¡Luchen, luchen jóvenes opónganse ante el engaño, el fraude y la
manipulación, no dejen que destruyan la medicina nuestra que es la única y
que tanto nos ha costado...!
La juventud venezolana, especialmente la que se está ¨formando¨ en las
universidades chavistas son parias de un Estado Fallido tipificado por un
profundo fracaso social, político y económico; aderezado por ser productos
de un gobierno tan débil e ineficaz, que ha perdido la autoridad en el país
y especialmente en sus fronteras donde grupos fuera de la ley encuentran un
cómodo aliviadero con base a la permisividad, entrega y al poco control
sobre vastas regiones del territorio.
Este tipo de Estado destructor, insensible y manirroto es incapaz de
suministrar o proveer servicios básicos y mucho menos de calidad, exhibe con
desvergüenza altos niveles de corrupción y criminalidad, colaboración de
malandros y gentes de mal vivir, así como una marcada degradación económica.
Este estado falsario, en la pequeñez mental de sus dirigentes, se vanagloria
de tener el mayor número de universidades en Latinoamérica y una abultada
matrícula de estudiantes. ¡Oh decepción! Las universidades bolivarianas -no
la autónoma que soñó Bolívar y diseñó el doctor José María Vargas y que
funcionó en la democracia con sus yerros y limitaciones perfectibles-, son
reducto de guachimanes, marginados del intelecto, dóciles matarifes para
quienes la voz trastornada del amo es ley, profesores ideologizados y
asustadizos que no son maestros en el sentido de su amplitud, libertad
imaginativa, convicción y seguridad de su eficacia creadora, y esclavos,
jóvenes condenados, base de la pirámide, sujetos de un descomunal fraude.
Con relación a la enseñanza de la medicina, actividad excelsa porque tiene
que ver con el ser humano en situación de minusvalía y merece ser enseñada y
aprendida en situación óptima, presenciamos su degradación intencional en la
Universidad Rómulo Gallegos, asiento de criminales en el sentido de Rafaele
Garófalo (1851-1934): ¨el crimen es la ofensa hecha al sentido moral de la
humanidad¨. ¿No es el hacinamiento de la enseñanza y no su excelsitud un
crimen moral? ¿No es de estirpe fascista o excesivamente autoritaria la
masificación que sienta a los estudiantes en el suelo como animales y les
priva del contacto con el enfermo a la cabecera de su lecho, proceso
desorientador de la conciencia del profesional en ciernes, una muestra del
¨nuevo hombre del proceso¨?
¿Qué ejemplo puede generar un ¨catedrático¨ vendido al peor postor de cara a
la lucha social si se constituye en negación del ideal de la cultura, maná
que sustenta el Alma Mater libre y autónoma? ¿Quién ajustará la rosa de los
tiempos, el sextante y la brújula en días totalmente descaminados y
conducentes a caminos inciertos? El bachillerato, semillero de alevines para
los estudios universitarios, ahora reducido a dos años donde se envenenan
las mentes juveniles con las falsedades e imprecisiones de la ideología
comunista -ficción que nunca funciona-, y con la moral disminuida se les
coloca en lugares subalternos, en un foso de ignorancia del cual nunca
podrán escapar. El porvenir inmediato del país reclama la depuración de las
complacientes autoridades universitarias del régimen fraudulento y brazo
ejecutor de la condena a la excelencia, la indecencia y la tristeza
estudiantil.
¿Cómo procurar socorro para los cursantes de medicina integral comunitaria u
otras como la Escuela Latinoamericana de Medicina Salvador Allende,
¨inaugurada en 2007 por el Gigante Hugo Chávez, para la formación de médicos
y médicas con una visión humanista, preocupados por las necesidades de la
población¨, o para los jóvenes palestinos que desertaron del Programa de
Becas Yaser Arafat ¨porque no estaban recibiendo la enseñanza que necesitan
para convertirse en médicos reconocidos¨, hundidos todos en la negra cueva
de las enfermedades del desafecto...?
Tengo sin embargo fe en nuestros jóvenes, porque la sociedad se depura a
medida que avanza y no se estanca, y porque cada año que transcurre es mucho
mayor y más eficaz el influjo que la ciencia verdadera, esa que se
desarrolla inexorablemente a pesar de todas las fuerzas negativas y el
dogmatismo reductor que permea en vuestra voluntad.
¡Luchen, luchen jóvenes opónganse ante el engaño, el fraude y la
manipulación, no dejen que destruyan la medicina nuestra que es la única y
que tanto nos ha costado...!
¿Qué hacer ante este estado de cosas? La conformidad y la aceptación tácitas
nunca fueron ni pueden ser una característica de la juventud, pozo de
actitudes contestatarias... Necesitamos de profesores de medicina que
eduquen para la libertad y en libertad, con la mayor suficiencia y
dedicación, pues sin ella no habrá justicia social ni bálsamo para las
calamidades nostras; necesitamos de la ¨minoría egregia¨ que aún queda en
las plantas profesorales, que como el sabio Francisco Antonio Rísquez
(1856-1941) en su momento rector de la UCV, acompañara a los estudiantes
universitarios ante el Presidente de la República en reclamo de libertad
total.
Tenemos que comprometernos con el destino de nuestra patria, penetrado por
el comunismo internacional, ¨el nuevo imperio¨, ávido de nuestras riquezas,
que nos pisotea y quiere a nuestros estudiantes apocados y sin ánimo de
reclamar el fraude. ¿Es que la generación de relevo no podrá retomar el
imperativo e ineludible compromiso de proteger el sagrado derecho de nuestra
profesión a ser libre, de alta calidad y eficaz?
Lo más grave de la crisis en la medicina venezolana es la entrega de la
educación de nuestros jóvenes a una mafia cubana desprovista de
conocimientos y que sólo ve en ellos el interés político y no el interés del
paciente como recipiendario del mejor cuidado posible.
Invoco ahora la sombra de mis maestros, aquellos de los que bebí
directamente néctares de saber y aquellos otros, a quienes nunca conocí pero
me legaron el zumo nutricio de sus escritos, y a todos los médicos de buena
voluntad en esta negra noche de la medicina nacional...
Dijo el Hipócrates español, don Gregorio Marañón y Posadillo (1887-1960),
¨El que habla valientemente de los defectos de su Patria es el mejor
patriota, y el que extrema las censuras justas a su profesión, ése es el que
la sirve con toda plenitud¨.
Addendum 23.01.2017
Hoy leí en la prensa el calvario de compatriotas en el exterior para renovar
sus pasaportes siendo objetos de mafias que los extorsionan para obtener
dinero de sus pesares y angustias. Estas mafias existen en los consulados y
peor aún en nuestro propio país exigiéndole a los necesitados hasta $500
para renovárselo. Es poco pedir que les corten las manos porque en sus
hogares ni en sus colegios recibieron palmetazos en las manos...
Somos un expaís triste, lánguido, manejado por criminales, ignorantes y
ladrones... Ojalá vengan nuevos tiempos donde se respete la ley y el derecho
y los culpables obtengan un merecido castigo.
<mailto:rafaelmuci@gmail.com> rafaelmuci@gmail.com; rafael@muci.com
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