metro surgió como solución en los años 80. Pero no se limitó a ser una obra funcional. "Tiene buenos acabados, era lujoso y cuenta con obras de arte", dice el arquitecto Castillo.
Además de la funcionalidad, el arte se integró en las instalaciones del metro.
El arte se puede encontrar tanto dentro como fuera e las estaciones.
"Era el más moderno, el mejor de América Latina", asegura Castillo sobre las tres líneas que ya había en los 80. La primera se inauguró en 1983.
Se respiraba tanta modernidad, limpieza y civismo que se transmitía a los propios usuarios.
Pero hoy en día ha perdido ese aura. El precio del boleto es insignificante, casi gratis, por el subsidio del gobierno. Y eso se traduce en escaso mantenimiento y en numerosas fallas en trenes y tendido eléctrico. Además, muchos caraqueños denuncian que se ha convertido en un lugar peligroso.
Inicio de la construcción de los túneles del metro en 1977. En pocos años Caracas ya disponía de tres líneas.
En el metro se respiraba civismo y modernidad, pero ahora el servicio es ineficiente y puede ser un lugar peligroso, según denuncian muchos caraqueños.
6. La Ciudad Universitaria
"Es el gran símbolo de la modernidad del país y fue declarado en el año 2000 patrimonio mundial de la humanidad por la UNESCO", recuerda Ana María Carrano, de IAM Venezuela. En el país sólo hay dos sitios construidos declarados como patrimonio de la humanidad. Los son patrimonio natural o viviente.
Los murales y las obras de arte salpican el cemento arquitectónico.
Además de la Ciudad Universitaria, campus de la Universidad Central de Venezuela, el otro lugar es la ciudad colonial de Coro, en el noroeste del país.
La Ciudad Universitaria es la obra más relevante del arquitecto venezolano Carlos Raúl Villanueva. Construida entre 1940 y 1960 es un ejemplo excepcional del movimiento moderno de arquitectura.
En ella se agrupan múltiples edificios y funciones organizados en un conjunto interrelacionado conectado por corredores cubiertos y enriquecido mediante la integración del arte a la arquitectura en lo que se denominó como la "Síntesis de las Artes Mayores".
El maestro Villanueva jugó en los pasillos cubiertos con las condiciones climáticas de luz, viento y lluvia propias de Caracas.
Las "Nubes de Calder" son quizás la obra más importante dentro de Ciudad Universitaria.
Sobresale el Aula Magna con los 31 platillos del escultor estadounidense Alexander Calder conocidos como las "Nubes de Calder" y que tienen una función acústica.
Como las obras anteriores, la falta de presupuesto incide en la falta de mantenimiento y el deterioro de murales y edificios.
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