Hernán Jabes
Piedra, papel o tijera
Por HUMBERTO SÁNCHEZ AMAYA @HUMBERTOSANCHEZ
23 DE JUNIO DE 2017 02:00 AM
Una de las mejores películas venezolanas estrenadas en años
recientes se llama Piedra, papel o tijera, dirigida por Hernán
Jabes. Es un largometraje que aunque fue elegido como el filme para participar
en el proceso de selección previo a las cinco nominadas al Oscar como Mejor
Película Extranjera, no tuvo la justa repercusión que debía tanto en el público
como en los festivales.
No es la primera vez que una gran obra queda en las
antípodas del éxito comercial, aunque su importancia vaya mucho más allá del
número de espectadores o galardones obtenidos.
Afortunadamente, hace dos semanas el realizador del filme
subió a su canal de Youtube la película, que desde hace un
tiempo podía encontrarse pirateada en la calle. Pero esta vez, el cineasta la
pone a la disposición de un click y con la calidad que
corresponde.
Piedra, papel o tijera es una historia de
putrefacción. El cineasta y guionista muestra a unos personajes que sin ser
abyectos no escapan a las consecuencias y por momentos forman parte de una
sociedad carcomida por la falta de principios, con valores cada vez más
difusos, todo ello reflejado con la metáfora de la cadena alimenticia, en un
ambiente en el que el más fuerte –en este caso el más corrupto– siempre
sobrevivirá y se impondrá al más débil, que en la película es el más inocente.
La película cuenta la historia de un matrimonio en dudas. A
pesar del éxito profesional, cada vez es más alto el muro que a ambos los
separa. La incomunicación como problema en la familia como detonante de una
tragedia que va intensificándose durante la trama.
Tienen un hijo, entusiasmado por un trabajo que tiene que
entregar en el colegio: una maqueta sobre la cadena alimenticia. Todo va bien
con el pequeño, hasta que a mitad de camino hacia la escuela se da cuenta de
que la figura que representa al león se cayó en alguna parte.
Paralelamente, un joven comete el error de guardar un
misterioso maletín a los malandros del barrio donde vive la mamá. El paquete se
pierde repentinamente y obligan al muchacho a pagar el dinero por la empresa
fracasada.
Se entrecruzan entonces las dos historias; la de la familia
y el hijo ansioso por una buena nota, y la banda criminal que planea un delito
para resarcir la pérdida del paquete extraviado.
Entonces, empieza el camino hacia lo peor. El cineasta
plantea la pregunta de quién en todo ese contexto abrumador es el animal que
devora todo a su paso en una ciudad inmunda ante la pérdida de su
institucionalidad y de sus acuerdos sociales para la convivencia.
Piedra, papel o tijera es contundente. Aunque
pareciera no dejar lugar a la esperanza con un final inesperado y demoledor,
Jabes sí le da un respiro al espectador al dejar la puerta abierta a un mejor
porvenir. Claro, no lo hace de forma ingenua. El final del largometraje deja la
posibilidad de un renacer, pero desde la oscuridad, a partir del nuevo comienzo
en un escenario que sirve de remembranza de que de la ruina podría surgir ese
nuevo comienzo. La avenida Baralt, con el puente Llaguno de fondo, como punto
de partida de unos personajes que pueden sin embargo sucumbir a lo que sus
padres no pudieron escapar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario