Matsuo Bashō (en japonés,松尾芭蕉) nacido como Matsuo Kinsaku (Ueno, 1644 - Osaka, 28 de noviembre de 1694), fue el poeta más famoso del período Edo de Japón. Durante su vida, Bashō fue reconocido por sus trabajos en el Haikai no renga (俳諧の連歌). Está considerado como uno de los cuatro grandes maestros del haiku , junto a Yosa Buson, Kobayashi Issa y Masaoka Shiki; Bashō cultivó y consolidó el haiku con un estilo sencillo y con un componente espiritual. Su poesía consiguió renombre internacional, y en Japón muchos de sus poemas se reproducen en monumentos y lugares tradicionales.
By CARMELO CHILLIDA / CCHILLIDAM@GMAIL.COM
05 DE MARZO DE 2017 12:01 AM
“Cuando comprendas / por qué mis poemas no son poemas /
¡entonces podremos hablar de poesía!”. Estos versos del japonés Ryokan,
colocados como pórtico del más reciente poemario de Rafael Cadenas, nos dan la
bienvenida y son una clave para la lectura de En torno a Basho y otros
asuntos (Editorial Pre-Textos, Madrid, 2016).
Pues el quehacer de Cadenas, a lo largo de su obra,
constituye precisamente un sostenido esfuerzo por apartarse del poema como
género literario –lo que ha llamado “el fetichismo del poema”– y expresarse,
en verso o en prosa, desde la poesía como experiencia de vida. Dicho en
palabras de R. H. Blyth: “La verdadera vida poética es la vida de todos los
días”.
Atrás quedan, como hitos en el camino, el lenguaje suntuoso
de Los cuadernos del destierro (1960), el crispado
lamento de su célebre “Derrota” (1963), la lúcida experimentación de Falsas
maniobras (1966). Desde entonces, su labor ha estado signada por el
despojamiento no solo verbal sino, principalmente, vital. Alejamiento de todo
“adorno” literario, por una parte y, por otra, decantación de lo vivido en una
escritura que nace de una conciencia interior siempre vigilante, contemplativa,
que brota del silencio y a él regresa.
De allí su interés por el pensamiento oriental, el Zen, el
Tao, y el homenaje que rinde en estas páginas a Matsuo Basho, el gran maestro
de esa muestra de concentración expresiva que es el haiku.
Después de los libros mencionados y de pasar once años sin
publicar, surgirían simultáneamente, en 1977, Intemperie y Memorial,
y luego, en 1983, esa rara joya titulada Amante, en los que ya se
percibe de lleno una nueva actitud en Cadenas: una escritura parca, incluso
seca, que va solo en pos de la palabra precisa, la que dé cuenta de lo
esencial. El deslumbramiento reservado a los ojos límpidos que miran y
constatan el misterio de la realidad. La mirada que revela el asombro ante todo
lo que existe por el solo hecho de existir.
Tras otro largo silencio, Cadenas publica en 1992 Gestiones,
en el que nos conseguimos con una escritura siempre fiel a sus principios de
exactitud pero más abierta, más fluida, en fin, más madura. La escritura del
maestro que, sin perder un ápice de rigor, parece permitirse más libertades en
sus temas y, sobre todo, en su forma.
Entretanto, Cadenas no ha dejado de labrar una prosa que ha
dado frutos en el terreno del ensayo, las anotaciones, los aforismos, que se
mantienen muy cercanos, casi inseparables de su poesía.
Pero ciñéndonos a esta, han de pasar veinte años más para
que aparezcan, publicados en España por la prestigiosa editorial Pre-Textos,
primero Sobre abierto (2012) y ahora, el libro que nos ocupa, En
torno a Basho y otros asuntos (2016). En la conjunción entre
despojamiento extremo y absoluta libertad expresiva, aquí además de madurez,
como en Gestiones, habría que hablar de una auténtica sabiduría
vital. Y no se trata de la sabiduría acumulada por el paso del tiempo: es, más
bien, lo que podría llamarse una sabiduría del instante. Una
celebración del momento irrepetible, suspendido el tiempo en un aquí y ahora
perennes.
Como ha dicho Jordi Doce, nos encontramos con “un nuevo
tono, más suelto, más relajado”, “un lenguaje de rara inmediatez y
transparencia” que no excluye “una veta de humor insospechada”.
Así, en la primera sección del libro se juega con los versos
del más famoso poema de Basho: “Un viejo estanque: / salta una rana, / ruido de
agua”. A los que Cadenas responde: “El Tao lo que hizo fue jugar / con Basho,
la rana y el agua / para facilitarle al poeta el gran hallazgo”.
En la siguiente sección, también de poemas muy breves, de
nuevo está presente esa vigilia interior que mencionamos pero acompañada por
una creciente sensación de liberación, la del que vive “dejándose ir”, sin
prestar resistencia, sin juzgarse.
La tercera y última parte, siguiendo una estructura
semejante a Sobre abierto, está constituida por poemas más
extensos, que combinan el lirismo con la reflexión filosófica y el temple
narrativo. En ella resalta la meditación sobre el lenguaje y también
encontramos una serie de homenajes, esta vez a Ajmátova, Karl Kraus, Spinoza,
Kennedy, Hölderlin, Marco Aurelio, entre otros.
Al menos tres ejes recorren estas páginas. Uno sería el de
esa constante vigilancia interior. Otro, muy presente, la vigilancia sobre el
uso del lenguaje y su perversión por quienes detentan el poder, al punto que en
un poema reclama a las palabras “que cuando los dictadores las usan / ellas no
les queman los labios”. Y finalmente, un sentimiento que cruza todo el libro:
la entrega sin reservas al fluir de la vida, la reconciliación, el hondo
agradecimiento que le hace definir su propia escritura como un “habla
agradecida”.
Es quizás esto lo que permite referirse, primero a Sobre
abierto, y ahora a En torno a Basho y otros asuntos, ya no solo
como libros de madurez sino como libros sabios –más allá o más acá de lo
literario–, libros plenos de esa sabiduría del instante que
invita a adentrarse en sus páginas con ojos de asombro, a leer y releer cada
línea, una y otra vez, con ojos de primera vez.
En torno a Basho y otros asuntos
Rafael Cadenas
Editorial Pre-Textos
Madrid, 2016
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