A Cora Páez de Topel Capriles

A Cora Páez de Topel Capriles
A Cora Páez de Topel Capriles, gran amiga de Aziz Muci-Mendoza, él le recordaba al compositor de mediana edad Gustav von Aschenbach, protagonista de la película franco-italiana "Muerte en Venecia" (título original: Morte a Venezia) realizada en 1971 y dirigida por Luchino Visconti. Adaptación de la novela corta del mismo nombre del escritor alemán Thomas Mann.Se trata de una disquisición estético-filosófica sobre la pérdida de la juventud y la vida, encarnadas en el personaje de Tadzio, y el final de una era representada en la figura del protagonista.

viernes, 29 de mayo de 2015

“La programación televisiva es un espectáculo estrictamente difusional. Sus mensajes son de fácil asimilación para cautivar y entretener a la audiencia”

El gran discurso: La programación televisiva

Gustavo Hernández Díaz, director del Instituto de Investigaciones de la Comunicación | Foto Archivo El Nacional
Gustavo Hernández Díaz, director del Instituto de Investigaciones de la Comunicación | Foto Archivo El Nacional
“La programación televisiva es un espectáculo estrictamente difusional. Sus mensajes son de fácil asimilación para cautivar y entretener a la audiencia”

La programación televisiva es un gran discurso heterogéneo de géneros (telenovelas, seriales, unitarios, publicidad, propagandas), que carece de clausura debido a que las televisoras transmiten sus programas durante veinticuatro horas continuas. Este discurso, siguiendo la teoría del lenguaje de Roman Jakobson, trata de establecer contacto con la audiencia apelando a contenidos sencillos y apoyándose en recursos emotivos y expresivos. La programación televisiva es un espectáculo estrictamente difusional. Sus mensajes son de fácil asimilación para cautivar y entretener a la audiencia. El rasgo esencial del espectáculo posmoderno de la televisión reside en el “vaciado semántico de la realidad”, que opera a favor de la banalidad y los estereotipos.
La programación televisiva se construye sobre la base de criterios explícitos, que configuran, a su vez, la política difusional de las televisoras. Destacan los siguientes:
1. Jurídico. Leyes y reglamentos en materia de comunicación emitidos por instituciones del Estado prescriben la estructura de la programación según bloques horarios: todo usuario, supervisado por padres y/o representantes y dirigido exclusivamente a la población adulta. La Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión y Medios Electrónicos de Venezuela, determina que en el horario todo usuario “solo se podrá difundir mensajes que puedan ser recibidos por todos los usuarios y usuarias, incluidos niños, niñas y adolescentes sin supervisión de sus madres, padres, representantes o responsables. Este horario está comprendido entre las siete antemeridiano y las siete postmeridiano”.  En ese horario, los canales deberían transmitir programas de corte cultural, educativo, recreativo y deportivo.

2. Económico. Gerentes y propietarios de televisoras, industria publicitaria  y los anunciantes, negocian el tipo de publicidad que se insertará en la programación, según bloques horarios. En horarios de grandes audiencias (prime time), los canales obtienen importantes dividendos por concepto de publicidad.
3. Estratégico difusional. Las televisoras diseñan estrategias de comunicación para conquistar la atención de las audiencias y para que los anunciantes inviertan en la programación. Los canales esperan que el mayor número de personas vean sus programas y que a su vez conozcan los anuncios; ya que ello reportará beneficios económicos que serán distribuidos en salario del personal, infraestructura, adquisición de programas, equipos y tecnología. 
4. Políticas públicas en comunicación. Requisito esencial es que la programación no sea gubernamental o del partido de gobierno de turno; que, además, atienda a demandas psicosociales; que sea garante de libertades, de opiniones divergentes y de diversidad cultural. En la programación pública no priva el lucro como sí ocurre con la televisión privada. No es que la rentabilidad económica no sea importante para la difusión pública, pero siempre y cuando apueste por una programación reforzada de valores humanos. Esto hasta ahora ha sido un tema álgido y difícil de entender, porque se suele creer que la programación pública es para la élite cultural, cuando debería sintonizarse con la audiencia; por lo tanto, temas y estructuras narrativas tienen que ser atractivas.
5. Mensajes oficialistas nacionales. Gobiernos y partidos políticos imponen su línea editorial y difusión de proselitismo político a los canales del Estado, desvirtuándose la doctrina de servicio público, consagrada en el ámbito internacional por la UNESCO. Dos de los segmentos que saturan la programación gubernamental venezolana son las propagandas oficialistas y las alocuciones presidenciales. El formato político ha impactado de manera negativa en la industria televisiva nacional ya que las audiencias prefieren migrar a la televisión paga o hacer otra cosa para no someterse a las interminables cadenas presidenciales que anulan la programación, la producción nacional, sus espacios ficcionales y la libertad de informar y de opinar. 
6. Discurso publicitario. Los anuncios publicitarios conforman la matriz del discurso dominante de la televisión, que se repiten periódicamente en diferentes franjas horarias. La publicidad representa el fragmento rey de las televisoras en el ámbito internacional. Sus anuncios fraccionan los programas para ofertar bienes y servicios, atendiendo a criterios exclusivamente económicos. La meta es garantizar la máxima rentabilidad y beneficio a los anunciantes, los medios y las agencias de publicidad.
7. Los programadores de televisión. Deberían ser especialistas en comunicación, defensores de la libertad de expresión y de la diversidad cultural. Un programador diseña la llamada parrilla de la programación televisiva siguiendo un conjunto de criterios como el marco jurídico en materia de comunicación, pautas horarias, políticas comunicacionales (públicas, privadas y gubernamentales), mediciones de las audiencias que ofrecen una idea general de los niveles de aceptación o de rechazo de un programa.
En síntesis, la programación televisiva es un gran discurso heterogéneo de programas, cuyo ritmo, frecuencia y control de continuidad depende de los géneros televisivos, de los mensajes publicitarios, propagandas y promocionales así como de los criterios extradiscursivos de orden jurídico, económico, político, cultural y estratégico.  

En 1987 recibió el Premio Nobel de Literatura. Joseph Brodsky (1940-1996) fue poeta y ensayista. “Del dolor y la razón” (Ediciones Siruela, 2015) reúne algunos de sus más notables ensayos, entre ellos los que dedicara a Robert Frost, Thomas Hardy, Rainer Maria Rilke y a la figura del escritor exiliado

Joseph Brodsky: el espíritu de la autonomía

Joseph Brodsky | Foto: Bengt Jangfeldt
Joseph Brodsky | Foto: Bengt Jangfeldt
En 1987 recibió el Premio Nobel de Literatura. Joseph Brodsky (1940-1996) fue poeta y ensayista. “Del dolor y la razón” (Ediciones Siruela, 2015) reúne algunos de sus más notables ensayos, entre ellos los que dedicara a Robert Frost, Thomas Hardy, Rainer Maria Rilke y a la figura del escritor exiliado

A medida que leí los 21 ensayos reunidos en Del dolor y la razón, me he cargado de notas y deslumbramientos: unos los he consignado en los márgenes del propio volumen, otros los llevo conmigo. Ahora mismo estoy bajo ese jubiloso cansancio que produce leer a un pensador de indoblegable faena.
También Joseph Brodsky, como Elías Canetti y George Steiner (todos judíos) desborda el trazado inicial de sus ensayos. Por encima de la audacia, de la facultad de deslindar entre lo que parece semejante o del genio para crear magnetismos entre fenómenos de muy distinta apariencia, en los tres hay un poderío del espíritu, un impulso medular, una necesidad interior de ir más lejos. Hasta las cuestiones más inmediatas e incidentales del devenir humano se constituyen en cada uno, en pensamientos de gran horizonte.
En Elías Canetti subyace un desafío a la capacidad del pensar. Masa y poder, así como sus Apuntes, son la respuesta a la pregunta de cuánto puede (pensar) un hombre. Cada anotación suya tiene algo de ocupación territorial: un atreverse por lo que todavía está por verificarse. Ante cada barrera que obstaculice el conocimiento de lo humano, Canetti anota, propone. No se da por vencido. Toda su obra testifica la lucha por comprender.
En George Steiner, en cambio, late una inquietante visión: la mente como facultad ilimitada. El hombre que se ha interrogado por el ajedrez, la música y las matemáticas, es el mismo que ha pensado en la palabra de los dioses, en Kafka, Celan y Dostoievski. Mientras Canetti se ha confrontado con los avatares de la conducta humana (como si la suya fuese una vasta revisión de lo sensible), Steiner ha leído la civilización con un ojo puesto en el libro y otro en el cielo.
Y aquí vuelvo a Joseph Brodsky: la suya no es la auto-exigencia de Canetti, ni la palabra tendida a la vastedad de Steiner: su fuerza es la impaciencia, el ímpetu del artista consagrado a su autonomía. Joseph Brodsky (1940-1996) es un anti-héroe de nuestro tiempo: un pensador que, al tiempo que invoca su anhelo de libertad, reconoce el dolor, la fragilidad de quien aspira a ser libre. Su vocación de autonomía, de pensar por sí mismo, alcanza este punto: el escritor autónomo es insalvable. O escoge los padecimientos que derivan de evitar el poder o pierde su autonomía, su facultad de auto-gobierno. “El verdadero peligro para un escritor no es tanto la posibilidad (y a veces la certeza) de sufrir persecución por parte del poder, sino la posibilidad de verse hipnotizado por el rostro del poder, que, monstruoso o maquillado, es siempre temporal”.
Brodsky escribe ensayos para indagar en las posibilidades humanas de la autonomía, y es allí donde se produce su vindicación de la poesía. En la poesía está el recurso para evitar que la política doblegue al sujeto sensible. Brodsky sostiene: en tanto que podamos romper con las dependencias que nos amarran, en esa medida podremos pensarnos y reconocer el mundo en el que vivimos. La autonomía es, como era la filosofía para los filósofos de la Antigüedad, un modo de pensar y actuar, pero también de aceptar la inconsistencia misma de vivir: “Uno puede estar del todo convencido de que el poder se equivoca, pero pocas veces uno está convencido de su propia virtud”.

Nada ha quedado del todo atrás
No se victimiza, pero cuando rememora su infancia en “Botín de guerra”, un ensayo con modales de crónica, más que registrar la precariedad de la existencia comunista, Brodsky narra cómo fue interesándose por todo aquello que no había en la Rusia comunista: libertades elementales, acceso a bienes básicos, cine que no fuese recurrente falsedad, jazz de Norteamérica (“en el mundo occidental, en la civilización, reconocíamos algo propio”). El hombre que fue confinado en un campo de trabajos forzados acusado de “parasitismo social”, que se revolvió ante el carácter denigrante que tenía la propaganda del régimen, y que en 1977 se radicó en Estados Unidos y obtuvo la nacionalidad norteamericana, no puede eludir una visión, pensar desde un punto de vista: el de los proscritos, los exilados, las víctimas de los totalitarismos, los nómadas, los que ya no están. Su visión está marcada, como la de Elías Canetti, por la atrocidad del siglo XX. Cada uno de sus ensayos es un acto de resistencia, incluso en aquellos en los que se inclina como un devoto a la observación profunda de un poema. Cuando en 1988 dicta una conferencia ante un grupo de jóvenes de la Universidad de Michigan, les aconseja no nombrar a los verdugos: nombrar al perseguidor es una manera de mantenerlo vivo.
La poesía, la literatura, son potentes antídotos contra lo que oprime. Es el poeta quien cumple con la causa de vivificar y expandir los territorios de cada lengua. El poema es la expresión completa del funcionamiento de la inteligencia humana. En la literatura el hombre siempre encuentra opciones. Ella tiene una fuerza capaz de limitar el avance destructivo de la política. Hay en ella una sutileza que escapa a la intención del poder de ocuparlo todo. “Como no nos queda mucho en que poder confiar, y casi todo parece condenado al fracaso, debe insistirse en que la literatura constituye el único seguro moral posible para una sociedad”. No hay mejor lugar que la literatura para denunciar a los intelectuales que se entreguen a la promesa de una sociedad ideal. En la fragilidad del poema hay un secreto que escapa, a un mismo tiempo, del opresor y del iluso. Su deslumbrante texto “Perfil de Clío” es un sofisticado desmontaje de todo determinismo histórico (“cuanto más historia sabe uno, menos tendencia tiene a actuar eficazmente en el presente”). El presente siempre resulta sorpresivo. Ningún totalitarismo se conduce de modo previsible (“Sabemos que toda bala viene volando desde el futuro, y que este, para llegar, tiene que borrar cualquier obstáculo presente”).

El lector de poesía
Osip Mandelstan y Robert Frost, Anna Ajmátova y Wystan Auden, Marina Tsvietaieva y Stephen Spender: Brodsky se reconocía como deudor de dos culturas. Las corrientes culturales de Rusia y Estados Unidos se entrecruzaban en él y se estimulaban mutuamente. Brodsky fue un lector sediento, azuzado por su convicción de que moriría temprano (como en efecto ocurrió). Su pasión por los antiguos (“Cuanto más accesibles son sus ruinas y cuanto más las contemplamos, más nos niega la entrada”), su erudición amable, no lo alejó ni de las realidades de nuestro tiempo ni de la poesía, a la volvía de forma recurrente y minuciosa.
“Del dolor y la razón” habla del sujeto poliédrico que fue Brodsky: su ensayo sobre el espía Kim Philby convive con el recuento de un viaje a Brasil, con un argumentado homenaje a Marco Aurelio (cuenta que, aunque al Emperador-filósofo no le gustaban los ‘circenses’, él fue quien ordenó el uso de la red de seguridad para evitar la muerte de los acróbatas) y con una curiosa pieza titulada “Elogio del aburrimiento”.
La lectura de los ensayos dedicados a la poesía son reveladores: muestran al pez, los sentidos desplegados, nadando en sus aguas. No podría llamarlas aproximaciones: son inmersiones, revisiones a fondo, verso a verso, palabra a palabra. Los dedicados a Robert Frost (“la repetición de una determinada palabra libera la melodía, la hace más audible”), Thomas Hardy (“la técnica del montaje se debe a la poesía y no a Eisenstein”) o Rainer Maria Rilke (“coloca una lupa ante su causa y queda cegado por ella”), son comparables a los que dedica a Cavafis, Mandelstam, Auden, Walcott, Montale, Ajmátova y Tsvietáieva en “Menos que uno” (Ediciones Siruela, 2006): amorosa indagación que, más allá de lo temático, se adentra en la carpintería, en los secretos de la palabra poética, a la que tenía como el más alto privilegio de la condición creadora.
Cuando Brodsky murió, el corazón roto tras un infarto, Susan Sontag escribió un texto de extrema lucidez y contención. Allí recuerda: “La poesía, decía Brodsky, es pensamiento acelerado. Era su mejor argumento, y adujo muchos, en defensa de la superioridad de la poesía frente a la prosa, pues tenía a la rima por esencial en este proceso”. Pero este privilegio que le atribuyó a la poesía no excluía ni a la literatura ni a la experiencia estética, que él creía individual e intransferible. Ante el micrófono durante la ceremonia en la que recibió el Premio Nobel, advirtió: “Es precisamente en este sentido práctico –más que platónico– como cabe entender la afirmación de Dostoievski de que la belleza salvará el mundo, o la creencia de Matthew Arnold de que la poesía nos salvará. Probablemente sea ya tarde para el mundo, pero siempre queda una oportunidad para el individuo”.

Del dolor y la razón
Joseph Brodsky
Ediciones Siruela.
España, 2015. 

martes, 26 de mayo de 2015

Quienes lo conocieron lo describen como sencillo y tímido. Murió “dando la comunión en manga e`camisa”, dice Rubén Blades en su canción “El padre Antonio y su monaguillo Andrés”. Otros aseguran que fue partidario de la revolución armada, un guerrillero marxista en sotana, durante la época más oscura de El Salvador. Pero lo cierto es que monseñor Óscar Arnulfo Romero ponía el acento en la libertad, la justicia y los derechos humanos en sus sermones, y desataba tempestades

El Padre Antonio y Su Monaguillo Andres x Ruben Blades ...

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Monseñor Óscar Arnulfo Romero, un insurgente beato para América Latina

Hoy realizarán la ceremonia de beatificación en El Salvador | Foto AFP
Hoy realizarán la ceremonia de beatificación en El Salvador | Foto AFP
Su discurso incisivo y su crítica a la represión se convirtieron en un símbolo de justicia, pero también bandera de izquierda y de derecha, por lo que su legado aún sigue generando polémica 

Quienes lo conocieron lo describen como sencillo y tímido. Murió “dando la comunión en manga e`camisa”, dice Rubén Blades en su canción “El padre Antonio y su monaguillo Andrés”. Otros aseguran que fue partidario de la revolución armada, un guerrillero marxista en sotana, durante la época más oscura de El Salvador. Pero lo cierto es que monseñor Óscar Arnulfo Romero ponía el acento en la libertad, la justicia y los derechos humanos en sus sermones, y desataba tempestades.
Las organizaciones político-militares de El Salvador le pusieron el ojo por la fuerza de sus palabras para defender a los pobres de la represión. Para muchos teólogos, allí radica la importancia de su beatificación, que después de ser solicitada hace 25 años por el arzobispo Arturo Rivera, hoy será una realidad.
La voz de Romero se fue expandiendo por todo el país en los años setenta a medida que crecía la violencia y la represión en los gobiernos de Arturo Armando Molina (1972-1977) y Carlos Humberto Romero (1977-1979). Sus polémicos discursos cayeron pronto en los sectores poderosos del país y en los nacientes grupos revolucionarios, a quienes no convenía que un cura aprovechara la congregación de miles de feligreses en sus homilías para decir lo que nadie se atrevía. La Iglesia comenzó a ser perseguida y la integridad física del padre amenazada en las editoriales más importantes del país.

Sus denuncias contra las autoridades crecieron luego del suceso de “Las Tres Calles” en junio de 1975, cuando un grupo de campesinos que regresaban de un acto litúrgico fue asesinado.
La dictadura de Carlos Romero acabó con las pocas garantías de los ciudadanos. Al estado de sitio y la campaña sangrienta de represión le siguieron los asesinatos del padre Rutilio Grande, del sacerdote Alfonso Navarro y su amigo Luisito Torres, del padre Octavio Ortiz y cuatro jóvenes de su congregación, y de los padres Ernesto Barrera, Rafael Palacios y Alirio Macias. Poco después fueron tras Romero.

Cesen la represión. “En nombre de Dios y de este pueblo sufrido les pido, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: cesen la represión”. Estas palabras fueron consideradas su sentencia de muerte. Frente a miles de feligreses, Romero las pronunció el domingo 23 de marzo de 1980 como parte de su última homilía.
Al día siguiente, a las 6:25 pm, el arzobispo fue asesinado por un francotirador al momento de preparar la ofrenda para recibir el Cuerpo de Jesús, durante una misa en la capilla del hospital La Divina Providencia.
Años después, la Comisión de la Verdad para El Salvador de las Naciones Unidas acusó como autor intelectual del crimen al mayor Roberto D'Aubuisson, fundador del partido derechista Arena, y señalado de dirigir también los escuadrones de la muerte.

Divisiones por su legado. Algunas organizaciones eclesiásticas como Articulación Nacional de las Comunidades Eclesiales y el Comité Nacional Monseñor Romero temen que se desfigure el legado del padre en la beatificación ahora que es una “marca oficial”, y denunciaron la organización de la ceremonia, dijo José Lazo, miembro de uno de los grupos.
“Monseñor dio la vida en defensa de los pobres, de las víctimas de violaciones de derechos humanos y ahora lo quieren convertir en un santo pasivo”, expresó Lazo,  y criticó la manera de distribuir las zonas para el acto al reservar un espacio para “pobres y campesinos”. A pesar de esto, las autoridades de El Salvador esperan que aproximadamente 300.000 feligreses lleguen a la plaza El Salvador del Mundo, donde se llevará a cabo el acto.
Alabado o repudiado, el arrojo de Romero es una yerra que recuerda la época más oscura de la historia de El Salvador y que lo convirtió en uno de los diez mártires del siglo XX, representados en las estatuas de la abadía de Westminster, y para el pueblo en san Romero de América.
Las caras de Romero- En 1942: ordenado sacerdote en Roma.
- En 1967: secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador.
- En 1970: obispo auxiliar de San Salvador por la Nunciatura Apostólica.
- En 1974: obispo de Santiago de María.
- En 1977: arzobispo de San Salvador.
- En 1978 la Universidad Georgetown le entregó un doctorado honoris causa.  Recibió el título de Siervo de Dios
- En 2015 fue reconocido como mártir “por odio a la fe” por la Iglesia Católica, al ser aprobado por el papa Francisco el decreto de martirio correspondiente y promulgado por la Congregación para las Causas de los Santos.
- En América Latina algunos se refieren a él como san Romero de América
- Fuera de la Iglesia Católica es honrado por otras denominaciones religiosas de la cristiandad, incluyendo a la Comunión anglicana que lo ha agregado a su santoral.

Las trabasEn 1994 la Iglesia engavetó la solicitud para la canonización de monseñor Oscar Romero, presentada formalmente por el padre Arturo Rivera. Tras años de insistencia, los seguidores de la labor del salvadoreño tuvieron que esperar la llegada del papa Francisco para ver realidad su petición.
En abril de 2013 Francisco desbloqueó el proceso tras superar las trabas del  Vaticano y dos años después, el 3 de febrero de 2015, el pontífice aprobó el decreto que reconocía el "martirio" de Romero in odium fidei, es decir, que fue asesinado por "odio a la fe", por lo que para su beatificación no es necesario reconocer un milagro.
Para los expertos, no es fortuito que haya sido Jorge Mario Bergoglio quien destrabara el caso del también llamado “el arzobispo de los pobres” y la “voz de los sin voz”. El doctor en Teología Rafael Luciani afirmó que Romero encarna la Iglesia que desea el papa Francisco, puesto que el mártir “fue impulsor del Concilio Vaticano II y de los documentos de la Iglesia en América Latina”. Estas ideas se traducen en una fuerte influencia en los discursos de Romero de la Teología de la Liberación, centrada en la pobreza, no tanto en la teoría pero sí en la práctica.
Romero trabajó porque “la institución eclesiástica promoviera el diálogo y no el conflicto, la solidaridad y no la absolutización o la idolatría del dinero y los bienes”, recordó.
El Vaticano había decidido no beatificar a Romero por no estar de acuerdo con estas tendencias y porque sus homilías debían pasar por un examen doctrinal, declaró a CNN Andrés Beltramo, colaborador de Vatican Insider. El experto también aseguró que la confrontación ideológica en El Salvador por la doctrina de Romero, a quien tanto la derecha como la izquierda quisieron tomar como bandera, fue parte de esta querella.

Como pastor optó por los pobres, antepuso la verdad y la profecía antes que lopolíticamente correcto, y superó la tentación clerical de vivir el poder como privilegio antes que como servicio y entrega fraterna

Romero: más allá de lo políticamente correcto

Su causa fue la defensa de la dignidad humana y su inspiración los evangelios

RAFAEL LUCIANI |  EL UNIVERSAL
sábado 23 de mayo de 2015  12:00 AM
Romero tomó posesión del Arzobispado de San Salvador el 22 de febrero de 1977 hasta que fue asesinado el 24 de marzo de 1980 durante la celebración de la eucaristía en la capilla del Hospitalito. Durante esos tres años su honradez humana se vio sumida en un proceso de conversión profunda al entrar en contacto con la realidad que vivían los pobres.

Su proceso de conversión se refleja en las homilías que compartía cada domingo por la mañana en la Catedral. Ellas eran legendarias y se podían escuchar por radio. En una primera parte explicaba las Escrituras para dar un mensaje de esperanza en medio de tanta violencia. En una segunda parte hacía un discernimiento evangélico con su aplicación a las circunstancias concretas del país. Repasaba los eventos más importantes de la semana y emitía un juicio, denunciando a los victimarios y urgiéndolos a cambiar, o acompañando a las víctimas y fortaleciéndolas en sus luchas.

Fiel al magisterio, entendió que la salvación pasaba por el reconocimiento de la dignidad humana, el desarrollo socioeconómico de cada sujeto y el respeto por la libertad. Así lo había proclamado el Concilio Vaticano II (1962-1965) en la Constitución Gaudium et Spes 1: «los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo». Él hizo suya esta opción pastoral que fue expresada por vez primera en el magisterio latinoamericano cuando los obispos reunidos en Medellín (1968) proclamaron la opción de Dios por los pobres. Por ello, él pedía «que todo lo que ha querido impulsar el Concilio Vaticano II, la reunión de Medellín y de Puebla, no sólo lo tengamos en las páginas y lo estudiemos teóricamente, sino que lo vivamos y lo traduzcamos en esta conflictiva realidad» (Homilía 23-03-1980).

Como pastor optó por los pobres, antepuso la verdad y la profecía antes que lopolíticamente correcto, y superó la tentación clerical de vivir el poder como privilegio antes que como servicio y entrega fraterna. Encontró a Jesús entre los pobres y desesperanzados, a quienes acogió como los nuevos crucificados de la historia. Desde esa entrega al pobre llamó a construir una civilización del amor, sin odio ni violencia, donde todos podamos convivir superando las ideologías y creencias que nos dividan. Su llamado sigue vigente: «no a la venganza, no a la lucha de clases, no a la violencia. Sólo uno que esté ciego no puede ver que en estas circunstancias de violencia y persecución, hemos estado con el que sufre, sea pobre o rico. No estamos, pues, por una clase social» (Homilía 08-05-1977).

Su causa fue la defensa de la dignidad humana y su inspiración los evangelios:«este es el pensamiento de mi predicación. Nada me importa tanto como la vida humana. Es algo tan serio, más que la violación de cualquier otro derecho, porque es vida de los hijos de Dios y porque esa sangre no hace sino negar el amor, despertar nuevos odios, hacer imposible la reconciliación y la paz» (16-03-1980). 

Doctor en Teología

rlteologiahoy@gmail.com

@rafluciani

Dheepan, del francés Jacques Audiard, dio hoy la gran sorpresa y se llevó la Palma de Oro de la 68° edición del Festival de Cannes.

Dheepan se llevó la Palma de Oro de Cannes

Dheepan es dirigida por el francés Jacques Audiard / EFE
Dheepan es dirigida por el francés Jacques Audiard / EFE
La película, sobre la inmigración y el amor, es dirigida por el francés Jacques Audiard 
EFE
Dheepan, del francés Jacques Audiard, dio hoy la gran sorpresa y se llevó la Palma de Oro de la 68° edición del Festival de Cannes.
La película, sobre la inmigración y el amor, es protagonizada por un exguerrillero tamil que atravesó una situación muy parecida a la del personaje que interpreta.
Una película que comienza en Sri Lanka, donde Dheepan, un guerrillero de los Tigres de Tamil necesita una mujer y una hija para poder huir. Yalini y la huérfana Illayaal se unen a él en un viaje que les llevará a ser inmigrantes ilegales en un barrio periférico de París, donde la violencia urbana sustituye a la violencia de guerra civil de su país de origen.

"No quería hacer un documental sobre la guerra en Sri Lanka ni un documental sobre una ciudad", precisó el realizador sobre una película que no da muchos detalles del contexto en el que se desarrolla la historia de esta pareja.
Jesuthasan Antonythasan, un verdadero exguerillero tamil, y Kalieaswari Srinivasan, una actriz de teatro que debuta en el cine con este filme, interpretan a esta falsa pareja, que se encuentran en un ambiente hostil y desconocido, que no hablan francés y que ni siquiera se conocen.
Es en los momentos más íntimos de la pareja donde la película cobra una fuerza que le falta en su relación con su nuevo país ya que la película evita meterse en los aspectos más dramáticos de la inmigración ni de su vida anterior.
"Soy bastante cobarde con eso. No quería hacer ninguna declaración política. Cuando descubrí ese horrible conflicto me sentí conmocionado, pero simplemente me parecía interesante hacer entrar el conflicto tamil en una ficción", señaló Audiard.

Lista de ganadores
Palma de Oro: Dheepan, de Jacques Audiard (Francia).
Gran Premio del Jurado: Saul fia (Son of Saul), de László Nemes (Hungría).
Mejor dirección: Hou Hsiao-Hsien (Taiwán) por The Assassin.
Premio del Jurado: The Lobster, de Yorgos Lanthimos (Grecia).
Mejor actor: Vincent Lindon (Francia), por La loi du marché.
Mejor actriz exaequo: Rooney Mara (Estados Unidos) por Carol y Emmanuelle Bercot (Francia) por Mon roi.
Mejor guión: Michel Franco (México) por Chronic.
Cámara de Oro a la mejor ópera prima: La tierra y la sombra, de César Augusto Acevedo (Colombia)
Palma de Oro al mejor cortometraje: Waves' 98, de Ely Dagher (Líbano).

lunes, 25 de mayo de 2015

Elogio de la vergüenza y de la cleptocracia... Rafael Muci-Mendoza

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Elogio de la vergüenza y de la cleptocracia...

Rafael Muci-Mendoza



¡Qué tonto somos, lo más que podemos perder es la propia vida...!



Las definiciones de la revolución chavocomunista están impregnadas de
vergüenza y su sinónimo ignominia; ambas implican el efecto de una acción
deshonrosa o injusta, términos de los que son sinónimos. También la
revolución podría ser definida como una afrenta pública, en el sentido de
que constituye una ofensa de un grupo que queda a la vista de una comunidad
cuya repulsa la condena unánimemente. Aunque es una sensación humana de
conocimiento o percepción de deshonor, desgracia, o condenación, a fuerza de
repetir los actos ignominiosos, el ser humano se hace invulnerable a su
significado. La acción ignominiosa está relacionada con la desvergüenza y el
deshonor de una persona o un grupo de individuos a quien las consideraciones
morales les son indiferentes y que es consecuentemente objeto del descrédito
general, el cual en nuestro caso no les importa. Se suele emplear este
término para denunciar una situación de injusticia, generalmente cuando se
trata de la obra de un solo individuo que reúne cierta autoridad sobre una
comunidad... tal fue el caso de Chávez y ahora de sus sucesores.

El miedo nos paraliza a pesar de observar en forma nítida que el gobierno se
ha quedado desnudo, que la miseria y la perversidad se han entronizado y que
los gobernantes no conciben una renuncia... Atónitos presenciamos como se
reparten el país y silencian la historia, esa que no fue hecha para halagar
vanidosos ni ocultar sus crímenes y siendo que ella debe preservarse para
que los ciudadanos beban de la experiencia y prevengan sus errores, a todo
trance y sin vergüenza alguna continúan sus tropelía... ¿Será que no
aprenderemos la lección mirando el erial en que se transformado el país  y
hacemos algo concreto para preservar lo que aún queda...? ¿Por qué aún nos
invade el miedo...? Tal vez una vieja fábula cuyo autor desconozco, pueda
encender una luz en nuestra pavura que nos haga comprender que aún somos
poderosos...

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·       Una vez, un hambriento León invitó a un Burro a cazar. Habiéndose
reunido, éste le dijo: -"Escóndete en la selva amigo Burro y rebuzna lo más
fuerte que puedas". El León observó a los lados de la selva y dijo: -"Yo me
esconderé en aquel agujero de salida. Cuando los animales estén asustados
por tu rebuzno, huirán hacia allá y los iré cazando uno tras otro". Una vez
listos, ambos pusieron en práctica lo acordado. Al pasar el rato, la treta
funcionó muy bien. Cuando el León ya tuvo muchas presas, el Burro salió de
su escondite para acercarse al León y preguntarle: -"¿Qué tal lo hice señor
León?" -"Muy buen trabajo amigo Burro." - Dijo el León, - "Ni yo mismo
hubiera tenido tanto susto de no saber que eras un simple Burro."

Moraleja. El miedo no te llega si sabes de donde viene...

Es cierto, sabemos de dónde el miedo viene y quien nos lo envía de mil
maneras, abiertamente o como mensaje subliminal. ¡Qué tonto somos, lo más
que podemos perder es la propia vida...! Mucho les llevamos de ventaja, para
comenzar su barco hace ya aguas por mil agujeros cercanos a la línea de
flotación y el timonel y sus oficiales son inexpertos y están para colmo
mojando sus pantalones y oscureciendo sus fondillos... Entre todos y con el
auxilio de muchos, de tirios y troyanos: dos enemigos o adversarios
irreconciliables que al parecer se han reconciliado, han forjado un sistema
que creían perfecto para sus raterías donde la cleptomanía es su bandera y
la cleptocracia su reino...

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¿Y qué es la cleptocracia? No más que el establecimiento y desarrollo del
poder basado en la razón que es siempre del más fuerte y en el robo de
capitales, lo que se alcanza institucionalizando la corrupción y sus
derivados como el populismo, el nepotismo, el clientelismo político, el
sistema bancario facilitador, los periódicos y la televisión sumisos al
poder, el cambio de la historia y el peculado, de forma que estas acciones
delictivas queden impunes. Ello es debido a que estando corrompidos todos
los sectores del poder, desde la justicia, pasando por funcionarios de la
ley y todo el sistema político y económico, la solidaridad automática
funciona para encubrir el despojo -vean como en la Asamblea Nacional se
soslayan latrocinios y fechorías de grueso calibre, y como la Fiscal se
abstiene de cumplir con su deber cuando se trata de investigar su
¨familia¨-. Las economías basadas en la extracción de materias primas -la
nuestra es un ejemplo-: como minerales como el oro y el coltán, el uranio y
el petróleo, pueden ser particularmente propensas a generar cleptócratas.
Las economías basadas en la extracción de materias primas (ejemplo, los
minerales como el oro y el coltan, uranio y el petróleo) pueden ser
particularmente propensas a ser cleptócratas Así, todos los mecanismos del
gobierno del estado venezolano se dedican casi enteramente a gravar los
recursos y a la población (por medio de impuestos no retribuibles mediante
obras de utilidad pública, desvíos de fondos, inclusive, robos descarados
como ese que Edmée Betancourt expresidente de ese bochorno que es el Banco
Central de Venezuela asentó: "En la interferencia del año pasado, solamente
en dañarnos la economía y llegar nuevamente, eso que vino por el mercado
negro y toda esta cosa, se pasaron entre 15 mil y 20 mil millones de
dólares", espantosa denuncia,  grito de los montes, donde no hay culpables
porque son ellos mismos; pagarán como siempre los ladrones de gallinas y los
pendejos raspa cupo. Los dirigentes del sistema, amasan grandes fortunas
personales, en especial el presidente y sus fichas más cercanas como
asambleístas, ministros, asesores personales, gobernantes asalariados de
otros países, narcotraficantes, vendedores de armas y delincuentes de toda
ralea. En la cleptocracia el dinero es lavado o se desvía a cuentas
bancarias secretas, por lo general en paraísos fiscales como Andorra, Suiza,
Islas Salomón, Barbuda, Antigua y Panamá donde el robo encubierto es
descubierto.

Pero más vale maña que fuerza, les hemos vencido, no han podido con nuestro
espíritu de libertad y en auxilio nuestro viene esta fábula, harto conocida:
¿Recuerdan ustedes las advertencias que le formulaba la hormiga -el sentido
común- a la cigarra -Maduro y Cía., sociedad de responsabilidad muy, pero
muy limitada-, con respecto a las consecuencias trágicas que le iba a
acarrear el no utilizar su tiempo más provechosamente, provisionándose para
el invierno en lugar de regalar el dinero y luego viajar a tontas y a locas
con los dineros usurpados al erario público mendigando un préstamo? En esta
versión vista a la venezolana, revienta la primavera luego de un invierno
muy inclemente y la hormiga ve venir a la cigarra de lo más campante, con
una sonrisa de Pedro El Escamoso de oreja a oreja, un envidiable color
canela en su piel y un exclusivo reloj Vacheron Constantin en su muñeca. Le
pregunta con asombro cómo es que ha podido sobrevivir a tan duro invierno
con el desplome de los precios petroleros, la deserción de muchos de sus
cercanos y todas esas zarandajas, y cómo era que no se había muerto ante
tanta carencia. La cigarra le contestó: «Cuando atisbé el arribo del
invierno me subí en mi avión Boeing Business Jet 2 de $73 millones con
destino a la República Dominicana, más precisamente a la odiada Romana,
donde siempre es verano. Entonando en la playa una melodía en mi violín con
un jaibol y dos bikinis a los lados me las ingenié para vivir desparratada
con el dinero que llevaba en mi talega. Ante esta respuesta la hormiga,
atónita, alcanzó a balbucear: "Mi querida Cigarra, ¿te puedo pedir un gran
favor?" La cigarra accedió y miren lo que se oyó: «La próxima vez que vayas
a La Romana, desvíate a España y visitas en el País Vasco, Laguardia, en
Álava, y la capilla de la Piedad de la Iglesia de San Juan, donde está
enterrado Félix María de Samaniego (1745-1801), el autor de esta fábula y
cuando estés ante su tumba, pregúntale si no estaría equivocado...».




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